Necesitamos políticos de calidad.
Aunque actualmente no es un año electoral, ya se evidencia a través de redes sociales y otros medios, la aparición de diferentes posibles candidatos para diferentes asignaciones como prefecto, alcalde, concejales y miembros de juntas parroquiales, para las elecciones que se darán en el 2019. Entonces, la pregunta que nos hacemos los ciudadanos es: ¿a quién le daré el voto?
Para responder la pregunta antes mencionada, hay que tener en cuenta lo siguiente: "No hay democracia de calidad, si no hay políticos de calidad", entonces, ¿A qué se conoce como políticos de calidad? –en nuestro medio-.
Para ser un profesional en la política, no necesitas ir a la universidad, ni mucho menos especializarte, de hecho, no necesitas ningún estudio previo. Sin embargo, si deseas ser doctor, abogado, ingeniero, periodista, economista o etc.; si debes estudiar, y te costará pasar la universidad, incluso, para tener más oportunidades futuras, debes seguir con maestrías y demás estudios pertinentes a tu profesión.
Entonces, -si analizamos dicha realidad-, podríamos concluir que para tener esa calidad política o ese perfil político, se necesita de 3 grandes características:
-Experiencia.- que es la capacidad de comunicación o habilidad para transmitir mensajes a las personas y convencerlas (persuasión).
-Conocimiento de la realidad histórica y actual de la ciudad, provincia o país.- aunque para ser sincero, pareciera que no importara si no sabes toda la historia de dónde vas a ser candidato, ya que igual te alcanza con el conocimiento actual o del momento, -además, es allí donde más vas "atacar y sacar provecho"- para armar tu plan de trabajo.
-Y sobre todo y la más importante, necesitas dinero.- pero rompamos ese paradigma, así que llamémoslo como "recursos estratégicos"…
Es claro que el dinero al ser limitado, el poder siempre estará en las grandes élites empresariales, pero, la ciudadanía ya no es la misma de antes que se dejaba manipular, así que todos nosotros exigimos políticos de calidad, que estén realmente preparados para un cargo público, y no al politiquero de siempre, o el típico candidato que es tan pobre, que solo tiene dinero.