Nuevo gabinete de Macri. Quién es quién
La alianza Cambiemos anunció el gabinete con el que gobernará a partir del próximo 10 de diciembre. La selección de los funcionarios confirma el perfil que tendrá el gobierno. Sobresalen ministros de indiscutible perfil pro-mercado y una sustancial representación de corporaciones empresarias. Los socios radicales tuvieron una paga modesta. Las sorpresas están en la continuidad del ministro de Ciencia y Tecnología y el nombramiento de una canciller probablemente muy bien vista en el Departamento de Estado.
En una breve conferencia de prensa, el futuro jefe de gabinete Marcos Peña anunció la lista de ministros y principales cargos de la nueva gestión comandada por el electo presidente Mauricio Macri. El grueso de los nominados provienen de la actual gestión en la ciudad de Buenos Aires y enrolados en el PRO, partido del nuevo presidente. La UCR -principal partido aliado en Cambiemos- quedó con una representación exigua si de lo compara con el aporte realizado para instalar la candidatura presidencial. Los ministros radicales -por las áreas que tendrán a cargo y su gravitación hacia adentro de la UCR- no cumplirán el rol de puente o articulación hacia adentro de Cambiemos. Más bien, parece que fueron elegidos por sus perfiles y afinidad con el nuevo presidente y no por su pertenencia partidaria. El gabinete también muestra una -quizá desmesurada- paga al mundo empresario y financiero. Todo un dato de las políticas que se llevarían a cabo a partir del 10 de diciembre.
Los ministerios relevantes
La Jefatura de Gabinete recayó en manos de Marcos Peña, quien hasta ahora se desempeñó como secretario de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Fue el jefe de la campaña presidencial e indudablemente uno de los funcionarios más cercanos de Mauricio Macri. Por él ha pasado toda la comunicación externa del PRO, situación que probablemente continúe. Será la persona más importante de todo el equipo que asume en los próximos días. Estará secundado por Gustavo Lopetegui, actual CEO de LAN, principal empresa competidora de la compañía de bandera Aerolíneas Argentinas. El equipo se completa con Mario Quintana, titular del fondo de inversión Pegasus, con importantes unidades de negocios en el retail, sector inmobiliario, agrobusiness y servicios financieros. Este funcionario es socio de Nicolás Caputo -amigo personalísimo- del electo presidente y predilecto contratista de las obras en la ciudad de Buenos Aires.
El ministerio de Hacienda y Finanzas (ya no se nominará Economía) estará en manos de Alfonso Prat Gay. Es actualmente diputado por la Coalición Cïvica, socio menor de la alianza Cambiemos. Era presidente del BCRA cuando inició la gestión Néstor Kirchner. Luego renunció por disidencias con el rumbo tomado. Aunque probablemente no lo resuelva desde el inicio, es un convencido de plantear una política del BCRA con metas de inflación. Planteó la necesidad de terminar con el cepo “lo antes posible”, medida que -entiende- generará ingreso y no egreso de capitales. Se lo recuerda por haber sido quien organizó la ingeniería financiera para sacar del país la suma millonaria que pagó Camargo Correa por la compra de la cementera Loma Negra. Es un hombre del corazón del mercado financiero, ex funcionario del JP Morgan. Será secundado por Pedro Lacoste, su ex socio en la consultora llamada Tilton, desde donde manejaban una importante cartera de grande clientes empresarios. La tercer figura en Hacienda será Luis Caputo, quien será el secretario de Finanzas y comandará la negociación con los hold outs. Fue titular de la filial argentina del Deustche Bank hasta 2008 y desde entonces maneja un fondo de inversión.
El Ministerio de Interior será comandado por Rogelio Frigerio, quien hasta ahora se desempeñaba como titular del banco Ciudad de Buenos Aires. Es uno de los principales economistas del PRO y sonaba como candidato a Economía. Durante los años noventas tuvo un paso por esta cartera, manejando la relación económica con las provincias. Es titular de una consultora llamada Economía & Regiones, especializada en economías regionales. La elección de un economista al frente de Interior obedece a que Macri deberá gestionar un mapa donde no abundan gobernadores de Cambiemos. Es probable que una de las principales tareas que deba encarar Frigerio sea discutir y/o negociar una nueva ley de coparticipación federal, proceso sumamente complejo.
