Militar en la belleza

Militar en la belleza es una promesa a mí mismo. La felicidad en forma de recuerdo: aquellas merluzas que terminaron siendo rodaballos. El olor a café por las mañanas y en silencio. Una revista en papel bien editada y con el olor fresco de la imprenta. Amar hasta llorar. Querer hasta que duela. Querer hasta que vuela. Volar. Saber con certeza lo que quiero. El olor de una promesa. Ver gente comprando prensa en un quiosco. El tacto de tu sonrisa. Militar en la belleza es escribir las cosas importantes a mano. Imprimir una foto que te gusta y enmarcarla. Olvidarse de los likes y vacilar al algoritmo. Dejar el móvil durmiendo en el baño. O en el salón. Tal vez en la cocina. Donde sea, pero lejos. Comprar revistas y leerlas en una terraza, al sol. El vello de la nuca erizado. Militar en la belleza es un baile con la verdad, porque donde hay verdad, hay belleza. Es un mensaje de buenos días y un beso de buenas noches. Es una mesa sencilla, con un buen mantel, un guiso, una cuchara y una copa de vino. Unas flores en la entrada. Militar en la belleza no es el escaparate, es un viaje hacia uno mismo, porque la belleza se esconde en las costuras y en los latidos. La belleza es un conjunto de aptitudes que conforman al ser humano. Es leer un libro frente al mar, oyendo las olas romper en la orilla y con la sal tostándose en la piel. Un sueño cumplido. Militar en la belleza es un impulso que te saca de casa y te muestra el camino con el que emprender un éxodo hacia el interior. El paraje del placer. Meterte en la cama con las sábanas recién planchadas, el olor a limpio, y dormir. Verte dormir. Una sobremesa que rebosa risas y recuerdos. Militar en la belleza es partirte la camisa y la lealtad hasta la muerte. Es llorar por amor, ese querer que se siente hasta en las mismas entrañas. ¿Y si un trozo de madera se da cuenta que es un violín? La belleza es pasar desapercibido. Porque la belleza no se puede reducir simplemente a las formas del arte, es activar la estética de la mirada en todo aquello que nos hace vibrar por dentro, es estar sensible a todo eso que nos rodea. Es una ley impresa en el corazón, es un encuentro con la armonía que te cambia la vida. Abrazar la gratitud. Un amigo que te quiere. Editar Rísbel.