Por qué debería haber más ovejas negras

Decimos de alguien que es “la oveja negra”, casi siempre de una forma despectiva, para referirnos a una persona que se aparta de lo normativo, de lo aceptado por la mayoría.

Yo me siento a menudo como una oveja negra. No porque tenga afán de llevar la contraria. Óscar Wilde dijo: “Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que estoy equivocado”. No es mi caso. Nadar contra corriente siempre es muy cansado e incluso peligroso.

Sin embargo, muy a mi pesar, con frecuencia me aparto de ideas ampliamente extendidas que considero erróneas o rancias. Y, sobre todo, me resisto a formar parte de ningún rebaño intelectual. Incluso de los formados por mi especie ideológica.

No sé si sabes que las ovejas no son blancas de forma natural. Las primitivas ovejas eran de color marrón, pardo rojizo e incluso negras, aunque por capricho de la naturaleza algunos individuos nacían con un pelaje más claro de lo habitual. Fueron los ganaderos quienes fueron seleccionado a esos individuos para aclarar su lana y así poder teñirla con tonos claros. A medida que las ovejas blancas fueron la norma, fueron apartando de la reproducción a los ejemplares más oscuros. Aun así, de vez en cuando podía verse una solitaria oveja negra, toda una rareza.

De la misma manera, muchas autoridades (políticas, clericales, intelectuales, etc.) tratan de modelar nuestro pensamiento para que sirvamos dócilmente a sus intereses y no pensemos por nosotros mismos.

Y esta voluntad se ha acrecentado en nuestra época. Eso sí, los dogmas han sido sustituidos por la explosión desvergonzada de las mentiras, por la negación de las realidades más evidentes y por las burbujas informativas que hacen sentirse seguras a las personas no toleran la duda.

En estos tiempos de posverdad y recuperación de ideas trasnochadas, quiero abrir un modesto espacio para fomentar el pensamiento crítico.

Porque, aquí sí que suscribo una idea del rebelde Óscar Wilde, “la persona que no piensa por sí misma no piensa en absoluto”.

A mi edad, ya estoy de vuelta de aceptar verdades escritas en piedra, de tener que pertenecer a cualquier tribu identitaria y de aceptar ciegamente cualquier autoridad.

El pensamiento crítico nos permite evaluar la veracidad de la información que recibimos, cuestionar las fuentes y analizar los argumentos con rigor. Nos ayuda a resistir la manipulación y a tomar decisiones informadas basadas en los hechos.

En un mundo donde las corrientes reaccionarias, que discurren sobre todo por la derecha aunque a veces también por la izquierda, pretenden revivir ideas y prácticas que ya creíamos superadas, el pensamiento crítico es esencial para defender los valores de la libertad, la igualdad y la justicia.

Si compartes esta preocupación, te invito a seguir esta newsletter y, sobre todo, a que aportes tus ideas. Desde luego, no me importa que no coincidan con las mías siempre que las expreses con espíritu constructivo. Y tampoco me disgustará que me des la razón cuando creas que la tenga. Soy una oveja negra porque tengo predisposición a apartarme de lo establecido, no por querer ser distinto a toda costa.