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Se habla con demasiada ligereza de la necesidad de desconectarnos para, al regresar, conectarnos con la originalidad. Y junto a tan especial recordación se aprovecha para también acomodar la idea de que, previo a tal ausencia, conviene haberse sumergido en el universo aledaño a aquello que se aspira reeditar. Lo que nadie dice es que tales pasos no garantizan el éxito, y hay quien se decepciona y entristece. Crear es correr ese riesgo.