Mi mayor miedo

Miedos tenemos muchos. Miedos tenemos todos. El miedo está universalmente distribuido. Lo que tal vez no está distribuido por igual es la capacidad de hacerle frente, de aceptar los retos que nos impone y de superarlos con esfuerzo, autocontrol  y tenacidad. 

Está claro que a todos nos resulta más cómodo, más CONFORTable quedarnos en nuestra zona de confort sin arriesgar un ápice de lo que hemos logrado acumular hasta la fecha. Sin embargo hay quien, en las mismas situaciones que las nuestras, decide aceptar los retos y echarse a andar fuera de ese espacio conocido. 

¿Por qué? Por dos razones.

Primera: Porque aquello que espera descubrir al otro lado es más grande y más fuerte que sus propios miedos, porque lo que hay al otro lado le da la energía necesaria para recorrer el camino y arriesgar. 
Asegúrate pues de tener los sueños y las ilusiones más grandes posibles porque de ello depende que puedas sobreponerte a mayores miedos. 

Y, segunda, no temas perder, no temas la derrota, no temas al error.  El error solo es tal cuando te hace abandonar y te impide aprender. Solo entonces se convierte en un hecho consumado, en una realidad tangible y desastrosa.

Si de un error aprendes algo y sigues adelante, deja de ser la última frontera para convertirse en una parte del camino de crecimiento, de descubrimiento y de desarrollo.