Para el drama está el arte
La pobreza, la pérdida, el dolor, la pasión, el tiempo o el no haber conocido a su padre habrán marcado sus ojos, sus manos, su boca y la manera de mover las manos y la manera de poner los pies, pero no han cambiado su alma, pues para jugar contra este mundo, tendrá que seguir creyendo, y haciendo creer a otros; y probablemente tenga razón. “Maxo” repite tres veces que a la vida hay que sacarle el drama para poder vivirla.
Maximiliano “Maxo” Garrone viste una remera oscura lisa, una camisa verde con un pin de una cara sonriente amarilla de un personaje (El Comediante) de Watchmen, un comic, y pantalones tipo cargo. Usa barba rala y el pelo largo desprolijo. Llega, elegantemente seis minutos tarde y saluda con un abrazo prolongado. Cada tanto se le escapa el latiguillo “bo” uruguayo y se deshace en disculpas “me tuve que quedar cuidando a mi sobrinito un rato más”. El 8 de marzo cumplirá 29 años pero antes el joven de Coghlan estará viajando a Seattle para competir en el Filmapalooza. Con la esperanza de ganar y hacerse un lugar en Cannes 2017.
Proyecto 48 es la competencia de cine más antigua del mundo y la más grande competencia cronometrada. En solo 48 horas se debe escribir, rodar y editar un cortometraje. A los realizadores les avisaron un viernes a las 19 ya ahí es cuando lo contactaron a “Maxo” para avisarle que había sido elegido protagonista. El domingo a las 19 horas debía ser entregado. Eduardo López, estudiante de cine en la UNA, que participó como productor en el corto ganador del proyecto, conocía a “Maxo” de haber trabajado juntos en el café Havana. Este corto, galardonado como mejor película 2016, se verá en el Filmapalooza, que se celebrará en estados unidos. Él recuerda que: “empezamos a filmar desde las 7 hasta las 22::30. Todo el día filmando fue terrible. A la mañana en una locación hasta el mediodía para después ir a otra”. Dice estar “chocho”. En una entrevista para el portal de noticias Pura Ciudad declaró: “pasan los días y no termino de creerlo. Es mucha felicidad junta. Es sentir que el trabajo y el esfuerzo por la carrera de uno, vale la pena. Como cuando uno se enfoca en lo que realmente quiere, por más arriesgado que pueda ser. La recompensa es gigante”.
“Maxo” trabajó durante cinco años como administrativo en un instituto, donde ni siquiera le dieron obra social. Luego de increpar al patrón por las irregularidades decidió renunciar y hacerle juicio. Entonces es cuando el poeta de Coghlan ejerció como barista en la cadena de cafeterías Havana aunque solo duró 6 meses. Tras aquella experiencia, decide volcarse de lleno a su carrera como artista. Opta dejar de lado ciertos presupuestos sociales. Vive con sus abuelos y su tío porqué, por las elecciones que tomó no le alcanzaba para vivir solo. Incluso, llegó a terminar una relación sentimental porque estaba muy metido con la carrera y le parecía injusto con ella. Este año decidió dejar todo por su “carrera”. “Porque voy a perder el tiempo en una cafetería que no me interesa. Yo quiero ser actor. Talvez este año fue jodido porque tuve que caminar un montón de cuadras por que la sube estaba sin carga. O no me daba el gusto de comer asado todos los días. Hay cosas que valen más que los billetes” cuenta el artista antes de refrescarse con cerveza.
El artista repitió primer, segundo y tercero año en el Colegio de las Hijas de Jesús de Coghlan. Tuvo que empezar a ir a un colegio nocturno para adultos. Allí fue donde conoció a Felipe, su mejor amigo y compañero en su banda de grunge que se llamaba "Ente Bizarro". En 2010 se muere su mejor amigo de una enfermedad al corazón que pudo haber sido evitada con medicamentos pero que, lamentablemente, fue detectada cuando le realizaron la autopsia. Con la muerte de su amigo dejó de tomarse en serio muchas cosas. “me agarró una depresión por lo de Felipe, faltaba a las clases. Fueron años muy oscuros. Estaba muy metido adentro mío. Pero empecé a actuar”. Él recuerda que estuvo dos años tomando clonazepam para calmar los ataques de pánico. Hasta que un día decidió cortar con la medicación. Sufrió un mes de abstinencia en el que sentía que se ahogaba al salir a la calle. “las pastillas esas, mucha legalidad, pero son lo peor y es increíble como te cambia el cuerpo. Engordas, adelgazas. Se te seca la boca. Meas un montón. Cagas un montón o no cagas. Estas todo el tiempo cansado, como dormido”
El progenitor de Maxo se borró cuando su madre estaba aún embarazada del joven diciendo “que lo espere que se iba al baño”. Recién este año volvió a verlo por fotos de Facebook. “Maxo” lo encontró por casualidad cuando conoció a una chica en un bar que vivía en el mismo pueblo que su padre.
“Lo vi por primera vez en el circuito cerrado en el Emergente Bar. Creo que Garrone es un gran artista, un gran comediante y que busca todo el tiempo superarse. Creo además que cada año lo que hace en escena es mejor. Estoy muy contento de compartir fechas con él y de ser su amigo” Diego Arbit, actor y escritor de la escena off de Buenos Aires.
Él se describe a sí mismo como un comediante actor o actor comediante. Su primer contacto con la actuación fue en una obra teatral de la primaria en 1999: “hacía de un niño que lloraba. Pero lo hice llorando de un modo tan grotesco que cuando mire a mí a maestra se estaba tapando la cara. Se moría de la risa. Ahí dije esto es lo que quiero, me gusto hacerla reír” recuerda. “Maxo” estudió del 2009 al 2011 Arte dramático en la USAL allí vio teatro argentino, teatro europeo, teatro americano, improvisación, clown, canto clásico y circo “todavía me cuesta un poco con clavas”. Además hizo stand up con el grupo Señales de Humor y toca la guitarra. Luego estudio bufón con Gonzalo Rodolico. Siguió probando con distintos grupos teatrales incluso tuvo su propia varieté con el que se presentaban en centros culturales. Pero sentía que le faltaba algo. Hasta que por medio de una amiga llegó al Emergente Bar (gallo 333) y conoció a Uner, a la gente de Poesía Estéreo.
“Con Lorena Palazzo y “Maxo” nos veíamos siempre como compañeros de fecha. Creo que fue en el 2014. Pensé que buen chabón. Queríamos hacer un trio con Lorena. Ya le habíamos puesto nombre incluso pero nunca nos juntamos. Esa idea se diluyó pero después con “Maxo” pudimos armar Abanico de artistas” comenta Uner Sbriller.
Con Bill Hicks y Woody Allen en su altar, amaría tener la posibilidad de trabajar con y para Diego Capusotto. En la perspectiva hasta fin de año tiene un promedio de dos obras por semana “el tema es no perder el ritmo. Si perdés el ritmo todo se vuelve muchísimo más difícil”.