Obesidad y Psicología: Es posible un cambio.
La obesidad es una enfermedad crónica que suele acarrear consecuencias negativas. Más allá de aquellas a nivel físico, afecta considerablemente a nivel emocional y social.
La falta de estima personal, y las limitaciones que las personas pueden vivir en la cotidianeidad, tales como viajar en transporte público, caminar, comprarse ropa, etc. ofrecen grandes incomodidades y actúan en desmedro de su propia valoración. Sumado a la sensación de sentirse excluido de los parámetros sociales, ubican al sujeto ante una profunda discriminación.
Las creencias y mandatos familiares que la persona tiene de sí pueden también ser un obstáculo para iniciar en una mejora. Es común escuchar cierta resignación ante la posibilidad de cambio; muchas veces justificando sus apreciaciones con frases tales como “en mi familia son todos obesos” “intenté varias dietas y ninguna funcionó” etc. Esta manera de verse a sí mismo, genera cierta rigidez en su pensamiento que le impide gestar algo nuevo, convirtiendo este proceso en un círculo vicioso. Esos kilos que “sobran “pueden estar significando inconscientemente una protección de otras realidades que la persona no quiere ver o hacerse cargo.
Las exigencias sociales de estar en forma y responder a un esquema de belleza, provoca que el obeso al sentir que no está a la altura de las circunstancias, se autodiscrimine y se aisle. Esta angustia de estar solo, actúa en detrimento de su autovaloración generándole una profunda tristeza.
Bajar de peso, no solo es realizar una dieta y comer menos. Es un cambio de hábito que se debe iniciar y sostener en el tiempo no solo desde aspectos alimenticios, sino también psicológicos.
El sentimiento de culpa, que se provoca por tener recaídas necesita ser tratado con un psicólogo que promueva la estabilidad emocional. Es necesario fortalecer la voluntad, la estima y la frustración que podrían generarse durante este largo pero valioso camino de cambio.
Lic. Maria Cecilia Aparici