¿Por qué actuamos tan a la defensiva en nuestros países?

¿Por qué actuamos tan a la defensiva en nuestros países?

Siempre, desde muy joven me pregunté por qué tenemos ese nivel de agresividad tan en la superficie que cualquier estímulo externo lo activa y hace que estallemos.

Mucho se ha hablado que los latinoamericanos somos gente buena, amable y cálida. Es verdad, solo de modo tangencial. 

Siento mucho discrepar con quienes dicen que somos solidarios porque no es así. 

De hecho, Latinoamérica es una de las regiones más desiguales del mundo, superada solo por lugares donde los cánones religiosos marcan distancias insuperables, como en India.

¿Por qué actuamos tan díscolamente?

Pienso que tenemos un profundo desbalance ancestral de tipo emocional que no ha sido analizado por miedo a confrontarnos, el hecho es que al evitarse únicamente se lo ha prolongado.

Ecuador, mi país, ha sufrido una ola de vandalismo como resultado de conspiraciones orquestadas, más que por descontento social. 

De hecho, quienes impulsan el caos son anarquistas profesionales de extrema izquierda, perfectamente identificados. Pero, la cuestión es por qué tienen tantos seguidores fanáticos

Sencillamente, a mi parecer por dos razones: la primera, el resentimiento social inoculado a fuerza de años de populsimo marxista enseñado en universidades y colegios, y la segunda, para mí la más relevante, por la falta de oportunidades.

El resentimiento social, si bien es generacional, se puede borrar con décadas de prosperidad, pero la falta de oportunidades no solo que aviva más el resentimiento sino que involucra a otros que caen en el juego ¡justamente por la falta de oportunidades!

La indefinición que caracteriza al liderazgo político de Latinoamérica aplaza decisiones trascendentes y mantiene un perverso stand by, que a su vez genera más y más reaccionarios.

¿Por qué hay tanta agresividad en el tránsito?, por citar un síntoma social, no es por el calor tropical, es porque muchos tienen la imperiosa necesidad de llevar el pan de cada día a sus hogares, porque comer urge, por lo tanto, ese bocado hay que conseguirlo a veces a como dé lugar.

De ahí que la anarquía en el tráfico, el irrespeto a normas básicas de convivencia social, el abuso, la prepotencia no solo son efectos de vivir en el trópico, sino de cosas más profundas.

Yo me pregunto, ¿cómo actuaríamos si la economía de nuestro país creciera a tasas del 7% anual, donde habría gran oferta de empleo, donde el salario alcance?, pero donde también haya maneras de obtener ingresos adicionales, todos lícitos y legales.

¿Cómo actuaríamos si no tuviésemos la presión financiera del día a día?

Estoy convencido que tendríamos tiempo para recapacitar en muchas de nuestras actividades de la vida diaria.

Mientras el país no tenga solucionados los asuntos vitales, básicos, de fondo, como empleo en niveles aceptables y actividad económica suficiente, seguiremos como en la jungla.

Es obvio, pero...

La pregunta que se viene de modo inmediato es: "¿Si esto es tan evidente, por qué el liderazgo político no ha hecho nada al respecto?", por que no le interesa. Así de sencillo.

El populismo latinoamericano solo busca mantenerse en el poder a costa de ignorantes, hambrientos y necesitados, no quieren tener poblaciones prósperas. Son macabramente manipuladores.

¿Qué podemos hacer entonces? Predicar con el ejemplo.

Nosotros, los líderes, los que hemos tenido la oportunidad de estudiar, leer, viajar, prosperar financieramente y madurar emocionalmente, debemos de modo imperativo predicar con el ejemplo.

Es nuestra obligación demostrar que se pueden hacer las cosas, iniciándolas nosotros mismos, no endosándole nuestro poder a los políticos.

Ecuador, de manera particular, debe activar dos o tres botones que no los prende porque acabaría con el monopolio político. Uno de ellos es romper la cadena del voto obligatorio, solo por enunciar algo.

Cuando entendamos que el destino lo hacemos todos y cada uno de nosotros de modo particular, cuando captemos la esencia de ese mensaje, podremos tocar las puertas del desarrollo.

La responsabilidad es individual pero el liderazgo debe comprometerse. Cada quien desde su ocupación, no hay trinchera pequeña. 

Todo debemos hacer con excelencia sin mirar que el jefe esté dando vueltas. El día que entendamos eso saldremos del subdesarrollo, no antes.

La torpeza, por cierto, no es patrimonio de ninguna clase social pues en todas ellas hay gente con déficit neuronal, reacia al cambio y a la evolución, pero somos nosotros los que debemos dar ejemplo, así sea difícil.

Debemos buscar trascendencia en todas y cada una de nuestras actividades, debemos procurar la madurez emocional así como prosperidad material.

Actuar atropelladora y prepotentemente solo reflejará en qué nivel de la escala de Maslow estamos como personas y nación. Digamos ¡basta, hasta aquí!

Hoy debemos ser mejores que ayer, eso activará una espiral positiva. 

¡Hoy empezamos con cosas pequeñas y con orden, con limpieza, enfoque y determinación! 

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