Perfil José Luis Cabrera “pesebre, shampoo y naranjas”

Perfil José Luis Cabrera “pesebre, shampoo y naranjas”

José Luis Cabrera “pesebre”, llega a las 6:20 de la mañana, todos los días, a los alrededores de la terminal de transporte de Cúcuta. empuja el carrito en el que vende jugos de naranja y que es una réplica de un local sobre ruedas. el motor son sus brazos y piernas. “¡Hable, hable, hable llego el jugo de naranja!” con tono de voz fuerte inicia su recorrido.

Con 53 años, ha pasado más de la mitad de su vida ganándosela como un árbol, bajo agua y sol. Su piel ha cambiado tornándose más oscura y atezada, reflejando las extensas jornadas vendiendo jugo de naranja puro o una “bomba” haciendo referencia a una mezcla con productos vitamínicos cuyo valor es de ocho mil pesos.

“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento” -Víctor Pauchet, frase que describe su personalidad a todo momento, a pesar de las dificultades que ha afrontado nunca deja de sonreír y estar de buen ánimo, pues dice que la alegría lo identifica, incluso si lo hacen enojar.

Llegó a este sector junto a su padre que desde su corta edad lo llevaba a vender alverja cuyos paquetes ofrecían a $10 pesos a principios de los años setenta aprendiendo a ser negociante. Años después con mil pesos se dirigió a Venezuela y logró traer tostadas, huevos y leche en pocas cantidades, iniciando sus pasos como vendedor.

-Gracias “pesebre” le dicen, este seudónimo se debe a que los diciembres decora su negocio andante con luces de colores, a un lado de la parte superior donde exprime las naranjas hace una réplica con piezas del nacimiento del niño de belén. Esto lo aprendió de su padre que fue conductor de un bus y a quien le ayudaba a decorar el vehículo con luces.

Su niñez la recuerda como una combinación entre leche condensada y limón, le gusta bailar desde que tiene uso de razón, se iba a un negocio cerca de su casa ubicada en los Patios a ‘botar paso’. Otra locura era ir a la quebrada Juana Paula con sus amigos a bañase, por ese entonces aún bajaba abundante agua permitiendo disfrutarla.

La expresión amarga de esta etapa de la vida la hace recordando a su hermano mayor que ya no vive, víctima de un sicariato por consumir alucinógenos, lo castigaba aprovechando la ausencia de sus progenitores colgándolo a una viga en el techo de su casa, también lo hacia arrodillar y en cada mano le colocaba dos ladrillos que sostenía por horas.

Con una gorra que le protege su mirada consentida de los rayos del sol, sigue su recorrido por estas calles donde el hampa, el desorden, los vehículos, la prostitución son el pan diario. Con su camiseta de la selección Colombia puesta (ese día habría partido), caminando con ‘tumbao’ y como una gacela llega a los locales donde logra quitar la sed de los que laboran allí.

A mediados de los años 80 la ciudad vivía una época de bonanza ganando alrededor de mil pesos semanales vendiendo productos de cuidado personal dando lugar a otro de sus apodos “Shampoo” con el que lo relacionan. Su falta de visión no le ha permitió que materializara un negocio más organizado, pero aun si esto ha logrado suplir sus necesidades.

Su espiritualidad hace que sea un hombre que confié sus planes a Dios, como buen creyente reza y va a misa los domingos junto con su esposa Gloria, madre de sus 6 hijos con quien lleva 28 años compartiendo habitación. Esta relación es como el andar de su carro con baches, huecos, vehículos y personas que obstaculizan su camino pero que no deja de afrontar.

El entusiasmo que lo caracteriza cambia, cuando menciona que se asusta al pensar que un carro lo pueda atropellar dejándolo con alguna secuela. “el trabajo de la calle es duro, uno no sabe en que momento le pase algo”. sus manos las posa en su barriga aumentada fruto de la cebada consumida por años.

A su familia la quiere por igual hijos, nietos, sobrinos y sus hermanos. Disfruta de su madre y le da lo mejor en afecto, detalles, aprovechando para demostrarle su amor, agradecimiento y acompañamiento logrando ser el reflejo de su padre.

Con 1.65 metros de estatura y frutos de sus esfuerzos, el hogar de José Luis es cómodo, logrando darle a conyugue y descendencia una vida digna no siendo tan complicada como la de él. Su sueño más preciado es trabajar desde su casa, montar algo para no tener que lidiar con estos problemas, envejecer junto a su esposa.

Ayudar a quienes le rodean, como sus amigos se los ha demostrado en momentos difíciles regando ese girasol llamado amistad la cual valora cuando se la brindan, y que él de también lo hace de manera reciproca.


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