Mercosur/UE y las posibilidades o no de cambiar el estancamiento del acuerdo
Por estos días el European Liberal Forum y The Paddy Ashdown Forum, están organizando una serie de webinars de alto nivel sobre el Acuerdo de Libre Comercio EU/MERCOSUR. Precisamente el primero de ellos tuvo el lema: "Proteccionismo muestra su rostro?”. Uno de los expositores fue Nelson Illescas, Director del INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales) - en la foto-. En estas páginas analizamos con el especialista esa relación, los atrasos en las definiciones, acentuados por la pandemia y que se podría hacer para mitigar los temores y que finalmente este tratado se apruebe por los congresos y avance.
Megatrade: ¿Cómo está la relación actual entre al Mercosur y la Unión Europea para avanzar en el tratado?
Nelson Illescas: Recientemente, se reunieron el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, y el Canciller de Uruguay, Francisco Bustillo, país que ostenta la presidencia pro tempore del Mercosur. Y en relación con el futuro del acuerdo UE-Mercosur señalaron que compartían un “firme compromiso de convertirlo en realidad”. También remarcaron que iban a seguir trabajando juntos para impulsar la relación estratégica entre la UE y América Latina. Dicho esto, la relación entre ambas regiones se ralentizó después de alcanzado el acuerdo en junio de 2019. La pandemia de COVID19 tuvo un rol importante, pero también ciertos desencuentros políticos entre el MS y la UE, como el reclamo de esta última a Brasil por la cuestión Amazonas, o al interno del propio Mercosur, como las diferentes opiniones respecto de cómo debe darse el relacionamiento externo del bloque.
M: ¿El tratado sigue siendo un potencial o podemos pensar en realidad?
NI: Técnicamente el tratado se encuentra en un estadio de revisión legal y traducción, que implica volcar en papel todos los compromisos asumidos por los negociadores. Es un proceso que debería haber llevado mucho menos tiempo, pero en cierta medida fue interrumpido por la pandemia de COVID19 y luego por falta de voluntad política de avanzar. Una vez que eso se concluya, los presidentes de los países del Mercosur y los representantes de la UE, deben proceder a la firma, y comenzar el proceso de ratificación. Esto implica que lo aprueben los congresos del Mercosur, y el Parlamento y el Consejo de la UE. Como se observa, no es un procedimiento sencillo ni rápido. Pero puede destrabarse con voluntad política de ambas partes. El conflicto en Ucrania parece abrir una ventana de oportunidad, sobre todo por la necesidad de la UE de abastecerse de otras regiones, a fin de diversificar proveedores.
M: Mucho se dice que el Mercosur no ha avanzado en materia de tratados ¿Esto es tan así?
NI: En materia de relacionamiento externo, el bloque posee principalmente acuerdos en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). En cuanto a los denominados extrazona, posee dos acuerdos de libre comercio: Egipto e Israel. Y finalmente, dos acuerdos de preferencias fijas, es decir, con un acotado número de productos y sin llegar a la eliminación completa de aranceles. Se trata de un acuerdo con India y otro con la Unión Aduanera de África Austral (Southern African Customs Union - SACU), que se compone de Botsuana, Lesoto, Namibia, Sudáfrica y Suazilandia. Este conjunto de acuerdo implica vinculación con alrededor del 10% del PBI global. Durante muchos años de estancamiento negociador, en el periodo 2015-2019 el bloque retomó la dinámica de negociación de acuerdos comerciales. Así, se alcanzaron principios de Acuerdo con la UE y con EFTA, y se iniciaron negociaciones con Canadá, Corea del Sur y Singapur. Pero el cambio de gobierno en la Argentina y la llegada del COVID19, modificó fuertemente la agenda, y el avance en la negociación de acuerdos comerciales se redujo.
M: ¿Cómo observa la situación del Mercosur en sí?
NI: Desde su creación, el bloque ha ido de mayor a menor. Tras su nacimiento en 1991 (y entrada en vigor en 1994), tuvo algunos hitos que fueron dotándolo de mayor institucionalidad, éxito económico y relacionamiento externo. Pero de un tiempo a esta parte, las desavenencias de sus socios empezaron a denotar el cansancio y la disconformidad que poseen los países miembro respecto de su estructura, disciplinas y, especialmente, resultados económicos y comerciales; indicando que tal vez existe una falta adaptación del organismo a los tiempos que corren y a los nuevos desafíos a los que se enfrentan sus socios. Ante la falta de impulso en el relacionamiento externo y el retroceso del comercio intrazona, dos han sido los reclamos más importantes de los últimos años: la posibilidad de negociar bilateralmente con otros socios comerciales (reclamo liderado por Uruguay) y la rebaja del Arancel Externo Común (AEC), con Brasil como su principal impulsor.
