Oratoria: ¿Por qué no deberías pedir disculpas cuando hablas en público?

Hablar en público puede ser un desafío lleno de imprevistos y errores inesperados: olvidaste un punto clave, te trabaste en una palabra o tus diapositivas dejaron de funcionar. En esos momentos, lo primero que solemos hacer es pedir disculpas: “Lo siento, estoy un poco nervioso”, “Perdón, olvidé mencionar algo importante” o “Disculpen, esto no estaba planeado”.

Aunque parezca educado o correcto, detenerte a pedir disculpas puede no ser la mejor estrategia. De hecho, puede desviarte del objetivo principal de tu discurso. A continuación, exploraremos por qué deberías evitar pedir perdón en estas situaciones y cómo manejar mejor estos momentos para mantener el control y el interés de tu audiencia.

1. Pedir disculpas desvía la atención del mensaje

Para muchas personas, las disculpas tienen un peso emocional importante. En el contexto de una presentación, esto significa que cuando dices “Lo siento” o “Perdón”, la atención de la audiencia se desvía automáticamente hacia el error en lugar del contenido de tu mensaje.

Por ejemplo, si te interrumpes para decir “Disculpen, olvidé mencionar esto antes”, el público puede enfocarse en tu error y perder el hilo de la conversación. Esto rompe el flujo de la presentación tanto para ti como para los oyentes, generando una desconexión innecesaria.

2. Las disculpas pueden restar confianza y credibilidad

Cuando pides disculpas, proyectas inseguridad, lo que puede hacer que la audiencia te perciba como menos confiado o preparado. Incluso errores menores, como olvidar una palabra o detenerte a buscar algo en tus notas, pueden pasar desapercibidos si los manejas con naturalidad.

En lugar de disculparte, sigue adelante como si nada hubiera pasado o reconoce el error de forma breve y profesional. Por ejemplo:

• “Volvamos a este punto clave...”
• “Un momento, déjenme retomar esta idea...”

Esto demuestra que tienes el control, incluso en situaciones inesperadas.

3. Las disculpas interrumpen tu propio "flow"

El "flow" es ese estado en el que estás completamente inmerso en tu discurso, conectado tanto con tus ideas como con la audiencia. Pedir perdón interrumpe este estado, rompiendo tu concentración y aumentando tu nerviosismo.

Cuando te disculpas, estás reconociendo públicamente un error, lo que puede intensificar tu ansiedad y hacerte sentir más vulnerable. Además, recuperar el ritmo después de interrumpir tu discurso puede ser mucho más difícil de lo que parece.

¿Qué hacer en lugar de disculparte?

Si ocurre un error o un imprevisto, prueba estas estrategias para manejarlo sin necesidad de pedir disculpas:

1. Reconoce el error con naturalidad y sin disculpas

Si el error es evidente, abórdalo sin dramatizar. Por ejemplo:

• “Parece que me adelanté un poco, déjenme retroceder.”
• “Esto no estaba planeado, pero hagámoslo interesante.”

Esto mantiene la atención del público en tu mensaje, no en el error.

2. Usa el humor para aliviar tensiones

Un toque de humor ligero puede transformar un momento incómodo en una oportunidad para conectar con tu audiencia:

• “Bueno, parece que mi cerebro decidió tomar un pequeño descanso.”
• “La tecnología siempre sabe cómo ponernos a prueba, ¿no creen?”

El humor demuestra confianza y humaniza tu presentación.

3. Continúa con el mensaje principal

Si el error no es crítico, simplemente sigue adelante. La mayoría de las personas no notará el desliz si no haces énfasis en él. Mantén tu enfoque en el contenido importante y retoma el hilo de la conversación con confianza.

4. Prepárate para los imprevistos

La preparación es clave para manejar errores sin perder el ritmo. Ensaya tu presentación lo suficiente para sentirte cómodo con el contenido y práctica cómo reaccionar ante posibles fallos.

Por ejemplo, ten un plan B en caso de problemas técnicos o identifica los puntos clave que puedes retomar fácilmente si pierdes el hilo.

Es importante recordar que el público no espera perfección, sino valor y autenticidad. Al evitar las disculpas innecesarias, no solo mantendrás el control de tu discurso, sino que también reforzarás tu conexión con la audiencia y te centrarás en lo que realmente importa: compartir tu mensaje.

Así que la próxima vez que enfrentes un imprevisto mientras hablas en público, respira, sonríe y continúa. Tu audiencia lo apreciará más de lo que crees.

Y tú, ¿has pedido disculpas en alguna presentación? ¿Cómo lo manejaste? Comparte tu experiencia en los comentarios.