Nuestro sentimiento de valía: la autoestima

Hoy me gustaría tomarme un respiro de los sistemas de clasificación de la personalidad, y tratar un tema que es, frecuentemente, confundido entre otras razones por la frecuencia con la que se usa.

Éste no es, ni más ni menos y tal y como el título indica, el sentimiento de valoración que tenemos hacia nosotros mismos, es decir, la autoestima.

Aquí me gustaría hacer un inciso, y es que es distinto este del autoconcepto, ya que ésta es la idea que tenemos de nosotros mismos.

Poniendo un ejemplo, podemos pensar de nosotros mismo en cómo conducimos. El pensamiento de 'me cuesta aparcar' (por ejemplo) tiene que ver con el autoconcepto, sin embargo el sentimiento negativo de inutilidad por 'ser mal conductor y fallar como persona' con la autoestima.

Los psicólogos diferenciamos, en un primer sentido muy elemental, entre alta y baja autoestima.

La alta autoestima, al contrario de lo que se suele pensar, no tiene que ver con la arrogancia o la prepotencia. Una persona a este nivel se siente confiada en sus cualidades y su capacidad de enfrentarse a la vida, ya que de forma más o menos consciente considera que tiene lo que necesita, y que de no ser así lo buscará o lo creará. Son personas que 'salen adelante', a veces no teniendo muy claro ni ellas mismas cómo. No se ven muy afectadas por las valoraciones de los demás, especialmente por las negativas, ya que están enfocadas en su propósito de vida y en no desviarse de él.

Un buen ejemplo de alta autoestima lo podemos ver en el cine, con el librero judío Guido Orefice en 'La vida es bella', o en el libro de Viktor Frankl 'El hombre en busca de sentido', ambas relacionadas con la Segunda Guerra mundial, con situaciones especialmente convulsas.

En esta escena, el protagonista conserva la calma para explicarle al niño lo que debe hacer para salvarse, sin asustarlo.

La baja autoestima, en cambio, se relaciona con una sensación de inadecuación ante la vida. Son personas instaladas en la queja constante, en el 'no se puede', o en el 'es que...'. No confían en sus habilidades, y suelen esperar a que otras personas le resuelvan los problemas. Suelen verse bastante afectados por las valoraciones que hacen de ellos los demás, especialmente las negativas, entre otras razones debido a que es habitual es que no tengan un 'ancla', o motivo superior para vivir,

Un ejemplo claro de baja autoestima lo vemos el protagonista, Nobita, de los dibujos para niños de 'Doraemon', con un protagonista que considera de sí mismo que es poco interesante y mal estudiante, que recurre a su amigo constantemente para resolver los avatares en los que se ve envuelto.

A pesar de estar pensado para público infantil, Doraemon posee arquetipos interesantes de estudio para los adultos.

Como último apunte, me gustaría añadir que poseer una buena apreciación de uno mismo depende en una medida mayor de lo podríamos pensar de nuestro ambiente, de tal forma que en ocasiones, una persona podría pasar a tener de una baja a una alta autoestima saliendo, por ejemplo, de una situación de maltrato.

De esta forma, buscando su lugar, con trabajo propio y de ser necesario psicoterapia, podría pasar a sentirse mejor consigo misma y con más esperanza en el futuro, lo cual le dará fuerzas para futuras situaciones difíciles para ella.