Una de las principales sorpresas que la designación de Susana Malcorra al frente de la Cancillería. Fue el primer anuncio y también el único realizado por Macri. Malcorra es actualmente jefa de gabinete de Ban Ki-moon en Naciones Unidas, donde desembarcó en el año 2004. Desde entonces sus actividades estuvieron vinculadas a la logística del programa mundial de alimentos, posteriormente de las operaciones de paz. Esta última tarea tiene un presupuesto y volumen de personal considerable y probablemente nadie llegue allí sin el aval del Departamento de Estado. Anteriormente a sus actividades en las Naciones Unidas, Malcorra desarrolló una importante carrera en la filial argentina de IBM y Telecom.
El ministerio de Minería y Energía estará a cargo de Juan José Aranguren. El nuevo funcionario hizo toda su carrera laboral dentro de la Shell, donde ingresó de muy joven y se desempeño como su CEO durante los últimos 14 años. Aranguren pasó a la fama en 2004 cuando se negó a mantener el precio de las naftas que despachaban las estaciones de servicio Shell y el entonces presidente Kirchner llamó a un boicot contra la angloholandesa. El constante enfrentamiento de Aranguren con el kirchnerismo lo convirtió en una figura muy importante dentro del empresariado. Ha relativizado el rol de YPF y en distintas oportunidades planteó que el autoabastecimiento no debe ser necesariamente un objetivo a lograr. Otro de los asuntos relevantes que tendrá en sus manos será la eliminación gradual de los subsidios a la energía.
El ministerio de Ciencia y Tecnología continuará a cargo de Lino Barañao. Esta continuidad -la única- ha sido una sorpresa relevante. El ministro había manifestado su deseo de seguir a cargo de la gestión del área y su nominación tuvo el aval de Cristina Kirchner. El comando de esta cartera ha sido una de las menos cuestionadas por la oposición y ha tenido logros significativos y que exceden a un gobierno. Probablemente Macri no tenía un nombre adecuado para este área. Por tanto, ṕegó dos veces con la misma bala. Resolvió el nombramiento y se mostró como un presidente racional que no vendrá a destruir lo bueno hecho por el kirchnerismo. Habrá que ver cuánto presupuesto asigna a este área la nueva gestión. Barañao -su continuidad o alejamiento- terminará siendo “un termómetro” del rol que Macri asigna a la producción de tecnología nacional.
El ministerio de Agricultura estará comandado por Ricardo Buryaile. Se desempeñó como diputado nacional durante los últimos 6 años, a instancias de la Unión Cívica Radical. Es visto como una paga al centenario partido, aunque en realidad su llegada al Congreso se debió a la crisis con el campo. Buryaile es el vicepresidente de una de las cuatro entidades representantes de las patronales agropecuarias. Será el encargado de reestablecer la relación entre el gobierno y las entidades agropecuarias, lo cual no le será difícil por ser parte de ellas. Asimismo, deberá implementar la promesa de campaña de Mauricio Macri en torno a la eliminación de las retenciones a la exportación de las economías regionales, como así también una reducción de las que pesan sobre la soja.
Julio Martínez será el nuevo ministro de Defensa. Se desempeñó como diputado nacional por el radicalismo desde 2003 en forma casi ininterrumpida y tuvo a cargo la comisión de Defensa en la Cámara Baja. Aunque no es un profesional del área, tiene un conocimiento profundo del sector y ha cuestionado insistentemente al saliente gobierno por su actuación en torno al presupuesto militar, equipamiento, la estratégica misión antártica y el rol de la inteligencia militar.
