Nacer y saber ¿para qué?
Hace unos días escribía acerca de la importancia de conocer a qué lugar pertenecemos cada uno de nosotros. Saber en qué lugar debíamos de realizar nuestra aportación. Quisiera hoy insistir un poco en la idea. Y la razón para ello es porque hace no mucho me encontré con una cita atribuida a Mark Twain que decía “hay dos días importantes en nuestra vida. El día que nacemos y el día que descubrimos para qué hemos nacido”.
Efectivamente, celebramos cada año nuestro cumpleaños, habitualmente con menos ganas conforme más viejos nos hacemos, pero aún así es una fecha que no nos pasa desapercibida en absoluto.
En cambio, la segunda fecha puede que no esté tan clara. Puede que ni siquiera haya llegado ese día. Y es buena cosa saber en qué momento supimos para que habíamos nacido y además, estar cumpliendo con ese propósito. Nos ayuda a construir una vida más equilibrada. Sin embargo, tengo para mí que sigue habiendo muchas personas que, cumpliendo años, aún no tienen demasiado claro para qué han nacido.
Y tú. Si te encontrases con Mark Twain, ¿Qué le dirías?