Nunca digas NO a alguien joven

Cuando entré a primero de carrera en la Facultad de Farmacia de la UCM tenía claro que me quería dedicar a la investigación, era algo que me apasionaba, pero que tenía claro que me iba a costar mucho trabajo conseguir. En la asignatura de #bioquimica de primero me di cuenta que me apasionaba ese campo, tuve un profesor muy bueno, pero cuándo le dije que si podía enseñarme cómo era el investigar en un laboratorio de verdad su respuesta fue "estudia, porque ahora no es el momento".

En efecto, eso hice, dejé de lado mis fantasías de querer investigar, y me puse a estudiar. Cuando llegué a segundo de carrera, en la siguiente asignatura de bioquímica, volví a preguntarlo, y me dijeron lo mismo. Yo tenía claro que en el fondo tenían razón, ¿qué hacía un niño de 18-19 años queriendo aprender investigación?

En ese mismo año cursé la asignatura de parasitologia, donde conocí al primer profesor que me iba a marcar para siempre. Me acuerdo perfectamente de una clase en la que Francisco Bolás Fernández (Paco) nos explicó el ciclo vital de Trichinella Spiralis, cosa que me fascinó. Pensé que tal vez sería buena idea hablar con él para que fuese él el que me introdujese dentro del mundo de la investigación y, para mi sorpresa, su respuesta fue "tengo un laboratorio que ahora mismo está parado, pero si me traes un proyecto lo suficientemente interesante, me podría plantear reactivarlo y juntar tus inquietudes con el avance de mi proyecto personal". En ese momento me puse a estudiar a fondo el parásito que tanto me había maravillado, y encontré que este parásito era capaz de convertir las células del tejido muscular estriado que infectaba en células madre para posteriormente convertirla en una "célula nodriza" donde el gusano se encontrase cómodo. Esto me pareció tan interesante que el proyecto que le propuse fue identificar qué proteínas estaba emitiendo el parásito para aislarlas, y ser capaces de tener un conjunto de proteínas que permitiesen desarrollar el campo de la medicina regenerativa a través de la generación de iPSC (células madre pluripotentes inducibles). A Paco le gustó el proyecto y lo que más me gustó fue que me dio total libertad para el desarrollo del proyecto. Teníamos reuniones periódicas para comentar el avance del proyecto, y me permitió involucrar a los compañeros que quisiese, siempre y cuando estuviesen igual de comprometidos que yo con la ciencia. Eso me llevó a generar una asociación de estudiantes centrada en investigación que movió a más de 150 personas de varias universidades, y que nos permitió hacer crecer el proyecto, publicar en congresos (mis primeros), y poder dar mis primeras conferencias sobre ciencia.

Esta oportunidad que me dio Paco me motivó hasta tal punto que ese año obtuve mi primera matrícula de honor en fisiología, y tuve varios sobresalientes. Sin embargo, al año y medio, quise diversificar e intentar volver a la rama a la que intenté entrar desde el principio, la de la bioquímica.

Dado que en la Facultad de Farmacia no me dieron la oportunidad en ningún momento de acceder a dicho departamento, me fui a buscarlo a la Facultad de Medicina, donde conocí a la Profesora Ana Esquifino Parras y su grupo de investigación. Me dio una gran oportunidad, me permitió publicar en mi primer congreso internacional (me mandó a Roma al World Endocrinology Congress) y presenté un trabajo sobre la resistencia a la insulina y otro sobre el metabolismo de los ácidos grasos y la mutación de la perilipina. Me incluyó dentro de su grupo de investigación, me motivó, me puso muy en valor y me pidió que redactase con ella el Paper que pondría la guinda final a su carrera investigadora en la que hablaríamos sobre los genes del reloj, y diferentes proteínas crono-reguladas, como el PrRP (prolactin releasing peptide). Le propuse a Ana que estudiásemos la relación que existía entre los genes del reloj y el cáncer, ya que quería saber si una desregulación del reloj biológico podría generar ese cáncer, o la aparición de cáncer podría generar el desajuste del reloj biológico. Le gustó mucho el proyecto, y debido a mi gran interés, me intentó dar de alta en un proyecto en conjunto con el Hospital Clínico San Carlos, que al final no salió adelante, pero que valoré muchísimo porque quería que figurase como un miembro más del proyecto de investigación (aquí yo tenía 20 años). Con Ana conocí lo que era la investigación traslacional, y me permitió conocer ya dos campos de la investigación: la básica, con Paco, y la traslacional, con Ana. También hice pequeñas estancias de investigación en la Facultad de Medicina por los Departamento de Inmunología y de Farmacología.

