Perfección

Todos aspiramos a cumplir nuestros objetivos, a triunfar, asuperar los retos. Para muchos, esa exigencia se traduce en una voz interior que susurra «cada vez mejor». Se trata de nuestro perfeccionismo, un rasgo decarácter que, en el mejor de los casos, nos aporta motivación, éxito, logros y felicidad. Sin embargo, cuando carece de límites puede desembocar en ansiedad, adicciones o compulsiones. ¿Eres víctima de un perfeccionismo tóxico? ¿Qué hacer cuando éste, lejos de reforzar tu autoestima, te desvaloriza y te aleja de tus auténticas prioridades? Para el psiquiatra y psicoterapeuta Frédéric Fanget el secreto está en aceptar los puntos débiles, carencias y contradicciones, en encontrar el equilibrio óptimo entre exigencia personal y tolerancia. Cuando hacerlo bien no basta ofrece las claves para conservar lo mejor del perfeccionismo sin padecer sus graves consecuencias, a las que, enmayor o menor medida, todos estamos expuestos.

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