¿Podemos aprender más y mejor? ¿Podemos enseñar más y mejor?
No lo podemos conseguir todo, pero tampoco somos unos inútiles.
Cada cual tiene un talento por descubrir, pero resulta que la vida es muy corta como para dedicarle todo el tiempo a rebuscar. De hecho, a lo largo de los años vamos conociéndonos a nosotros mismos y así vamos renunciando a algunos descubrimientos.
Hay talentos enfocados a aprender, otros orientados a enseñar y algunos... alienados con ambas actividades.
En relación con los aspectos cronológicos, en la adolescencia no admitimos consejos y más adelante creemos que somos como nos dicen que somos. En la madurez ya estamos de vuelta de casi todo, y en la vejez, no hacemos caso a dichas recomendaciones porque ya no nos resultan útiles.
Cuando evaluamos el comportamiento de un individuo, solemos fijarnos en los valores máximos y mínimos, pero nos olvidamos de los valores intermedios. Se trata de un error de gran calado ya que nos condiciona a etiquetar a las personas. Precisamente en dichos valores intermedios se encuentran los verdaderos matices del comportamiento.
Cuando uno trabaja sobre los neurofactores se da cuenta de que cada individuo posee unas capacidades naturales que, sinceramente, no va a desarrollar a no ser que las tenga "silenciadas".
Lo que sí aprendemos a desarrollar es la combinación eficiente de dichas capacidades.
Por ello, aprendemos a generar mezclas ajustadas a las circunstancias. Así, el descubrimiento de los Neurofactores nos ha enseñado que el Yo es el todo, mientras que el Tú, Él y Ella son trocitos que cuentan con bastante contaminación ambiental.
Pero hablamos mucho del que aprende, pero poco del que enseña.
Por ello, resulta igualmente importante disponer del talento que enseña, muestra e inspira a los que aprenden y aquí es donde hay que poner ese complementario foco para que el aprendizaje sea un éxito. Hay personas que saben mucho de todo, mientras que las hay que saben mucho de algo. Así mismo hay gente que sabe poco de todo y otros individuos, poco de algo. Eso de no saber nada, simplemente no existe.
Ya lo anticipó el psicólogo Howard Gardner cuando nos dijo que existían diferentes rutas mentales que podían facilitar, o entorpecer, el aprendizaje. En realidad, se trata de saber que no todos aprendemos a través de los mismos trayectos ni de la misma manera.
LOS NEUROFACTORES. EL APRENDIZAJE PERFECTO
Pero lo cierto es que Gardner no nos muestra las características del aprendizaje. Para ello hemos tenido que esperar al descubrimiento de los Neurofactores, los cuales son asociaciones sinápticas que permiten descifrar el comportamiento de un individuo, en toda su amplitud, incluyendo sus características para adquirir conocimientos.
Por ejemplo, hay gente que aprende muy rápido y que le cuesta memorizar. Otros aprenden de forma especializada, siendo unos absolutos ignorantes en temas ajenos a su especialización. Así mismo, hay gente que aprende experimentando (aprendizaje por impacto), mientras los hay que aprenden por repetición.
Por ello, conocer dichas características puede ser, tanto la solución óptima como la pésima.
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Como ya supone, el pensador es más aquel que nos hace pensar y no el que piensa
Muchas personas no aprovechan las propuestas formativas porque los trayectos elegidos van en su contra. De hecho, parece ser que el 45% de los alumnos estudian contenidos de difícil asimilación en relación con sus características en el aprendizaje.
Para ello debemos mostrar una intersección entre los siguientes elementos:
Todo ello para extraer un indicador de afinidad entre profesor y alumno al igual que se hace en el caso del coach y el coachee.
No hay nada peor que recibir una formación cuya metodología se base en la memorización y en la constancia cuando un individuo posee una gran aceleración. Así, una actividad docente enfocada hacia la transversalidad dificultará el aprendizaje de una persona que posea una elevada cota de especialización.
Al margen, está el método docente, ya que hay personas que asimilan prácticas On line síncronas, otras asíncronas, mientras las hay que sintetizan mejor los conocimientos adquiridos a través de la presencialidad o de desarrollos Outdoors. También es cierto que actualmente existe un gran despliegue de actividades formativas de carácter gamificado. Pero no todo el mundo aprende jugando. De hecho, más de 68% aprecian más divertimento que rigor en esta tendencia docente.
EL ALGORITMO QUE LE ORIENTA SOBRE QUÉ DEBE ESTUDIAR
¿Se imagina un algoritmo que le indique qué cursos debe recibir para mejorar sus prestaciones?
Bueno. Existe y se está utilizando desde hace años. Se trata de una aplicación que personaliza el aprendizaje sin perder el enfoque colectivo, ya que respeta la individualidad de cada cual.
Por ello, podemos asegurar que hemos entrado en la Formación Customizada, la cual garantiza el aprovechamiento personal, profesional y corporativo de lo aprendido y enseñado.
Así, hemos apreciado que más del 60% del catálogo formativo en las organizaciones no es realmente necesario y que siempre que queramos activar acciones formativas, deberíamos conocer su alcance y el resultado que obtendrá cada individuo. Todo ello con carácter predictivo y así, no malgastar energía y recursos tanto de la corporación como de los profesores y asistentes.
El caso es que: Podemos aprender más y mejor, si enseñamos más y mejor.
Así mismo, podremos enseñar más y mejor si aprendemos más y mejor.
Lo habitual es lanzar los conocimientos "al aire" y que los alumnos los adquieran "al vuelo". Nadie duda de la buena intención del despliegue de actividades docentes que se ponen al alcance de los alumnos, pero lo cierto es que tenemos que empezar a hablar en términos de "Aprovechamiento Circular". Una visión del Learning que trabaja en diferentes dimensiones y que no requiere de más esfuerzo sino de más precisión.
Si me apura, le diré que: Con mayor precisión, menor esfuerzo.