No pesan los años, sino los kilos
Estos momentos de crisis e incertidumbre consecuencia de la pandemia que estamos padeciendo, junto a la "insostenibilidad" del mundo tal y como nuestros padres lo conocieron, por suerte o por desgracia para todas las generaciones que nos encontramos laborando en mi país, de 18 a 70 años, estamos todos y todas casi en la línea de salida. Unos, los jóvenes, disponen de un valor tremendo: su frescura, su juventud... Otros, los seniors disponen de receptividad, reflexibilidad y experiencia (aunque ¡ojo! la experiencia en esta época puede ser un arma de doble filo). Les parafraseo a mis "mentorizados" el slogan del anuncio de aguas: tanto a unos como a otros "no les pesan los años, sino los kilos que llevan en sus mochilas".
Hace unos años me hacía eco de esas buenas noticias para los directivos, empresarios, técnicos expertos, deportistas… veteranos. Por ejemplo, algunas escuelas de negocio estaban abriendo sus puertas claustrales a personas del mundo empresarial e institucional, curtidos profesionales de la gestión, la dirección, la gerencia… que durante su vida laboral han bregado en multitud de frentes, lidiado tropecientas crisis y resurgido de las cenizas, como ave fénix, otras tantas. Por lo visto, hasta el momento estos perfiles no han sido valorados y, por derivación, escasamente invitados a sus aulas, ya que esos espacios formativos, hasta hace poco tiempo, eran ocupados por estrellas, impartiendo clases magistrales.
Igualmente, te puedo decir que en mi ámbito de relaciones, profesionales venidos a menos en el sector de la asesoría (fiscal, contable, auditoría, abogacía...), que disponían de importantes carteras de clientes, se están "tuneando" hacia la consultoría muy personalizada, centrada en uno o dos clientes, como mucho. Y es que en el cambio de época que vivimos, las escuelas de negocio, algunas empresas,,, parece que, queriendo u obligadas por las circunstancias, están sustituyendo el chip y la moda va a ser “menos estrellas y más estrellados”.
Me parece bien. No tengo nada en contra de los directivos estrella, con un expediente inmaculado de éxitos, concatenados uno tras otro. Me reafirmo en la idea de que el 99% del tejido empresarial e institucional de mi país no es 100% de algodón o de pura lana virgen. Y ahora la crisis pone más fácil la argumentación de ese noventa y nueve por ciento. Lo raro o excepcional, por no decir imposible, es encontrar a una dirección general exenta de problemas y bendecida en cada una de las decisiones tomadas a lo largo y a lo ancho del camino transitado.
Así que si tienes entre 40 y 70 años (los límites del intervalo son subjetivos) y tu currículo está plagado de experiencias traumáticas o sensibles, que en tu DAFO las catalogabas como una debilidad a nivel interno y una amenaza en el marco externo, la nueva época da la vuelta a la tortilla y puedes sentir internamente una reconocida fortaleza y externamente valorar una tremenda oportunidad. Por lo que no te extrañe que te llamen de unos de estos centros de alto rendimiento para impartir un módulo, una charla, unas jornadas, staff pedagógico… o trabajando en una pyme o micropyme, siempre retribuido, por supuesto.
Texto redactado tomando como base una publicación editada originalmente por el autor en el año 2012, bajo el título: "Menos estrellas y más estrellados"[1]. Fuente de la imagen: pencilparker en en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Menos estrellas y más estrellados. 2012. Sitio visitado el 07/03/2021.
Seis especialidades universitarias, tres habilitaciones ministeriales y realizando un doctorado. Perfil editado con inteligencia natural (IN), no con inteligencia artificial (IA). Y, por favor, "Tonterías las justas"
3 añosleonor, me alegro que te guste la reflexión dominical. Feliz domingo.