Política exterior de Trump (1/2): Rusia y China.
NB: Este artículo fue publicado anteriormente en El Economista.
El 20 de enero de 2025 Donald J. Trump (DJT) jurará como presidente de Estados Unidos (EE. UU.), si antes no es asesinado o Biden no provoca una guerra contra Rusia para impedirlo.
El regreso de DJT es excepcional y tuvo lugar después de dos o tres, según quién los liste, intentos de asesinato y de multitud de casos legales presentados contra él, que se están evaporando.
Asimismo, DJT está sometido a ataques verbales desconocidos hasta que el autoritarismo “woke” se hizo con los centros de generación de la hegemonía cultural en EE. UU.
Las universidades de la liga de la hiedra, los medios de comunicación tradicionales, las compañías tecnológicas y el circo de Hollywood han denigrado a DJT y a sus votantes hasta justificar lo que sea para salvar la democracia, aunque, para ello, se acabe con ella.
No obstante, DJT mantuvo la lealtad y la conexión con su electorado, cuyos confines amplió hacia los grupos sociodemográficos que siempre se habían considerado demócratas.
La victoria de DJT en 2024 es comparable a las de los presidentes Andrew Jackson, de 1829 a 1837, Grover Cleveland, de 1885 a 1889 y de 1893 a 1897, o Franklin Roosevelt, de 1933 a 1945, quien fue reelegido cuatro veces consecutivas, una más que DJT.
Los nombramientos que DJT ha anunciado para su equipo de política exterior y de seguridad señalan la victoria de las facciones republicanas de los priorizadores y de los aislacionistas.
Los primeros son partidarios de que EE. UU. se desenganche de Europa y que su foco esté puesto en exclusiva sobre China, el adversario número uno, a quien se disuadiría de iniciar una guerra sólo si EE. UU. se armara al máximo nivel posible.
Los segundos promueven la reducción significativa de la presencia militar y diplomática estadounidense en el mundo.
Los derrotados en esta pugna han sido los republicanos de Reagan o neocons.
Éstos propugnan la proyección del poder político y militar de EE. UU. en el mundo, la continuidad de su liderazgo global y el mantenimiento de sus alianzas de seguridad, junto a ese sintagma del orden internacional basado en reglas, que nadie sabe explicar cuáles son.
El resultado de esta porfía es la explicación de la selección de Witkoff y de Huckabee para ocuparse del Oriente Próximo y de la relación con el Estado de Israel, respectivamente, y de Vance, el vicepresidente electo, de Waltz y de Kellogg para gestionar el dossier Ucrania.
Rubio será secretario de Estado, aunque con una agenda recortada por los más leales a DJT, y la política exterior neocon de que “quien no está conmigo, está contra mí” llega a su fin.
DJT será suave con Rusia, buscará un acuerdo con Putin para poner fin a la guerra en Ucrania lo antes posible, dentro del marco establecido por el presidente de Rusia en su discurso ante los diplomáticos rusos el 14 de junio de este año, y, así, se reorientará hacia China.
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De esta forma, Ucrania será neutral, ya que ni se adherirá a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni a la Unión Europea (UE), será despojada de sus Fuerzas Armadas, y no albergará bases extranjeras dentro de su territorio.
Por último, se le reconocerán a Moscú las cinco regiones que pertenecían a la Ucrania de 1991 y que decidieron anexionarse a la Federación de Rusia, es decir, Crimea, Donetsk, Jersón, Luhansk y Zaporiyia, sin excluirse otras que decidieran seguir el mismo camino.
Las ideas de los neocons, como Pompeo, de congelar el conflicto en la línea de contacto o de propiciar un Acuerdo de Minsk III y engañar, una vez más, a Rusia para ganar tiempo y preparar la siguiente embestida contra su frontera occidental más adelante, no prosperarán.
Biden intenta atar las manos de DJT antes de su acceso al poder, mediante envíos de ayuda financiera y militar a Kiev, la mitad de la cual termina fuera de Ucrania en los mercados ilícitos, o mediante ataques contra la retaguardia rusa para provocar la escalada de la guerra.
Sin embargo, Vance se negó a hablar, por dos veces, con Zelensky, por mucho que DJT le regalara al presidente francés Macron una foto de ambos con el ucraniano, en el Palacio del Elíseo, con motivo de la reapertura de la catedral de Notre Dame.
DJT será duro con China, a pesar de que su gobierno volverá a la ‘política de una China’, retirará a Taiwán las garantías de seguridad prestadas por el gobierno de Biden y se centrará en la rivalidad económica y en la competencia tecnológica con Pekín.
Washington respetará tres de las cuatro líneas rojas que China dibujó a DJT, delante de Biden, en Lima, durante la cumbre de líderes económicos de la APEC, el 16 de noviembre pasado.
Éstas son el regreso a la ‘política de una China’ del presidente Nixon y de Kissinger, junto con un Taiwán sin garantías de defensa, el alejamiento de las disputas territoriales en el Mar del Sur de China y la deferencia, sin acusaciones, hacia el sistema político de China.
La cuarta línea roja china, el derecho que Pekín reclama para su desarrollo económico, sin ‘desacople’ y sin alterar las cadenas globales de suministro, será ignorada por DJT.
La OTAN designó a China como un reto, y no, como un adversario, en su Cumbre de 2022.
Sin embargo, Pekín ha consolidado, desde entonces, una complicidad indisociable con Moscú para sorpresa de Occidente, que creía que podría aislar diplomáticamente a Rusia.
Los aliados europeos de EE. UU. no son decisivos en Asia porque Europa no se puede escapar de su propia geografía y del estado de sus capacidades y de su economía, dos años y medio después de haber comenzado la guerra en Ucrania.
Las disputas entre aliados tampoco ayudan, como demostró el sabotaje que Francia realizó contra el plan de abrir una oficina de representación de la Alianza Atlántica en Japón.
Lo máximo que DJT espera de Europa es que gaste más en su defensa para que EE. UU. puede virar su atención y sus capacidades hacia Asia.
CFO Results with Ethics. International Experience. Value driving growth Strategist. Healthcare Business Advisor. Coach and Team builder for success.
2 semanasDefinitivamente es acertado que USA resdistribuya su gasto militar con una menor presencia en Europa. Coincido con tu óptica de que su prioridad será China que muestra fragilidad en su fuerza económica con una población envejeciendo, una demanda interna de bienes y servicios insuficiente para su oferta, dependencia en energía importada y una fuerte vulnerabilidad en sus canales de distribución. Este será el foco en su plan de aranceles restrictivos. Siempre pendiente de tus posts. Saludos
Analista internacional. Embajador de España (jubilado). Agricultor ecológico y regenerativo.
2 semanasExcelente análisis