Nuestra naturaleza humana: ¿cambiar o reconocernos para crecer?

Nuestra naturaleza humana: ¿cambiar o reconocernos para crecer?

¿Te has detenido a reflexionar sobre tu propia naturaleza? Te has preguntado si es posible cambiar aspectos fundamentales de quién eres, o simplemente debes aceptarte y aprender a utilizar tus características únicas a tu favor? 

La cuestión de si debemos cambiar nuestra naturaleza humana también plantea preguntas éticas y de responsabilidad personal. ¿Tenemos la responsabilidad de cambiar aspectos de nuestra naturaleza que consideramos negativos o destructivos? ¿Hasta qué punto estamos obligados a conformarnos con nuestra naturaleza y aceptarla tal como es?

Estas son preguntas complejas que pueden abordarse desde diferentes perspectivas filosóficas y éticas. Aquí exploramos algunas de estas cuestiones.


Reflexión desde la filosofía 

Desde la antigüedad, filósofos de todas las épocas han debatido sobre la naturaleza humana y si es posible cambiarla. Por un lado, encontramos corrientes filosóficas que enfatizan la idea de que nuestra naturaleza está determinada por factores innatos e inalterables que nos definen como seres individuales, como lo sugiere el pensamiento de Aristóteles: cada ser humano nace con una disposición natural única que lo predispone a ciertos rasgos de carácter, habilidades e inclinaciones. Esta idea está estrechamente relacionada con su concepto de “esencia”, que se refiere a las características inherentes e inmutables de cada ser.

Desde esta perspectiva, la naturaleza humana se entiende como algo fijo y predefinido que no puede ser cambiado o alterado por la voluntad individual. Según Aristóteles, cada persona tiene un propósito o función específica en la sociedad, determinada por su naturaleza única, y el camino hacia la realización personal y la felicidad consiste en cumplir con esa función de la mejor manera posible. 

Si aceptamos la premisa de Aristóteles, podemos concluir que no hay margen para el cambio personal o la transformación, ya que nuestras características innatas nos definen de manera irrevocable. 

Por otro lado, el filósofo Sócrates y los estoicos han definido la idea de que es posible transformar nuestra naturaleza a través del autoconocimiento y el cultivo de virtudes. Para ellos, el verdadero cambio no radica en modificar aspectos externos sino en transformar nuestra manera de pensar, sentir y actuar en el mundo. 

Sócrates, uno de los filósofos más influyentes de la antigua Grecia, creía en el poder del autoconocimiento como herramienta para la transformación personal. Según él, la verdadera sabiduría reside en reconocer la propia ignorancia y cuestionar constantemente nuestras creencias y convicciones. A través del diálogo y la introspección, Sócrates invitaba a sus discípulos a explorar las profundidades de su alma y descubrir sus verdaderos valores y propósitos en la vida. El objetivo del autoconocimiento era alcanzar la virtud, entendida como la excelencia moral y el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Al conocerse a sí mismo el individuo, puede identificar sus debilidades y trabajar en su superación, cultivando así las virtudes que lo cercan a la plenitud personal. 

Como suma a este pensamiento, los estoicos (una escuela filosófica fundada en la antigua Grecia y desarrollada posteriormente en Roma), inspirados por figuras como Zenón de Citio, entienden que el verdadero bienestar no depende de circunstancias externas, sino de la actitud que tomamos frente a ellas.

Así, para los estoicos, el camino hacia la virtud y la sabiduría comienza con el reconocimiento de la naturaleza racional y social del ser humano. A través de la práctica de la autodisciplina, el control de las emociones y el cultivo de la virtud, los individuos podían alcanzar la “ataraxia”, un estado de imperturbabilidad interior que les permitía enfrentar los desafíos de la vida con calma y determinación.


Ética y responsabilidad personal en relación con la naturaleza humana

Ahora, ¿qué implicaciones tiene esta reflexión para nuestra vida cotidiana? ¿Tenemos la responsabilidad de cambiar aspectos de nuestra naturaleza que consideramos negativos? ¿O debemos conformarnos con nuestra naturaleza y aceptarla tal como es?

Aquí entra en juego la ética y la responsabilidad personal. Si bien es cierto que cada individuo tiene características innatas que lo definen, también es importante reconocer que somos seres en constante evolución.

Libertad y Determinismo         

¿Somos responsables de nuestra naturaleza humana si está determinada por factores genéticos, ambientales y sociales sobre los cuales no tenemos control? Este dilema plantea la tensión entre el libre albedrío y el determinismo. Si nuestras acciones están determinadas por causas más allá de nuestro control, ¿podemos considerarnos moralmente responsables de ellas? Este debate es central en la filosofía moral y tiene implicaciones significativas para cómo entendemos la responsabilidad personal en relación con nuestra naturaleza.

Autoconocimiento y Autenticidad        

Reconocer nuestra propia naturaleza humana es fundamental para vivir de manera auténtica y congruente con nuestros valores y deseos más profundos. Sin embargo, esto implica confrontar aspectos de nosotros mismos que pueden ser difíciles de aceptar, como nuestras debilidades o limitaciones. La autoexploración y el autoconocimiento son pasos importantes en este proceso, porque nos permiten comprender nuestras motivaciones y comportamientos.

Ética de la Mejora Personal        

¿Es moralmente aceptable buscar cambiar aspectos de nuestra naturaleza humana que consideramos problemáticos o negativos? Esta pregunta plantea dilemas éticos relacionados con la mejora personal. Por un lado, la búsqueda de la mejora personal puede ser vista como un acto de responsabilidad y autodeterminación, permitiéndonos alcanzar nuestro potencial más pleno. Por otro lado, existe el riesgo de caer en prácticas que son egoístas o que tienen consecuencias no deseadas para nosotros mismos o para los demás.

Compromiso con la Virtud y la Ética        

Independientemente de si nuestra naturaleza humana es fija o mutable, el compromiso con la virtud y la ética es fundamental para vivir una vida moralmente significativa. Esto implica cultivar cualidades como la compasión, la honestidad, la justicia y la integridad, que pueden ayudarnos a navegar los desafíos de la existencia humana y a contribuir positivamente al bienestar de los demás. Reconocer nuestra propia naturaleza nos permite identificar áreas en las que podemos crecer y mejorar como personas éticas y responsables.

La pregunta sobre si nuestra naturaleza se puede cambiar o, por el contrario, es importante reconocerla para utilizarla a nuestro favor no tiene una respuesta correcta, simplemente nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y las decisiones que tomamos.

¿Qué aspectos de tu naturaleza te gustaría cambiar? ¿Cómo puedes utilizar tus fortalezas para alcanzar tus metas y contribuir al bienestar de los demás?

El cambio personal es un viaje continuo y es importante abordar nuestro proceso con autocompasión. Cambiar aspectos de nuestra naturaleza no implica rechazarnos a nosotros mismos, sino reconocer que somos seres imperfectos en búsqueda de crecimiento y desarrollo personal. 

David Valladares

Autor y promotor de lectura en A LEER POR LA VIDA & Investigador de la Memoria Social en CCE-NSD| Promotor de lectura; Conservación Ambiental; Charlas y talleres; Educación Comunitaria & Cazador de historias.

7 meses

Excelente, es sin duda un tema de debate. A mi juicio el ser humano es capaz de evolucionar y experiementar trasformaciones que nos conviertan día a día en mejores personas. El querer es poder.

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