Mejor calidad que cantidad
Mi hijo anda preocupado porque su padre, o sea yo, tiene pocos seguidores en una conocida red social de exaltación de la belleza. Bueno, pocos tampoco, pero menos que otros a los que sigo.
La cosa no queda allí, sino que quiere que hagamos un plan para ponernos a su altura: 5.000 seguidores.
Fabuloso, tengo un Social Media Manager en casa y no me había enterado. Luego los tendré que aplicar yo, que por algo es mi cuenta y soy Community Manager.
Para empezar, hemos estado espiando a la “competencia” para ver sus galerías, sus descripciones y las etiquetas que utilizan para ver si nos inspiraban para escalar hasta sus posiciones. De ahí ya hemos cogido algunas ideas.
A continuación, le ha tocado el turno a nuestra galería para aplicarle el algodón y dejarla bien brillante. Suerte que soy su progenitor, y porque no tenemos tiempo de empezar de 0, que si no me la hace cerrar.
En ese momento ha dejado caer una pregunta clave… ¿Papá, estás seguro que esto es lo que le gusta a la gente? Bufff, me has matado hijo, yo sé que me gustan a mí.
MEC, error error.
Está muy bien que te gusten a ti, pero eso no es relevante. Tienes que pensar en tu audiencia, en tu público. Los posts son para ellos, no para tu book, aunque un poco también.
¡Vamos a buscar en Google a ver que podemos publicar en tu cuenta! A ver hijo, siéntate que se te ha subido el cargo a la cabeza. Se trata de poner fotos propias, no cogerlas de Google, eso está mal. No se hace, es ilegal, feo, caca. No le acabo de convencer del todo, pero asiente.
Le hablo de preparar un calendario editorial de publicaciones y bosteza. Él es más de aquí te pillo, aquí te mato. Improvisar, dejar que la inspiración fluya. No comparto esa estrategia, pero dónde hay capitán no manda marinero.
Me vuelve a repetir por quinceava vez lo del objetivo de los 5.000 seguidores y ahora me suelta lo de conseguirlo para la semana que viene. ¿Estamos locos o qué? ¿Dónde ha quedado lo de los objetivos SMART? ¿Qué estrategia es esa?
Ahí es cuando me veo obligado a sermonearla sobre algo que muchos olvidan: no importa tanto la cantidad como la calidad.
A ver, ¿de qué te sirve tener 10.000 seguidores o más si luego apenas interactúan dando likes, comentarios o reacciones. ¿No es preferible tener menos pero que sean la mar de movidos, agradecidos y muy participativos?
¡En ese momento le dejo caer otra bomba… ”Bueno hijo, podemos comprarlos! ¡Se le iluminan los ojos, jaaja! ¿Se pueden comprar? ¿A cuánto va el seguidor? ¿Dónde está el mercado de seguidores? ¿Todos valen igual o hay clases? Le va a explotar la cabeza.
Se viene otro sermón. Pobre, acabará hasta la coronilla de su padre, pero más vale ahora que aún estamos a tiempo y me escucha.
No hijo, nosotros no vamos a entrar a ese juego, no vamos a comprarlos. Nosotros crecemos de a poquitos, porque la gente aprecia nuestro contenido y vuelven para ver que más ofrecemos. Es lo que llaman crecimiento orgánico y le pongo el ejemplo que es como ir a buscar a los seguidores a sus casas, enseñarles el catálogo y que se suscriban. Anda que no cuesta, comprarlos dice. Qué listos, para que luego sean cuentas falsas de esas, jajaja.
Me giro y veo que mi hijo está apuntando una lista en un papel. Le dejo hacer, pero me entra un sudor frío. Se viene una nueva pregunta. Papá, he apuntado las almohadillas que utilizan tus competidores, pero no sé lo que son.
Ay hijo, son hashtags, unas etiquetas que permiten agrupar las imágenes en temas o carpetas para clasificarlas y facilitar la vida a los buscadores para que las muestren.
Además, hijo no me gusta que los llames competidores. Esto no es una competición, no se trata de crecer a costa del resto, no tendrás más seguidores porque dejen de seguir a los otros.
En ese momento entra su madre en casa y lo primero que le dice es que tenemos que hacer un plan para que papá tenga 5.000 seguidores como XXXX (dice el nombre de un amigo que tiene ese número que tanto le ha asombrado), y le explica con pelos y señales todo lo que hemos estado hablando/haciendo.
Mientas tanto aprovecho esos minutos para entrar al despacho y contároslo en este post.
¿Hay alguna cosa que me he dejado de contarle a mi hijo Social Media Manager de seis años?
Ahh si, se me olvidaba…esta es la foto que ha elegido para el nuevo giro que le quiere dar a nuestro Instagram.
De todo lo dicho quédate con una cosa: mejor calidad, que cantidad. Siempre. En las redes y en la vida.
Social Media, Community y Content Manager y Nurturing & Leads Manager en Lewis&Carroll. Interesada en el Networking 3.0.
3 añosSoy muy fan de tu hijo Francesc.
🧠 Gestión consciente de tareas operativas para proyectos con propósito 💚 Moviendo personas ♾️ provocando serendipias 🪁 Emprendimiento sensible 🌱 PAS ➕ Inteligencia Emocional ✍🏻 Escribo relatos a escondidas
4 añosVamos ya!!! No hay quien le pare 👏👏👏👏
Corrección de estilo | Corrección ortotipográfica | Experiencia en autopublicación
4 añosMe gustan mucho y comparto los valores que le enseñas a tu hijo, Francesc. Con ellos y con el ingenio que tiene, llegará lejos en lo que quiera. Gracias por compartir, un abrazo fuerte.
Founder & CEO en Sherpa Agency | ESCALO NEGOCIOS B2B con Estrategias Digitales Personalizadas | Impulso tus Ventas 🚀 con Más Clientes Cualificados a través del Método Sherpa
4 añosBueno, creo que vamos a tener que hablar Francesc, porque tu hijo pinta maneras. Te invito a un Moët si lo puedo tener en mi equipo, ¿cómo lo ves?
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4 añosAhora te quiere ayudar a crecer en tu perfil, dale tiempo y te pedirá su propio canal de youtube. Te lo digo por experiencia, el mío tiene 10 años y ha subido más videos que yo, supervisado por una adulta responsable, y por mí claro.