Mi retahíla...

Siento la necesidad de escribir esto porque la pregunta siempre es la misma: “¿cómo es que siendo abogada acabaste en IT?”

Mi pareja me dice que soy un gato 🐈 con varias vidas laborales.

Por ahí en 2009 tenía 3 trabajos a tiempo parcial en la Universidad. Mientras estudiaba Derecho en Venezuela, me ganaba la vida dando clases de piano, como recreadora en planes vacacionales y como azafata de eventos (todos a la vez). Me gradué y ejercí la profesión por más o menos 2 años en uno de los países más corruptos del mundo. No me quedaron ganas, perdí lo que sentía por una carrera que creía que amaba (¡y admiro a mis colegas que la siguen ejerciendo con tanta pasión!). Tenía que volver a estudiar básicamente para poder ejercer en otro lugar. No señor.

La crisis en Venezuela, como a miles de personas, me llevó a dejarlo todo y empezar desde cero en España, que si bien fue muy receptivo a nivel personal, me puso muchísimas trabas para lograr un estatus migratorio decente (normal, no fui la primera ni la última).

El primer sitio en el que "caí" fue en un restaurante/discoteca en el que me pagaban 2€ la hora. La excusa era que estaba indocumentada: comenzaba el día armando una terraza pesadísima llegando a los -6 grados en invierno en primera línea de playa, trabajaba entre 13 y 15 horas al día, para luego ir con prisas a casa, ducharme e ir a entregar flyers en la parte alta de Barcelona hasta las 2am. Dormía un promedio de 3 o 4 horas diarias y con suerte libraba 1 o 2 días a la semana en los cuales también hacía de niñera por horas; era joven, tenía energía y cero ganas de devolverme a Venezuela.

Llevaba 2 años con mi novio de ese entonces: yo trabajaba muy duro, ganaba muy poco y quería estudiar. Acordamos casarnos, aunque honestamente yo prefería esperar 1 año más al Arraigo Social; algo no me terminaba de encajar, pero a pesar de mi situación migratoria éramos una pareja "sólida" y nos queríamos. Así logré obtener mi permiso de residencia por lo que conseguí mi primer contrato en un restaurante algo más decente en el que aprendí muchísimo sobre servicio, paciencia y atención al público. Una vez más estabilizada, decidí enfocarme en el turismo e hice una maestría semipresencial en Organización de Eventos Corporativos y Turismo de Negocio… Otra vez trabajando 60 horas a la semana, con 1 día libre y turnos partidos. En 1 año perdí 15kg y gané insomnio crónico.

Por fin fui subiendo en hostelería hasta llegar a trabajar en hoteles de 5 estrellas (mi sueño de ese entonces). Podía aplicar lo que había aprendido en mi máster ya que en varias ocasiones me tocó supervisar eventos. Me pulí como bartender y me apasionaba la atención al público.

Pasaron 5 años, todo normal y de repente… Toma pandemia. Como a muchos, nos tocó psicológicamente. Justo ahí atravesé mi divorcio y una depresión. Me refugié en el piano y en mejorar mi francés, también empecé a hacer algún curso de Project Management y coding. Había que seguir, con el tiempo todo fue recuperando su forma. Seguí trabajando en hospitality y me hice realmente buena, pero hay ciertas barreras que no puedes atravesar: sea por el motivo que sea, si no es para ti, te estancas y no puedes crecer. Puede haber “muros” (personas, situaciones o tu mismo burnout), a veces simplemente no es por ahí. Te cansas de intentarlo porque por más determinación que tengas, por-ahí-no-es. "¿En serio me tengo que reinventar otra vez?". Estuve toda la primera mitad de 2022 buscando trabajo en otros sectores y era un “no” tras otro. No conocía esos niveles de frustración.

En verano, mi hermano Heli Eduardo Ríos Márquez me dice que su amigo Gabriel Botana da Costa (gracias a ambos 💜) está buscando armar un equipo de QA en una empresa de IT aquí en Barcelona. Me dice que me toman en cuenta por mis soft skills y los cursos que había ido haciendo, y que esta sería una oportunidad tremenda de entrar en el sector y encontrar lo que siempre he querido: utilizar mi cerebro, crecer profesionalmente y lograr autonomía

Te planteas que si una puerta se cierra (o varias), otra mejor se abre. Y así fue.

Estoy en una empresa maravillosa que confía en mí, me valora y reconoce mi evolución, en donde cada día aprendo algo nuevo y lo pongo en práctica (gracias, Basetis 💜). Por fin tengo el balance ideal entre mi vida personal y laboral.

He escuchado mil veces que puedo parecer desenfocada, que no sé lo que quiero en la vida o que no tengo rumbo fijo.  Explicar mi CV en entrevistas siempre es todo un reto, la gente a veces se lo toma con gracia. Lo que sí es cierto es que cada una de las experiencias que me ha tocado vivir gracias a tener que transformarme ha sido enriquecedora y, por llamarlas así, un impulso para mi siguiente paso. Las habilidades que he ido desarrollando durante estos años, por más inconexas que sean entre sí, me han ayudado a estar en donde estoy ahora, con muchas ganas de seguir aprendiendo.

Estoy agradecida de cada paso que di, así fuese erróneo, porque cada decisión me llevó a este punto: feliz, recorriendo el mundo y con proyección de crecimiento profesional.

Tuve el placer de escribir este artículo en un tren en Liechtenstein vía Suiza.

Seguimos caminando.