Neuroplasticidad, neurogénesis y actividad física.
"Nacemos con un número determinado de neuronas, las cuales se van perdiendo progresivamente con la edad, sin posibilidad de nueva creación". La neurociencia se ha encargado en desmitificar esta creencia. No solo se sabe que esta afirmación no es cierta, sino que además es posible crear nuevas sinapsis entre las neuronas ya existentes, lo que favorece la plasticidad cerebral y, por tanto, la capacidad de aprendizaje. Una de las áreas del cerebro donde mayor posibilidad de neurogénesis existe es en el hipocampo, estructura relacionada con los procesos de memoria y aprendizaje. Todo ello es posible en gran parte a los factores neurotróficos de crecimiento, entre los que se encuentra el BDNF. Según las últimas investigaciones en neurociencia, el ejercicio físico contribuye a segregar en el cerebro mayor cantidad de BDNF, lo que favorece la neurogénesis y la sinaptogénesis, aumenta también el flujo sanguíneo y en definitiva provoca una mayor actividad cerebral, mayor plasticidad y, por tanto, un mejor funcionamiento de todas las funciones cognitivas del cerebro.
Si la actividad física pudiera suministrarse en forma de pastillas, sería el medicamento más recetado. Pellicer (2015) en su libro NeuroEF5 indica que según investigaciones realizadas por Ratey (2008), el ejercicio físico consigue algunos de los beneficios de la Ritalina (medicamento recetado para el déficit de atención con hiperactividad), el Prozac (el antidepresivo más vendido del mundo) y la morfina (potente analgésico) combinados, sin tener que tomar píldoras.
La mejor medicina: la natural, los hábitos saludables, lo que está al alcance de la mano.
Es gratis: actividad física, alimetación real y consciente.