Nada nuevo bajo el sol.

Luego de consumir no menos de 30 minutos diarios de redes sociales durante semanas, solo con la excusa de comprender hacia dónde me quiere llevar el algoritmo de mis redes, aún me intriga qué motiva a los gurús de la hiperproductividad a invertir tanto tiempo y energía en la proliferación de vídeos, libros, reels y TikToks con consejos, trucos, tips y hábitos para ser altamente productivo y eficaz. Llama la atención cómo es que el tema tiene tanta tela para cortar, si después de dos años de poner este tema en boga no bastan. Entonces, ¿qué debemos aprender? ¿Qué es lo diferente que no hacemos del pasado?

 Para pensar use mi mejor e imprescindible aliado a diario: mi sentido común. ¿Lógica? ¿Experiencias? ¿Lecciones aprendidas? No, ninguna de estas, aunque importantes y útiles…recurrí a la inteligencia artificial, esa que tiene por significado: un signo mutable.

El prompt sencillo, pero punzante: ¿cuáles son las características de una persona altamente eficiente y proactiva en la década de los 90? Recibí la respuesta con avidez, y mi curiosidad me impulsó a formular nuevas preguntas: ¿y en la década de 2000? Insaciable, continué mi interrogatorio hacia la década actual, la de 2020. Finalmente, decidí que lo mejor sería solicitar un resumen, un análisis de los puntos importantes y un cuadro comparativo que me permitiera visualizar la evolución de las características a lo largo del tiempo.

En fin, no hay nada nuevo bajo el sol y todo lo que parece brillar en redes prometiendo resultados sorprendentes sigue una lógica y buenas costumbres de los apasionados por el que hacer…que viene de épocas ya pasadas, hoy con nuevas herramientas que agilizan nuestros alcances. Estas características tan entrenadas y sobre vendidas de: Visión estratégica, toma de decisiones ágil y adaptativa, resiliencia, aprendizaje continuo, integridad y ética, diversidad e inclusión, sostenibilidad son propias del ser humano, son inherentes.

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