NAMING: LO QUE NO TIENE NOMBRE NO EXISTE

NAMING: LO QUE NO TIENE NOMBRE NO EXISTE

Dentro del proceso de creación de una marca, además de la personalidad, valores y demás aspectos, existe un apartado que es la creación de la identidad visual. Esta identidad consta de los elementos gráficos y lingüísticos con los que se identificará la nueva marca. La identidad visual incluye el logotipo, los colores de la marca y el nombre de la misma.

Nombrar una marca no es tarea fácil, por eso existen varias herramientas indispensables para apoyar la creación del nombre. Dentro del branding el naming es el proceso más delicado ya que la posibilidad de un cambio posterior al establecimiento del nombre es imposible. Decimos imposible puesto que el cambio de nombre acarrearía la creación de una nueva marca, caso contrario es la actualización o cambio de logo, proceso que no implica el nacimiento de una nueva marca.

Hay muchas maneras de nombrar una marca. Estos son los principales tipos de nombre:

·        Patronímico: Podemos encontrar casos donde el nombre de la marca es tomado del nombre y/o apellido de su fundador o fundadores como por ejemplo Arturo Calle o Warner Brothers.

·        Geográfico: Es cuando el nombre indica la región geográfica en donde se originó la marca, su área de influencia o que está asociada a los productos de la marca. Aquí encontramos nombres como Bancolombia, Banco de Bogotá, Normandy o Alpina.

·        Descriptivo: Es cuando un nombre describe específicamente lo que hace la empresa, sus productos y/o servicios. Aquí vemos por ejemplo Crepes & Waffles, La taquería, Burguer Shop, entre otros.

·        Acrónimos: Un tipo de nombre muy usado es este en donde las iniciales del nombre forman un nombre más reducido. Por ejemplo la Industria Licorera de Caldas se reduce a ILC, o tenemos JGB, BMW, y otros más que por comodidad y recordación acortan ese nombre largo a una palabra formada por las iniciales. Como característica el nombre es pronunciado letra por letra.

·        Conceptual: personalmente el que más nos gusta porque el nombre de la marca se basa en un concepto o en una característica sobre los origines de la marca. Windows, Ramo, Frisby y otros más son ejemplos de este tipo de nombres.

·        Palabra Foránea: es otro tipo que a nosotros en MOEC Consulting nos gusta bastante ya que usa una palabra en otro idioma que con su significado describe o conceptualiza la marca. Sayonara, Bodytech son ejemplos nuestros, pero también hay palabras en sueco, ruso, alemán y otros idiomas que pueden aportar un sello distintivo a la nueva marca.

Estos tipos de nombres son los más comunes. De hecho muchos de los anteriores combinados forman nombres muy atractivos e impactantes que usan las marcas a nivel mundial. No hay necesidad de elegir un solo tipo, en este aspecto la imaginación es clave.

El proceso de creación de un nombre es variado para cada empresa, pero en general se puede resumir en los siguientes pasos:

1.      Target: como todo proceso de branding identificar el público objetivo es fundamental para elegir un buen nombre. Conociendo nuestro mercado sabremos la mejor manera de comunicarnos con este. Aquí podremos saber si el uso de una palabra foránea es recomendado o si más bien usamos el geográfico. Es clave determinar este target para comenzar con nuestro proceso creativo.

2.      Conceptualización: Hay que hacer una lista de los conceptos asociados a tu marca, de los servicios o productos que ofrece, de los materiales que usa,  de las zonas geográficas donde la marca tiene influencia o cualquier otro dato que pueda proporcionarte un buen nombre.

3.      Brainstorm: La lluvia de ideas es una herramienta muy eficaz en los procesos de creación. Cuantas más palabras tengamos mejor. Lo importante es que ninguna palabra es errónea. Todas valen. Aquí en grupos de personas se hace una lista de posibles nombres tomando iniciales, conceptos, y más. No se puede prejuzgar o juzgar ninguno, todos son válidos: creativos, ingeniosos, pragmáticos, etc. Ninguno se descarta por ridículo que parezca al principio, quizás ese es la mejor opción.

4.      Filtro: ¿Cuantos nombres tienes? ¿10, 50 ó 100? Pues este es el momento de seleccionar los mejores. Aquellos que más se asocien a tu marca a los productos que ofreces a los servicios que prestas. Aquellos nombres que creen algún vínculo con tu mercado.

5.      Selección: Una vez tenga un pequeño número de opciones hay que elegir el mejor nombre.

Es un proceso normal, similar a otros procesos creativos. Pero el naming tiene su complejidad. No en el proceso pero si en la elección. Un nombre debe cumplir ciertas características para que sea efectivo. Debe ser legible, de fácil recordación y escritura, registrable, debe ser asociado a la marca, original, impactante. De hecho debe ser tantas cosas al tiempo que elegirlo, repetimos, no es fácil. Pero también es un proceso tan esencial que la simplicidad a la hora de elegirlo es clave. Recomendamos que la elección no se haga basada en tantos parámetros, la lluvia de ideas y el filtro sí, pero a la hora de elegir nos debemos enamorar del nombre. Si nos enamora, ese es el indicado. Démosle un significado oculto para nosotros, es como nombrar a un hijo. A veces es solo dejarse llevar.

Resta decir que si no tiene nombre no existe y por eso nombrar la marca es de vital importancia, no importa que invirtamos un poco más de nuestro presupuesto en este ámbito, al final valdrá la pena contar con expertos que nos ayuden a determinar el mejor nombre, ese que nos enamore.

Escrito para MOEC Cosnsulting

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