M: ¿Qué tipo de producto se podrían agregar a la oferta exportadora de la región en el acuerdo Mercosur-UE? ¿Hay realmente una gran oportunidad en la energía?
NI: El Acuerdo de Asociación birregional consolidará una asociación política y económica estratégica y se espera sirva para afianzar una relación ya de por si fluida, abriendo nuevas oportunidades. El tratado comercial brindaría mejores condiciones de acceso a bienes, servicios e inversiones, reduciendo restricciones y simplificando procedimientos de operatoria comercial. Luego de un período prolongado de estancamiento en las negociaciones extrarregionales del Mercosur, este avance en el vínculo birregional no solamente beneficia el comercio entre los bloques, sino que permite una mayor consolidación del Mercosur a partir de reafirmar el proceso de integración sudamericano, armonizando la normativa vigente y simplificando los procedimientos internos. En materia de comercio de bienes, el Mercosur liberalizaría completamente el 91% de sus importaciones provenientes de la UE durante un período de transición de hasta 10 años, con algunos productos más sensibles que se reservaron en canastas de hasta 15 años. Por su parte, la UE liberalizaría el 92% de sus importaciones desde Mercosur en 10 años. En cuanto al comercio agroindustrial, la UE liberalizaría el 82% de las importaciones agrícolas, mientras que las importaciones restantes estarían sujetas a compromisos de liberalización parcial, incluidos los contingentes arancelarios para productos más sensibles y alrededor de 100 productos excluidos. El acuerdo tiene el potencial de promover la reducción de barreras arancelarias y no arancelarias, como la facilitación del comercio bilateral, a través del establecimiento de plazos y procedimientos, evitando medidas injustificadas y arbitrarias en materia sanitaria y fitosanitaria y de normativa técnica, brindando mayor certeza a los exportadores al basar la normativa en regulaciones internacionales preexistentes. Asimismo, incluye beneficios para PyMEs (programas que facilitan su integración en cadenas globales de valor, asistencia técnica, participación en compras gubernamentales, asistencia financiera, etc.) y promueve la atracción de inversiones. El aspecto energético no necesariamente estuvo en el foco de las negociaciones cuando las mismas se llevaron a cabo, pero se podría plantear de cara a futuro y con buenas posibilidades para la región.
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M: ¿Cómo está la situación de la soja transgénica en aquellos países que son más restrictivos?
NI: La UE no compra soja transgénica, si en cambio adquiere sus subproductos para alimentación animal, principalmente harina de soja. Ahora, en 2003, Argentina, junto a EE.UU. y Canadá, presentaron un reclamo en la OMC contra la UE, por la aplicación de su legislación sobre productos biotecnológicos. En dicho momento se entendió que la UE demoraba injustificadamente las aprobaciones, quebrantando las normas de la OMC. Asimismo, se remarcó la falta de fundamentos científicos para justificar la restricción en la comercialización de productos aprobados en la UE, lo que implicaba una violación a las obligaciones de la UE y de tales países contraídas en la OMC. Es decir, la situación de los transgénicos en Europa es de larga data, y no ha cambiado mucho desde entonces. Sin embargo, recientemente el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Luis Planas, durante una intervención en la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación del Congreso español señaló que, con motivo de las consecuencias que la guerra en Ucrania está teniendo en el sector agroalimentario, la UE debería flexibilizar los requisitos de importación de cereales, especialmente el maíz, desde Argentina o Estados Unidos en materia de residuos de fitosanitarios o de OGMs. En efecto, dicha flexibilización ya es un hecho, y aunque se menciona como provisoria, resuenan otros países de la UE que podrían seguir los pasos de España de considerar los productos latinoamericanos para aprovisionamiento de insumos. Finalmente, se debe destacar que el Acuerdo Mercosur-UE prevé la creación de instancias de dialogo birregional para cuestiones consideradas de relevancia. Entre estos, hay un específico sobre biotecnología, lo que da un ámbito de discusión especifico que permitiría resolver eventuales dudas o desavenencias sobre dicha cuestión.
M: ¿Cómo puede colaborar la región respecto a la seguridad alimentaria?. Un tema que está en el debate hoy con la cuestión del conflicto en Europa...
NI: Los sistemas alimentarios son particularmente sensibles a acontecimientos disruptivos como grandes sequías, la pandemia, o conflictos, especialmente cuando se suceden en regiones importantes para la producción, consumo y comercio de alimentos y energía. El comercio, entonces se visualiza como herramienta que posibilita amortiguar esos acontecimientos: los alimentos fluyen desde regiones con producciones eficientes (económicas y ambientalmente) hacia otras regiones se demandan. Las irrupciones al comercio, por el contrario, afectan de manera negativa sobre la seguridad alimentaria, sobre todo de aquellos países en desarrollo, importadores netos de alimentos. Por tanto, a través del desarrollo dinámico del comercio, los países del Mercosur tienen una enorme rol respecto del alcance y mantenimiento de la seguridad alimentaria mundial. Todos los países del Mercosur cuentan con una gran dotación de biomasa y recursos naturales, y poseen sistemas productivos fundamentalmente biológicos, propiciando la característica de que todos ellos sean exportadores netos de alimentos. Por consiguiente, a través del establecimiento y ampliación de su vocación hacia el comercio y de exportador confiable lo posiciona como un actor fundamental hacia el alcance de la seguridad alimentaria mundial.
