Oferta y demanda IT
Últimamente leo que la demanda de recursos IT supera la oferta. Por semana me llegan al menos tres propuestas de trabajo (preselecciones hechas por recruiters, claro, nada concreto). Sin embargo, responda de la forma que responda, todas (o casi todas, sino no estaría trabajando en ninguna empresa actualmente) terminan con un rotundo “Lamentablemente no contamos con esa posibilidad en este proyecto, pero quedamos en contacto para futuras oportunidades”.
Algo pasa en el medio, algo que hace que ese currículum vitae tan interesante, toda esa experiencia generada en estos años, todo eso que llamó la atención en un primer momento, valgan de nada. Proyectos con clientes de Estados Unidos, de Europa, con recursos distribuidos en el mundo entero, pero en oficinas. No es raro trabajar desde una oficina. Incluso a veces es inconcebible no hacerlo. Pero, ¿por qué?
Les cuento un poco sobre mí para que tengan un poco de contexto.
Tengo 33 años, vivo en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, Argentina. Soy desarrollador de software, trabajo principalmente con .NET, pero también programo en otros lenguajes. Soy padre de dos hermosas hijas (1 año y medio y 3 años y medio), y marido de una gran mujer. Me gustan los desafíos y aprender cosas nuevas todo el tiempo. Soy aficionado a la fotografía y a la música (aunque últimamente la tengo un poco abandonada). Mi esposa también trabaja (aunque en otro rubro) y tiene un horario muy estricto que cumplir, además, lo hace en la ciudad vecina de Santa Fe. Poco nos gusta la idea de que los abuelos/as y tíos/as se hagan cargo de nuestros hijos mientras trabajamos, y eso nos llevó a tomar una decisión: yo me ocuparía de llevar al jardín a nuestras dos hijas y buscarlas a la salida, y me quedaría con ellas hasta que mi mujer regresase de su jornada laboral.
Por suerte, en ese momento me encontraba trabajando en una empresa donde la presencia importaba poco y nada, salvo excepciones claramente justificables, por lo tanto la “forma” fue aceptada sin dudarlo ni siquiera, además que ya trabajaba ahí hacía un tiempo y conocían mi compromiso con las tareas. En resumen, mi día pasó de entrar a trabajar a las 8 y salir a las 16 a llevarlas al jardín a las 9, entrar a trabajar a las 9:15, salir a las 12:45, buscarlas del jardín a las 13, volver a casa, preparar mamaderas, cambiar pañales, leer cuentos, comer, trabajar desde casa entre las 14 y las 18:30 (o más)... En fin, nada complicado si se mantiene cierto orden.
Volviendo al tema en cuestión, mi respuesta a las propuestas de trabajo es que necesito flexibilidad de horarios. Le sumo a esto que la mayoría de las veces aclaro que solo puedo trabajar de forma remota porque me envían propuestas para trabajar en empresas radicadas en Córdoba, Buenos Aires, y otras ciudades donde no vivo. Ahora sí, la respuesta tiene sentido: “Lamentablemente no contamos con esa posibilidad en este proyecto, pero quedamos en contacto para futuras oportunidades”.
¿Tiene sentido?
Me resulta muy extraño que no acepten lo que ellos mismos hacen, ¿o acaso no trabajan remotamente para empresas del extranjero? Como dije antes: equipos distribuidos... en oficinas.
El día en que las empresas dejen de requerir la presencia del empleado en una oficina cumpliendo un horario formal la oferta aumentará enormemente, porque todos (o la mayoría) los que trabajan freelance para poder cumplir con sus objetivos de vida además de los laborales, podrían tener un trabajo en relación de dependencia que les permita lo mismo. En definitiva, solo falta mejorar la propuesta. Aggiornarse.
Consultora en Arquitectura y Gobierno de Datos / Analista Funcional en LIVEWARE Ingeniería de Software S.A.
8 añosMUY BUENO Diego!!!, Me ha pasado eso varias veces también! Mi realidad es bastante similar a la tuya. Saludos!!