Mis hábitos de trabajo renovados, abandonados y adquiridos en los últimos años para ser más productivo
Hace casi cuatro años compartí un artículo con los hábitos que me ayudaban a ser más productivo en el trabajo. Ahora hago balance de mi experiencia durante este tiempo. Miro atrás para ver cuáles de esos hábitos he podido mantener y a cuáles he renunciado. Además, explico los nuevos hábitos que he incorporado a la rutina laboral.
Hábitos renovados
Lo más importante lo primero y temprano. Aunque ahora es más difícil
Sigo con la rutina de levantarme todo lo temprano que puedo. Sin embargo, dos hijos significa más interrupciones, mejor dicho: más atención hacia ellos. Esto se traduce en que ahora muy pocas veces suelo tener más de una hora de concentración total antes de llevarlos a la escuela. Por eso intento que ese momento de concentración continúe entre las 9 y las 11 horas.
Desconectar del móvil. Imposible lograrlo al 100%.
Después de cenar la primera opción es leer, leer en papel. Ese es el hábito más importante que he conseguido recuperar en esa franja horaria. Aún así confieso que hay noches en que, ya sea por la actualidad o por simple ocio, me entretengo con la red social que sigue siendo mi mayor fuente de distracción: Twitter, o viendo algún contenido en la TV. Pero intento leer al menos cuatro de las siete noches de la semana.
Contestar los whatsapps como emails. Te van a crecer los haters
Lo sigo haciendo y creo que sigo enfadando a gente por hacerlo. Lo siento, pero es una cuestión de salud profesional y mental.
Facebook, el profesional durante las horas de trabajo. Y Twitter
Sí, sigo con este buen hábito; en Facebook y en Twitter. De Instagram hablaré más adelante.
Hábitos abandonados
Unificar tareas por tipos. Renuncio
Esta parte (dedicar partes de la jornada laboral a solo enviar emails, escribir posts, programar social media...) es prácticamente imposible. La razón es que gestiono varias cuentas que exigen cierta inmediatez.
Recuperar el teléfono fijo. ¡Sí hombre!
Quedan tan pocos teléfonos fijos accesibles como personas que acceden a que les llames a un teléfono fijo.
Planificar el día siguiente a mediodía del anterior. Qué complicado
Sí, si me dejan. Intentarlo yo lo intento.
Acabar la jornada de buen rollo. Bye, bye
Esto ha cambiado. Ahora dedico menos horas a trabajar. Por tanto, hay menos tiempo para consumir lecturas, webinars, videos... Ese tiempo lo invierto en los niños. Si quiero aprender algo en concreto, me lo propongo como una tarea.
Nuevos hábitos
Las reuniones, a última hora de la mañana
Programar, siempre que sea posible, las reuniones a última hora de la mañana. Es decir, a partir de las 12 horas. Las horas anteriores las dedico a las tareas más importantes de ese día.
Desuscribirme de newsletters
Desde hace unos meses me he desuscrito de más newsletter que nunca. Recibía muchos emails por sistema y no tenía ningún sentido. Y la solución era sencilla, pero la iba posponiendo. Ahora ya no: si no estoy interesado en una suscripción, me doy de baja. Eso se traduce en recibir menos correos electrónicos y, por tanto, tener la bandeja de entrada despejada.
Instagram, a cuentagotas
Si quiero estar menos pendiente de una red social, no publico. Lo que aplico en mi Instagram personal. Si preveo que voy a tener un día -o días- de mucho trabajo, no subo ninguna foto o video, aunque tenga ganas. Si lo hago sé que voy a estar ansioso por ver las interacciones y me va a quitar tiempo.
Descansa, literalmente
Literalmente porque se trata de un libro – Descansa, de Alex Soojung-Kim Pang, editorial LID- que me ha ayudado en ciertos hábitos y que repaso a menudo.
Evitar el whatsapp en el ordenador
Lo que pienso sobre este hábito lo dice mejor el autor de Descansa: “las tecnologías que prometían flexibilizar nuestro trabajo, en realidad nos encadenan a él y crean la expectativa de que estaremos siempre disponibles para nuestros clientes, colegas e hijos”. Pues eso, es cuestión de las expectativas que generemos.
Saber decir no
Lo he dejado para el final porque es el hábito que más me ha costado adquirir. He aprendido a decir no. Con sinceridad, sin pasar vergüenza, pensando que es lo mejor para mí y para el posible cliente. Porque si pudiese empezar de cero ahora mismo en este sector y como freelance, me propondría -antes de nada- aprender a ser asertivo.
Igual que hace cuatro años, la única finalidad de este post es compartir algo que a mí me parecería interesante leer de otros. Espero que lo haya sido para ti.
Fundador & Director de Proyectos
4 añosMuy de acuerdo en todo Cesar ;)