M: Teniendo en cuenta los requisitos de algunos países de la Unión Europea sobre el uso del carbono ¿El Mercosur está preparado?
NI: En general, la agenda de sustentabilidad se ha posicionado en el escenario internacional. Los países del Mercosur han estado trabajando desde hace tiempo desde diversos enfoques para adaptar sus sistemas productivos a los nuevos desafíos. En Argentina, por ejemplo, iniciativas privadas como el Programa Argentino de Carbono Neutro o la Visión Sectorial del Gran Chaco, abordan cuestiones relativas a emisiones de gases de efecto invernadero y deforestación, respectivamente. Pero también es relevante destacar el hecho que la UE está trabajando en un mecanismo de ajuste en frontera al carbono (Carbon Border Adjustment Mechanism - CBAM), que busca evitar la fuga de carbono, es decir, que empresas muden operaciones hacia jurisdicciones menos estrictas en materia de regulación ambiental. En marzo de 2022, el Consejo de la UE llegó a un acuerdo para implementar un CBAM centrado en la importación de productos intensivos en carbono. Inicialmente se aplicará solo a un número seleccionado de productos con alto riesgo de fuga de carbono como son hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y generación de electricidad; y evaluada la efectividad de éste, seguramente se aplicará sobre otros productos, incluso los agropecuarios. En conclusión, si bien los europeos presionan con medidas relativas a la sostenibilidad, desde la región se cuenta con herramientas para trabajar en pos de una producción y un comercio más sostenible. De todas formas, no es un tema exento de cuestionamientos y es objeto de negociaciones a futuro.
M: Algunos gobiernos europeos apuntan contra Brasil por la desforestación del Amazonas y otros locales dicen que Europa lo usa como argumento para no avanzar con el acuerdo. ¿Esto es tan así?
NI: La cuestión de deforestación plantea un potencial problema de acceso a diversos mercados. Además de la propia Unión Europea, países como EE.UU. y Reino Unido se encuentran embarcados en procesos regulatorios en materia de deforestación incorporada. Para el caso de la UE, se señala que si bien el proyecto se encuentra bajo revisión final y existe la posibilidad de que se incorporen nuevos cambios o requerimientos, primaria - mente el reglamento sitúa a los pro - ductores domésticos como externos a la UE en un mismo nivel regulatorio. Los europeos -en realidad, países como Francia principalmente- han planteado que el Mercosur debería dar garantías de cumplimiento de los compromisos relativos al Acuerdo de Paris. Y en tal sentido se ha mencionado la posibilidad de agregar cláusulas al acuerdo, pero nada en concreto aún.
M: ¿ Cómo ve la posible salida del proteccionismo de ambas regiones para que el acuerdo avance?. El Mercosur pudiendo vender productos más elaborados y dejar ese temor de que la UE se quede con todos los servicios o que venda más manufactura con más facilidad...
NI: En general, el Acuerdo representa una oportunidad para desmantelar diversas barreras comerciales, como aranceles y medidas no arancelarias. Además, establece un ámbito institucional donde discutir estas cuestiones, sin llegar a disrupciones innecesarias para el comercio. Ahora bien, existen ciertas políticas que escapan al ámbito del acuerdo, como son los subsidios a la producción. Y en materia agropecuaria la situación con relación a este tipo de medidas no es la misma en ambas regiones. La UE por su parte, utiliza medidas de apoyo a productores que, si bien se vienen reduciendo, siguen siendo altas. En general estas ayudas apoyan producciones que son a menudo ineficientes, inequitativas, distorsionando los precios de los alimentos y degradando el medio ambiente. En el Mercosur, por otra parte, los niveles de subsidios son muy bajos, y en el caso de Argentina, incluso, son negativos, es decir, que existen desincentivos a la producción. Hoy en día, y teniendo en cuenta la agenda de sostenibilidad y mitigación del cambio climático, no se está pensando a nivel global en una reducción de los subsidios, sino más bien en un redireccionamiento de estos para atender a los nuevos desafíos de la agenda. Sin embargo, existe el temor de que las medidas adoptadas para avanzar en materia de sostenibilidad ambiental terminen siendo una nueva restricción encubierta al comercio internacional, con lo cual se perjudicarán la producción y las exportaciones alimentarias de los países del Mercosur y otros países en desarrollo, conspirando contra el logro de la seguridad alimentaria mundial.
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