Otras 5 ideas para potenciar el trabajo en equipo

Recibí muchos comentarios por el artículo anterior -aquí el link- que hablaba sobre algunas herramientas, formas de trabajo, que utilizo para tratar de ser más productivo. Primero, muchas gracias por el interés y por el intercambio de ideas, muchas de ellas realizadas fuera de LinkedIn, directamente por WhatsApp o en alguna reunión virtual que reemplazan, de alguna forma, los necesarios encuentros presenciales con colegas y amigos.

En uno de esos intercambios, me preguntaron si había pensado y desarrollado algunas herramientas que, como líder, permitieran hacer más eficiente el trabajo en equipo. 

Tengo algunas ideas bien concretas que me han ayudado mucho. Espero que sean de utilidad. Y, por favor, agregá tus recomendaciones e ideas sobre el tema. La conversación enriquece.

Aquí van algunas:

1.   Las reuniones pueden aportar mucho o hacer perder tiempo valioso.

La virtualidad demostró lo importante que pueden ser las reuniones. Pero sólo si son necesarias y agregan valor. En muchas organizaciones se pueden convertir en una verdadera barrera para trabajar. Por eso, las reuniones sólo deben realizarse si realmente son necesarias. Parece obvio, pero no lo es. La necesidad de mantener una muy buena comunicación e interacción puede incentivar a realizar reuniones. Pero esa práctica puede generar el efecto contrario, una infoxicación -intoxicación de información- y malgastar tiempo que es una de las cosas más valiosas que tenemos. Otro error es hacer participar a muchas personas, muchas de las cuales no reciben valor al participar. Ampliar no significa mejorar. Muchas veces es derrochar tiempo y generar confusión. Agrego algo más. Cuidado con las reuniones periódicas, esas que se agendaron -por ejemplo- para todos los martes de cada semana o del mes. Usualmente las primeras son muy productivas porque nacieron de una necesidad, pero luego se transforman en rutina. Lo mejor es definirlas para un período corto y cerrar el ciclo. Y organización una nueva reunión cuando sea necesario.

2.   La difícil tarea de delegar. Y hacerlo bien.

Uno de los principales factores de éxito de una organización es cómo se gestiona el liderazgo. Y en esto, la delegación es un eje central. El crecimiento de las personas tiene mucho que ver con la forma en que los líderes delegan. Soy de los que piensan que no es tarea de un líder explicar los pasos que se deben dar. Sino orientar para que las personas tengan poder y decisión de hacer lo que tienen que hacer para cumplir un objetivo que, esto sí, es innegociable. Las personas quieren ser autónomas, quieren ser protagonistas de lo que hacen y eso se logra con un mandato claro e independencia. ¿Es difícil hacerlo? Por supuesto que sí. Muchas veces los líderes sabiendo que pueden hacer las cosas “a su manera” piensan que deben intervenir activamente porque así se logrará hacer las cosas más rápido y asegurándose su “estilo”. En el corto plazo, puede ser que se positivo. Pero no en el largo, eso hace adormecer la creatividad, la autonomía y los resultados. ¿Qué tipo de organización queremos? La respuesta dependerá del tipo de liderazgo que se desea construir, a todo nivel.

3.   Siempre hay tiempo para resaltar el propósito y la visión.

Desde hace tiempo tengo una costumbre: me tomo tiempo en ciertas reuniones o conversaciones con el equipo para resaltar nuestro propósito y nuestra visión. En el día a día solemos quedar atrapado en el desarrollo de lo urgente y necesario, pero nos olvidamos de lo importante. Es difícil lograr que todos en una organización estén conectados con la dirección y la visión que estamos construyendo juntos. Pero nos tomamos muy poco tiempo para conversar sobre el tema. El propósito de una organización no se logra sólo comunicándola con frases muy bien estructuradas, una excelente marca o una estrategia de comunicación sólida. Se logra viviéndola y una muy buena forma es recordar el tema cuando estamos trabajando, haciendo las cosas que son necesarias para construir lo que queremos lograr. Una conversación periódica sobre estos temas tan importantes, consolidan lo que somos y nuestra visión del futuro.

 4.   Las estructuras deben apalancar, no achatar.

No hay duda que las organizaciones crecieron y se desarrollaron ayudadas a su forma de estructuración jerárquica. Hoy empleamos nuevas maneras de gestionar, alineadas a la agilidad. Pero, aun así seguimos teniendo estructuras funcionales porque facilita nuestro trabajo. Lo importante es que no sean una carga y que logren que las cosas sean menos eficientes. Siempre digo que debemos comunicarnos por el camino más corto y no por la cadena funcional. Eso agiliza las decisiones. Parece algo ilógico, pero muchas veces la comunicación viaja por el camino más largo para respetar los “protocolos” que se han consolidado culturalmente. No hay forma de interactuar que permitir un flujo libre de contacto y comunicación. Hacerlo de otra forma, agrega minutos, horas y días. Y eso es resultado, pero más que eso, frustraciones que limitan la innovación. Por eso, las estructuras deben apalancar, no achatar. 

5.   Finalmente, ser humanos.

Las urgencias hacen que nuestros días sean intensos. No hay tiempo, debemos concentrarnos en todo lo importante que hay que hacer. Pero antes que nada somos humanos y estamos viviendo una gran crisis por la pandemia. Muchas personas han perdido seres queridos o saben de amigos o conocidos que han sufrido. También hay situaciones cotidianas que, por serlo, no dejan de ser importante. Cumpleaños, finalización de un curso, nacimientos, la vida misma. Estamos viviendo un momento de nuestras vidas donde es muy importante entender que somos una familia, una comunidad. Estemos atentos a estos temas. Mas que nunca. Se necesita estar más presente que nunca y reconfortar al otro. No hace falta grandes gestos, sino gestos genuinos, reconfortará a nuestro equipo y a nosotros mismos.

 Espero que haya sido útil la lectura. Sumá tus ideas. Seguimos conversando.