Posteriormente me puse en contacto con dos médicos del Hospital 12 de Octubre, del Servicio de Ginecología y Obstetricia (los doctores Ignacio Herráiz y Alberto Galindo). Me dieron la oportunidad de formarme en el área de la investigación clínica como Data Entry, y me enseñaron muchísimo. Aprendí a cómo se organizaba un estudio observacional, cómo se gestionaba, me enseñaron muchísimas cosas que no son competencia ni siquiera de mi campo, pero con todo el cariño del mundo, me formaron y me apoyaron en mi desarrollo profesional a toda costa. Me orientaron y me trataron como uno más del equipo.

Llegado a este punto, eché la vista atrás y me di cuenta de que en tan solo 4-5 años, había conseguido muchísimo, tenía artículos publicados, congresos presentados, proyectos de investigación que había coordinado, tenía conocimiento de realizar muchísimas técnicas de laboratorio y de manejo de animales de investigación. Sabía redactar papers, aprendí muchísima estadística, también a replantear hipótesis mal formuladas, y mil cosas más.

Sin embargo, había una cosa que aún no había probado, y de la que siempre había renegado: la industria farmacéutica. Hablé con la universidad y me dieron unas prácticas de 3 meses en una farmacéutica que se llamaba Guerbet y conocí a mi tutora, Elena Fernández Moinelo. La verdad, una persona increíble, muy enérgica y que una vez más, te daba autonomía absoluta para realizar las tareas que te encargaba. Fue una tutora excelente, me enseñó muchísimo sobre asuntos regulatorios, gestión de almacenes, y sobre protocolos de comunicación con la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios. Ella me motivó de forma enorme a hacer aquello que más me gustaba, y que con el paso del tiempo descubrí que era el mundo de la investigación clínica y traslacional, el mundo del I+D del medicamento y los ensayos clínicos. Antes de irme de Guerbet al terminar las prácticas, Elena me propuso para un puesto de MSL (Medical Science Liaison) dentro de Guerbet, pero no fue posible debido a que no había terminado aún la carrera.

Cuando estaba en 3º de carrera empecé a dar clase en una academia (que a día de hoy ya no es tan academia, si no un conjunto de 2 colegios y mucho más). Ahí conocí a otro grupo de personas que me iban a marcar para siempre, Diego Núñez, Javier García y Ashkan Nerusangy. 3 personas que me enseñaron lo que es el honor, lo que es el saber hacer, el respeto, la disciplina, y sobre todo, me enseñaron a que si las cosas se hacen bien y aprender a enmendar tus errores, puedes llegar a donde te propongas. Ashkan, para mí, se convirtió en mi mentor de negocios y siempre que tengo alguna duda, siempre voy a él; Diego es como un hermano mayor, podía hablar de lo que quisiera con él y siempre me va a dar su punto de vista más honesto; por otro lado, si tenía dudas existenciales sobre cómo gestionar ciertos momentos de mi vida, o incluso cómo poder evolucionar de forma sólida, ahí estaba Javier, siempre con sus consejos tan buenos y que descubrí con el paso del tiempo lo útiles que podían llegar a ser.

Todo lo que viví en estos 7 años me llevó a plantearme lo que realmente quería hacer con mi vida: QUIERO COMBINAR CIENCIA, EDUCACIÓN Y EL MUNDO DE LA EMPRESA.

Así fue como surgió Geistek Pharma, la cristalización de todo el conocimiento que me fueron dejando todas estas personas. Geistek Pharma se dedica a gestionar ensayos clínicos en el campo de la terapia avanzada (terapia génica, terapia celular somática, ingeniería de tejidos y terapia avanzada combinada). A la vez, sigo dando clase en el mismo sitio donde empecé a dar clase en mayo de 2018 (TutorASAP High Performance International Study Centre), y recientemente me he incorporado también a la escuela de Rocket Program Biopharma Education como profesor de Desarrollo Clínico en el Executive Program for Medical Science Liaison (MSL).

Actualmente me encuentro justo donde quiero estar, combinando los 3 puntos que quería combinar, Ciencia, Educación y Empresa. Todo esto no habría sido posible si no hubiese recibido las oportunidades que me dieron esas personas:

• Investigación Básica - Francisco Bolás Fernández (Profesor de Parasitología Facultad de Farmacia UCM)
• Investigación Traslacional - Ana Esquifino Parras (Profesora de Bioquímica Facultad de Medicina UCM)
• Investigación Clínica - Ignacio Herráiz y Alberto Galindo (Médicos del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital 12 de Octubre)
• Industria Farmacéutica - Elena Fernández Moinelo
• Educación - Ashkan Nerusangy, Diego Núñez, y Javier García.

En resumen, SI DAS OPORTUNIDADES, ESTÁS GENERANDO FUTUROS PROFESIONALES, que pueden aprovechar al máximo el conocimiento que les transmitas, y puedes convertirte en una parte muy importante en la vida de esa persona.

¡GRACIAS A ESA GENETE QUE DA OPORTUNIDADES!