La tercera cartera en manos de radicales es el ministerio de Comunicaciones. Estará a cargo de Oscar Aguad, un importante dirigente del ala más conservadora de ese partido que provine de la provincia de Córdoba. Aguad ha sido uno de los principales dirigentes que trabajó para la confluencia de su partido y el centroderecha PRO. Su inmediato trabajo será desplazar al titular de la AFSCA, entidad que aplica la controvertida ley de Medios. De hecho, Aguad fue una de las espadas de la oposición que resistió el nuevo esquema de desmonopolización de medios audiovisuales. Es una incógnita si la nueva gestión podrá desandar el camino iniciado por el kirchnerismo en este área. Es altamente probable que el funcionario abra las puertas a nuevos emprendimientos privados en el área de telecomunicaciones.
El ministerio de Justicia recaerá en Germán Garavano. Se suponía que esta cartera quedaría en manos del senador radical Ernesto Sanz, quien finalmente desistió de cualquier nombramiento aduciendo causas personales. A pesar de ser bastante joven, Garavano tiene un currículum relevante. Fue juez en la ciudad de Buenos Aires y Fiscal General de la ciudad durante 7 años. En la última elección del Consejo de la Magistratura fue electo como representante de abogados. Deberá gestionar la puesta en marcha de los nuevos códigos penal y procesal penal, como así también reconfigurar el Consejo de la Magistratura. Asimismo, tendrá a su cargo el proceso por medio del cual se completarán las dos vacantes en la Corte Suprema de Justicia.
El ministerio de Producción estará comandado por Francisco Cabrera. Se desempeña desde hace 7 años como ministro porteño y probablemente será una de las figuras claves del nuevo gobierno. Tiene antecedentes en el mundo empresario, comandó una AFJP, fue director del diario La Nación y ex directivo del banco HSBC. Bajo su órbita estarán las áreas de Industria, comercio interior y exterior. Entre sus principales desafíos estará administrar la apertura comercial que propone el nuevo presidente y las posibles consecuencias que ella tenga. El nuevo funcionario aseguró que continuarán por un tiempo algunas políticas emblemáticas como “precios cuidados” y “ahora 12”, aunque es probable que apuesten a que estas iniciativas languidezcan. También tendrá a su cargo gestionar la desarticulación de las DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación) cuya vigencia tiene fecha de vencimiento a raíz de una demanda perdida ante la OMC.
La cartera de Seguridad será comandada por Patricia Bullrich. Se trata de un nombramiento sorpresivo ya que en el entorno de Macri había varios candidatos de peso. Bullrich ha trabajado desde hace tiempo en este área y tiene como agenda realizar el traspaso de la policía federal a las fuerzas de la ciudad de Buenos Aires. También deberá llevar adelante una de las principales promesas electorales de Macri: la creación de una agencia federal para el combate del crímen organizado. Si aumenta la conflictividad social, deberá sostener el orden público.
Jorge Triaca fue designado como ministro de Trabajo. Cuando se anunció el gabinete, quedó por cubrir este cargo. Lo iba a ocupar un cordobés de la estructura política del gobernador saliente de la Sota, influyente peronista no-k. Al parecer, tuvo el veto de los sectores sindicales porque aquel candidato representaba también al grupo Arcor. El designado Triaca tiene apellido sindical peronista pero dentro de ese vasto mundo está enfrentado con Hugo Moyano, quien apoyó la candidatura de Macri. La situación generó cierto malestar. El ministro deberá gestionar las posibles consecuencias en el entramado productivo que tendría una apertura abrupta del mercado.
Otras carteras
Educación estará en manos de Esteban Bullrich, un funcionario que acompaña a Macri en este área de gestión desde hace años en la ciudad de Buenos Aires.
Transporte estará a cargo de Guillermo Dietrich, que también se mudará de la ciudad de Buenos Aires a la nación. Es accionista de uno de los principales retails automotriz del país, aunque asegura que eso no le trae conflictos de intereses.
Desarrollo Social lo gestionará Carolina Stanley, otra de las funcionarias que pasará de la ciudad a la Nación. Tendrá a su cargo cumplir la promesa de campaña “pobreza cero”
Cultura estará en manos de Pablo Avelluto, un periodista gráfico bastante desconocido, pero que ingresó a la fama años atrás con twiters poco felices e intolerantes.
