Nuevas tendencias y desafíos laborales

Desde que la inteligencia artificial probó que en tan solo 40 días una máquina puede ser programada para aprender a jugar a algo tan complejo como el milenario juego coreano GO y vencer al campeón indiscutido de esa disciplina, al mundo no le quedó duda de que las máquinas pueden aprender a desempeñar tareas complejas en muy poco tiempo. 

El impacto que este tipo de desarrollos tecnológicos tiene y tendrá en el mundo del trabajo, plantea muchas inquietudes. Sin embargo, esta cuarta revolución industrial que estamos viviendo demanda que estemos más despiertos y atentos que nunca para capitalizarla.

La transformación digital progresivamente está dejando atrás muchas posiciones operativas, manuales o mecánicas a raíz de la automatización de procesos y la incorporación de avances tecnológicos donde la inteligencia artificial representa solo uno de ellos. Los data entry, por ejemplo, van siendo reemplazados por softwares más eficientes de captura de datos, la atención al cliente en tiendas disminuye a partir del avance de las tiendas digitales y los contact centers se reducen a medida que el canal de comunicación digital se vuelve cada vez más relevante. Estos cambios nos llevan a imaginar un futuro donde las personas físicas estarán para intervenir en niveles cada vez más sofisticados de las operaciones, o hacerse presentes solo cuando un problema ha escalado.

Ahora bien, entendiendo que la tecnología está al servicio de las personas, podemos cambiar de enfoque y ver que el futuro del trabajo es mucho más promisorio de lo que puede parecer a simple vista. La economía digital también genera posiciones nuevas, algunas muy calificadas, como las ligadas al desarrollo y análisis de datos, o a nuevas áreas ligadas al servicio como customer experience y marketing digital; y muchas otras no calificadas que también son muy necesarias, como los servicios de envíos que se multiplicaron exponencialmente. Por otra parte, hay muchas profesiones donde la sensibilidad del ser humano seguirá siendo un diferencial a pesar del avance de la tecnología, como aquellos ligados al cuidado de la salud, al bienestar, al diseño y la creatividad, que van en aumento no en disminución.

En todos los casos, la clave para adaptarse y sobrellevar con éxito los cambios que están llegando es, primero, ser conscientes de que esto es un proceso de modernización que no parece detenerse y si uno elige no sumarse, lo hará otra persona, ya sea un colega, otra empresa, o el país vecino. Primero, entonces, se trata de aceptar y aprovechar el cambio. Luego, capacitarse y hacer todo lo necesario para estar al día con las nuevas tendencias. El mundo va aceleradamente hacia lo digital, por lo tanto, se trata de capitalizar todos los recursos de los que se puedan disponer: aprender de los más jóvenes, capacitarse, leer, abrirse y adaptarse.

Es importante entender también que este cambio trasciende la tecnología e impregna la forma en la que pensamos, aprendemos y trabajamos. En la educación, por ejemplo se está produciendo un gran cambio. Antes, un docente enseñaba algo como una verdad revelada, siendo la única persona que tenía acceso a esa información. Actualmente, el aprendizaje es más instantáneo, dinámico e interactivo. En las algunas escuelas se arman equipos donde se plantean problemáticas a resolver, éstas se abordan con una perspectiva multidisciplinaria, donde esa información que antes tenía concentrada una sola persona, ahora es pública y accesible a través de internet y lo más importante es la capacidad de análisis y pensamiento. Al pensar las diferentes formas de resolver un problema o de plantear ideas, discusiones, alternativas, se van generando instancias de aprendizaje y eso genera un entorno más creativo.

De esta forma, ya desde la escuela se abordan nuevas maneras de encarar un problema, donde no hay premios y castigos, donde se aprende de la equivocación porque a partir de ahí surgen nuevos resultados, donde se fomenta la búsqueda como un proceso enriquecedor en sí mismo.

En el ámbito corporativo, este cambio también se palpa en la cultura de las empresas, donde el trabajo colaborativo y las metodologías ágiles se van imponiendo, y donde las estructuras formales van cambiando su configuración, a formas más horizontales e interdisciplinarias.

En cuanto a las habilidades, para las posiciones directivas el know how digital resulta un factor clave. Tanto las empresas que nacen digitales como aquellas tradicionales que se están transformando, tienen al dato como eje, por ende, los roles “data driven” como Data Analytic, Data Manager, Data Governor, Data Scientist, CTOs, entre otros, continuarán siendo centrales. Asimismo, teniendo en cuenta que el canal digital es el elegido por las compañías para apuntar sus estrategias de negocio, los expertos en Digital Marketing se vuelven centrales. También los relacionados con Consumer Experience son roles cada vez más fuertes y los desarrollos tecnológicos orientados al consumidor generan niveles de análisis cada vez más sofisticados.

En conclusión, como todo cambio, la revolución tecnológica que hoy vivimos traerá aparejados desafíos, pero también muchas oportunidades a ser capitalizadas por quienes logren tener una mente abierta y estén dispuestos a asumir el reto.

En Argentina, hay varias realidades que conviven, una conformada por los unicornios, las compañías digitales, los emprendimientos creativos que impulsan la innovación y concentran esa energía pujante que lleva al país hacia el desarrollo; otra representada por las empresas tradicionales que son conscientes del cambio que propone la nueva economía, lo aceptan y trabajan fuerte para adaptarse y mantenerse competitivas; y otra representada por las empresas que son conscientes de que el entorno cambia pero no lo aceptan y se resisten, y quieren seguir aplicando las reglas de juego del siglo XX a un mundo que ya cambió.

Qué actitud elijamos tomar frente a los cambios de paradigma que propone la revolución digital, depende de nosotros, al igual que los resultados que con esa actitud logremos obtener.