Orientación sexual e identidad de género en Autistas:

Orientación sexual e identidad de género en Autistas:

Es sabido que las personas con discapacidad sufren en mayor grado marginación, exclusión social y discriminación cuando, además la discapacidad, se une con diversidades afectivo sexuales o una orientación sexual no heterosexual...

Si bien los estudios respecto a la orientación sexual en las personas Autistas son incipientes, día a día aumenta el interés y la demanda por parte de la comunidad científica y educativa de incrementar el conocimiento acerca de las necesidades de apoyo que requieren las personas Autistas con orientación sexual que difiere de la "heteronorma", con el fin de desarrollar servicios y recursos que se ajusten a sus necesidades.

Diversos estudios ponen de manifiesto que la orientación sexual (no heterosexual) o la transexualidad son más habituales de lo que se pensaba en las personas con TEA (George y Stokes, 2017).

La orientación sexual hace referencia a la atracción emocional y el deseo sexual y amoroso, ya sea por personas del sexo contrario (heterosexualidad) o hacia personas de su mismo sexo, o porque le atraen las personas independientemente de su sexo (personas bisexuales).

En el caso concreto de las personas Autistas, es más frecuente la homosexualidad, bisexualidad y la asexualidad si se compara con la población que no presenta un diagnóstico (George y Stokes, 2017). En concreto, estos autores señalan que, de las 309 personas con TEA consultadas, el 69.7% manifestó que no era heterosexual. Asimismo, la homosexualidad y la bisexualidad parece que son más habituales entre las mujeres con TEA que en los hombres (Bejerot y Eriksson, 2014; Gilmour, Schalomon, y Smith, 2012).

Un estudio realizado con posterioridad por Dewinter, De Graaf y Begeer en 2017, centrado en orientación sexual, la identidad de género y las relaciones románticas entre una muestra de 675 adultos y adolescentes con TEA, apoya también estas conclusiones. En el caso de las mujeres, el 6,1% dijeron sentirse atraídas por mujeres, mientras que un 14,9% de mujeres con TEA indicaron no sentir atracción sexual ni hacia a hombres ni hacia mujeres. En los hombres, un 5,1% sentía atracción exclusiva por hombres y un 4,7% indicaron no sentir atracción sexual hacia a hombres o mujeres.

En cuanto a la identidad de género, es un concepto que hace referencia a la identificación de la persona con el sexo que le asignaron al nacer (hombre/mujer) y, en función de esto, se tienen comportamientos, aspectos y actitudes que son “propios” de hombres y mujeres. Sin embargo, algunas personas se identifican con un género diferente o expresan su identidad de género de manera diferente al género que le asignaron en el nacimiento o no se ajusta a ninguna de las dos “opciones”. Esto se define como transexualidad.

Asimismo, también existen otras personas que se sienten cómodas en su identidad de género (de hombres o mujeres) y no quieren cambiarla, si bien no siguen las normas de masculinidad o feminidad hegemónicas. Es decir, personas que no son “trans” pero cuya expresión del género va a ser diferente de lo que se espera de ellas como niñas, niños, hombres o mujeres (Pichardo et al, 2015).

Distintos estudios sugieren que las personas Autistas se identifican, en mayor medida, comparados con la población general, con un género diferente o expresan su identidad de género de manera distinta al sexo que le asignaron al nacer (Blumberg et al., 2013; Georges y Stokes, 2017; Strang et al. 2014).

La transexualidad es más significativa para las personas con Autistas en la infancia y especialmente en la adolescencia (Glidden, Bouman, Jones, y Arcelus, 2016; De Vries, Noens, Cohen-Kettenis, van Berckelaer-Onnes, y Doreleijers, 2010). El desarrollo de la propia identidad y de la identidad de género puede ser un momento muy delicado y confuso para la mayoría de los y las adolescentes, pudiendo serlo aún más para aquellos que presentan un diagnóstico de Autismo.

Esto es debido a que el proceso para desarrollar su auto identificación y la exploración del género es más lento debido a las dificultades de flexibilidad relacionadas con el TEA, que puede limitar la capacidad de la persona para adoptar el concepto de género, en comparación con aquellos/as adolescentes sin diagnóstico (Strang et al, 2018). Por ello, es necesario brindarles la oportunidad de explorar su identidad para que se minimice cualquier posible riesgo para su salud mental o física.

Además, en el caso concreto de las mujeres con TEA, la identidad de género es más significativa que en los hombres (Cooper et al., 2018), puesto que se identifican más fácilmente con el género masculino (Kourti y MacLeod, 2019; George y Stokes, 2017) debido a que, en general, no se sienten identificadas con la mayoría de las mujeres, ya que sus intereses son muy diferentes (Cooper et al., 2018). Se ha encontrado mucha variabilidad en la identidad de género en personas con TEA, siendo más alta en mujeres que en hombres. El componente social de la identidad de género puede verse afectado, ya que las mujeres experimentan una identificación más baja con su grupo de referencia de género (Cooper et al., 2018).

En general, existe gran desconocimiento de cómo las características propias del autismo interaccionan con el desarrollo de la identidad de género. No obstante, se han sugerido varias explicaciones para la alta variabilidad encontrada. Una de ellas se refiere a que el pensamiento rígido, característica nuclear del TEA, podría causar una mala interpretación de los intereses de género (Vries et al. 2010). También se ha planteado que los problemas de hiposensibilidad al tacto pueden ocasionar problemas para identificación de sus órganos sexuales externos.

Asimismo, la variación se ha vinculado con tener asociado otras características cognitivas (rigidez, teoría de la mente, etc.) o a la presencia de trastornos comórbidos (como puede ser trastornos obsesivo compulsivos), así como el que las personas Autistas pueden tener menos oportunidades para explorar su identidad de género y sexualidad (van Schalkwyk, Klingensmith y Volkmar, 2015).

También podría deberse a que las personas Autistas tienen menos oportunidades en cuanto a enseñanza y aprendizajes basada en la educación sexual y apoyo en las relaciones (Hannah y Stagg, 2016), lo que dificultaría la identificación de género.

Como explican Kourti y MacLeod (2019) en un estudio realizado a 43 mujeres entre 21 y 52 años, el hecho de que las participantes conocieran el diagnóstico de TEA en la edad adulta también contribuyó a cómo se desarrolló el proceso de su identidad de género.

 

Tanto a las personas Autistas como a las Alistas, el componente social de la identidad de género les afecta (Cooper et al., 2018). En el caso de las personas Autistas, interactúan varios factores de discriminación, la propia condición y el hecho de no seguir las normas sexuales sociales de género establecidas.

Por ello, es necesario desarrollar programas de educación sexual especializada para proporcionar un mayor apoyo y conciencia, no solo a las personas Autistas sino a sus familias...

#Autismo

#CEA

#TEA


Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas