Paso a paso
Decía Platón: "La libertad está en ser dueños de la propia vida".
Quizás esto se lo debamos recordar a muchos de nuestros jóvenes, especialmente cuando llegan estas fechas. Y…¿Por qué?
Sencillamente porque son fechas de tomar decisiones que probablemente marcarán su rumbo, que no su destino.
Días en los que de un modo especial, necesitan sentirse acompañados, que no dirigidos.
Semanas en las que deberán encontrar… la serenidad para escudriñar entre sus ilusiones y temores; la sinceridad para reconocer su capacidad de esfuerzo; la calma para visualizar su propio futuro y la fuerza para decidir.
Y no porque sea un momento irreversible en su vida, ya que con el tiempo comprenderán que esta se escribe en tantas ocasiones con renglones torcidos. Que en la historia de las personas, son muchos los puntos y aparte así como los puntos y final que se deberán utilizar. Que tras un capítulo, se escribe otro y tras este otro más, en una secuencia que todos deseamos larga y enriquecedora y en la que el contenido de estos no tiene por qué seguir forzosamente un desarrollo lineal.
La vida también son saltos, sorpresas, imprevistos. Surfear las olas que llegan, sean altas o calmas y claro está, entre ellas, sufrir más de un revolcón.
Y mientras todo ello acontece, no perder de vista algo esencial: La calma para encajar las piezas, los momentos, las situaciones.
Esa capacidad para guardar el equilibrio necesario entre la euforia y la decepción. Entre la ilusión y el desánimo. Entre el triunfo y el fracaso, porque son los segundos los que más lecciones te ofrecerán, para ayudarte a alcanzar los primeros.
Todo se reduce a ser consciente de que debo ser el dueño de mis propios zapatos, atármelos y caminar…