Turismo será comandada por Gustavo Santos, funcionario que maneja la agencia de turismo de la provincia de Córdoba. Poco conocido pero con buena gestión en el área.
Modernización estará a cargo de Andrés Ibarra, quien hasta hoy ocupa el mismo lugar en la ciudad de Buenos Aires. Es parte de la mesa chica del PRO y acompaña a Macri desde hace décadas, tanto en el ámbito privado, como en la gestión que llevó adelante en el club Boca Juniors
Medio Ambiente estará en manos de Sergio Bergman, actualmente diputado nacional del PRO y que pasó por la legislatura de la Ciudad. No tiene antecedentes en la materia.
Algunas conclusiones
El perfil del gabinete es marcadamente pro-empresario. En la jefatura de gabinete está el titular del fondo de inversión Pegasus y el CEO de Lan. El ministerio de energía fue para el ex-CEO de Shell. Transporte, para un importante socio de retail automotriz que lleva su propio apellido. Se le podría sumar también Agricultura, que recayó en un representante de las asociaciones gremiales empresarias del agrobusiness; la secretaría de hacienda -que comandará la negociación con los hold outs- en el ex titular del Deustche Bank; El secretario de Industria recayó en manos de un funcionario de la UIA.
Hubo intención explicita de mostrar al área económica desagregada en varios ministerios. De hecho, se le cambiará el nombre a Economía, que pasará a ser tan solo Hacienda. El titular para el BCRA -si es que logran desplazar al actual- será un estricto neoliberal. En ese universo de la economía también gravita el nuevo ministro de Interior, economista del riñón PRO, que negociará con las provincias hacia un horizonte de nueva coparticipación federal.
Es una incógnita cómo se gestionará el Frente Cambiemos. Hubo una paga modesta para la UCR, principal partido del Frente. El nombramiento en la cartera de Trabajo dejó incómodo a Hugo Moyano, la “pata sindical” de ese espacio. Habida cuenta del los números del parlamento y el exiguo margen en el ballotage, Macri necesita sumar. Los dos líderes de la alianza UNA -Massa y de la Sota- parecerían ser los más cercanos. Massa acordó la gobernabilidad en la provincia de Buenos Aires, principal desafío para el PRO. A su vez, la Córdoba de De la Sota fue la que garantizó la llegada de Macri a La Rosada.
El equipo de gestión presentado deberá comandar cambios relevantes en términos de orientación económica. Deberá administrar las consecuencias de las principales decisiones que formaron parte de las promesas electorales. Entre ellas, un proceso de liberalización comercial, una visión más liberal en términos macroeconómicos, negociar con los fondos buitres, eliminar el cepo, reducir el impuesto a las Ganacias, eliminar las retenciones a las economías regionales y reducir las de la soja. Todas estas medidas tienen impacto en la reducción de los ingresos fiscales y probablemente también en términos socio-laborales. El camino para componer la viabilidad económica podría ser el endeudamiento. El país tiene hoy poca deuda emitida en moneda extranjera en comparación con su PBI. La orientación económica del nuevo presidente favorecería el ingreso de capitales. Al menos, esa es la explicación que esgrimen desde el corazón del macrismo.
En términos diplomáticos, hay también un giro relevante. La canciller viene trabajando en un cargo importante dentro de la estructura de la ONU, es presentada como una profesional técnica. Por el carácter del puesto que ocupaba, parece razonable pensar que cuenta con un visto bueno del Departamento de Estado. La orientación girará en torno a mejorar las relaciones con EEUU y Europa parecen claras. Argentina apoyará una acuerdo Mercosur- UE. Las incógnita está en cómo reconfigurará el vínculo con China y Rusia. En términos regionales Macri se siente cómodo con el ex presidente Piñera y con el mandatario colombiano Juan Manuel Santos. Su apuesta a posicionarse tan fuertemente en torno al caso Venezuela, apunta a constituirse dentro de ese grupo. La Alianza del Pacífico parece ser el norte dentro del imaginario de Mauricio Macri. Dentro del Mercosur el presidente electo apuntará a una perspectiva más liberal en términos comerciales y un acercamiento a los socios menores Uruguay y Paraguay.