Mobbyt en lo profundo de la educación latinoamericana.

Mobbyt en lo profundo de la educación latinoamericana.

Aún emocionado, les cuento que tuve el privilegio de participar de una clase con una institución educativa de una zona de frontera, entre Bolivia y Argentina. Tiene solo tres alumnos: Edwin, Mayra Abril y Eva Luz; junto a su maestro Néstor Condori Flores, el docente que llega desde otra localidad para quedarse toda la semana allí, ejerciendo su labor en modalidad plurigrado.

Ellos realizaron un proyecto educativo basado en videojuegos con Mobbyt para presentar en el certamen nacional que organiza el Ministerio de Educación de Bolivia. ¡Y quedaron seleccionados!: La escuelita del pueblo pasó a la próxima instancia regional.

Por eso, en Cabilidito, distrito Tarija, la comunidad compuesta por unas cincuenta familias, dedicadas principalmente a la siembra de papas, arvejas y habas, compartieron la emoción del galardón.

Y los niños y su maestro fueron por más. Pese a las dificultades de infraestructura, decidieron contactarnos a los creadores de Mobbyt para contarnos de su proyecto, sus logros y preguntarnos cómo nació la plataforma.

Así fue como una de las pocas viviendas que cuenta con internet estable les prestó el patio para que realicen la actividad. Dispusieron una mesa con su elegante mantel, la computadora sobre ella, y listo: que comience la reunión de zoom con Mobbyt.

—Hola, profesor Germán —coreaban las tres vocecitas desde el otro lado de la pantalla, en cuyo fondo, tras sus cabecitas amontonadas, se alcanzaban a ver cerros y un gran patio de sembradío—, ¿cómo nació Mobbyt?

Intrigado por lo que veía, y no me lo esperaba, les pregunté en dónde estaban.

—En la casa de una familia que nos facilitó este lugar —El maestro Néstor entró en el cuadro para explicarme por qué los veía ahí.

Notando él mi cara de asombro, tomó la computadora y la hizo girar de tal manera que la cámara de la máquina mostró toda una panorámica de ese patio, sumergido entre cerros majestuosos y animales que andaban por aquí y por allá.

—Cuéntenle al maestro de Argentina todos los animalitos que tienen —El profesor Néstor volvió a posar la computadora sobre la mesa y a encuadrar a las tres cabecitas sonrientes que volvieron a corear:

—Tenemos patitos, gallinitas, cerdos, chivas, ovejas, vacas…

Así nos quedamos charlando un rato.

También yo les conté sobre mi pueblo, Villa Ascasubi, que está en el interior de la República Argentina y que si bien no tiene cerros, sí tiene un hermoso río.

Ellos me hablaron de los juegos que construyeron con Mobbyt, de cómo se los hicieron jugar a sus familiares —que se entusiasmaron mucho—, y cómo avanzaron a la instancia regional de Educa Innova, pese a que había sorprendentes proyectos de robótica de escuelas de la ciudad.

Me contaron, además, que ahora estaban en la producción de otro juego con Mobbyt para trabajar los valores de la amistad.

Por supuesto que la emoción de conocerlos, saber de su trabajo, su empeño, sus logros y sus sueños me movilizó profundamente.

—Me permití dejarle al maestro mi reflexión: en un centro educativo, nada es más importante que sus docentes y alumnos. Las tecnologías son solo herramientas y recursos que, utilizadas con criterio ayudan en la tarea. Pero la verdadera magia sucede a partir del compromiso y dedicación de las personas.

—Muchas gracias, chicos. Muchas gracias, maestro Néstor. Un honor conocerlos, Unidad Educativa 21 de septiembre de Cabildito, distrito Uriondo, Tarija, Bolivia.

(Esta historia y fotografías se comparten por iniciativa y autorización de los involucrados)



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