¿Por qué es más difícil tomar decisiones en momentos de crisis?
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¿Por qué es más difícil tomar decisiones en momentos de crisis?

Las crisis surgen por eventos que cambian drásticamente las condiciones que nos rodean. Algunas son predecibles y podemos hacer una estimación educada de su probabilidad de ocurrencia, por lo cual prepararse para ellas parcial o integralmente suele ser posible. Otras crisis, en cambio, son plenamente sorpresivas y, por su agudeza y dimensión, generan impactos extraordinarios, demandan decisiones excepcionales y multiplican la incertidumbre a niveles sin precedentes. Tal es el caso de la crisis actual, que en sus características se asimila a eventos conocidos como cisnes negros.

Momentos como este retan al máximo nuestra capacidad de pensamiento estratégico dado que tomar decisiones se torna más complejo. Reconocer esa mayor complejidad es fundamental para cuidar ahora con vehemencia el abordaje de las decisiones, tanto a nivel individual como colectivo, y para asumir en nuestras discusiones una actitud más tolerante frente a los demás e incluso respecto a nosotros mismos. (Lecturas recomendadas: Pensamiento estratégico, Decisiones estratégicas).

Producto de mi actividad profesional en las semanas recientes, como actual consultor en estrategia de múltiples empresas y ejecutivos, así como en condición de miembro de varias juntas directivas, he identificado 10 variables que aumentan la complejidad del proceso de toma de decisiones en momentos de crisis, las cuales a continuación comparto, y cuyo entendimiento es de total relevancia a fin de ser más efectivos en dicho proceso clave para navegar frente a la incertidumbre actual.

Alta carga emocional

Las emociones son una característica propia y poderosa de nuestra condición de seres humanos. En momentos de crisis algunas de ellas se exacerban, de manera asincrónica en nosotros y en los demás, lo cual deteriora nuestros análisis por los sesgos que aquellas despiertan, disminuye nuestra capacidad de respetar las buenas prácticas en los procesos de toma de decisiones, y dificulta la construcción de acuerdos por la diversidad de interpretaciones y visiones posibles de una situación en un marco de alta incertidumbre. Las emociones son parte integral del proceso de toma de decisiones, y la forma de involucrarlas en el mismo es identificar la información que nos proveen y procurar entender los sesgos o preferencias que nos generan. Para lograrlo, el primer paso es reconocerlas y aceptarlas. (Lectura recomendada: Ciclotimia estratégica).

Multiplicación del número de decisiones

El cambio agudo en las condiciones del entorno hace que se incremente el número de decisiones a considerar. Además de las decisiones tradicionales en tiempos de normalidad, aparecen otras nuevas. Así mismo, en algunas decisiones que eran habituales se incrementa su condición de urgencia, y todo esto genera una mayor presión sobre el tiempo disponible para analizar, discutir y decidir. Por tal motivo, la proliferación de decisiones obliga a priorizarlas para enfocar el tiempo, ese recurso que se vuelve más valioso en un momento como este, en resolver y ejecutar aquellas de mayor impacto para el corto y mediano plazo. Ese ejercicio de priorización es en sí mismo una tarea que se hace más ardua en medio de la crisis. (Lectura recomendada: ¿Por qué decidir no significa ejecutar?).

Mayor complejidad de las decisiones tradicionales

En condiciones normales, hay una serie de decisiones para las cuales tanto los insumos como el tipo de análisis que llevamos a cabo para tomarlas adoptan un patrón hasta llegar casi a la estandarización de su proceso. En una crisis, los insumos para tales decisiones pueden cambiar, así como la complejidad y el tipo de análisis que requieren. Aparecen para esas decisiones tradicionales nuevas variables y riesgos, algunas condiciones que antes estimábamos como dadas ahora no lo son, y la incomodidad por la desaparición del statu quo que conocíamos las hace más complejas.

Aparición de decisiones extraordinarias

Las crisis traen consigo toda una serie de decisiones novedosas, con las que no estamos familiarizados, y para cuya resolución nuestra experiencia ganada en tiempos normales puede quedarse corta en su capacidad de prestarnos un buen servicio. Estas decisiones nuevas, que llamamos también decisiones inciertas, se caracterizan porque para tomarlas no solemos tener un nivel suficiente de claridad respecto a que información recolectar y analizar, que alternativas u opciones para escoger son posibles, y que consecuencias podrían generar. Así entonces, son decisiones demandantes en términos de esfuerzo y tiempo dado que nos obligan a asumir un nivel más alto de riesgo. Una dificultad adicional de este tipo de decisiones es que debemos tomarlas aún sin tener claro si los cambios que las motivan son coyunturales o estructurales, además de la sensación que pueden generar de estar desviándonos de la estrategia e incluso de estar abandonando nuestro propósito como organización o como personas. (Lecturas recomendadas: La importancia del propósito empresarial, Estrategias ambidextras para el cambio, Estrategias deliberadas y emergentes, Disciplina estratégica, Resistencia al cambio, Estrategia y disrupción, ¿Crisis o cambio estructural?).

Extrema complejidad de las decisiones éticas

Una característica implícita de las crisis es que obligan a decisiones excepcionales. Algunas de ellas tienen un componente ético en tanto retan nuestra moral, es decir, nos sitúan en terrenos grises donde la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal no es tan evidente como en condiciones normales. Para tomar estas decisiones carecemos a veces de un patrón de referencia en cuanto al sentido de justicia, e incluso de una guía desde las leyes vigentes. Estas decisiones son altamente sensibles, entre otros asuntos, por los precedentes que establecen y por el efecto que pueden tener para la reputación de empresas y personas. (Lectura recomendada: Decisiones estratégicas: modelos éticos para tomarlas en una crisis).

Disponibilidad irregular de información

La información es materia prima fundamental para decidir. En tiempos de crisis, ella abunda en algunos frentes y escasea en otros. De manera paradójica, para el proceso de toma de decisiones es tan perjudicial su exceso como su defecto. En las crisis, claramente nos alejamos de ese justo medio deseable en términos de disponibilidad de información, lo cual hace más retador su análisis a fin de llegar a conclusiones pertinentes para avanzar a decidir sobre bases sólidas.

Necesidad de nuevos modelos para el análisis de la información

El proceso de toma de decisiones tiene componentes racionales e intuitivos. El ámbito racional involucra la recolección de información y su posterior análisis, es decir, hacer sentido de ella desde modelos y herramientas en procura de encontrar claridades que nos permitan avanzar a decidir con confianza. La faceta intuitiva, por su parte, se refiere al uso de nuestra experiencia para el proceso de decidir ya que ella nos permite interpretar información aparentemente no relacionada entre sí, de una manera menos esquemática y que la racionalidad no logra aprovechar, así como reconocer patrones desde decisiones que hemos tomado en el pasado. Racionalidad e intuición siempre son complementarias en el proceso de toma de decisiones, y en momentos de crisis, cuando ocasionalmente la racionalidad puede quedarse corta, tendemos a recurrir más a nuestra intuición experiencial, una herramienta poderosa y útil cuyo uso apropiado requiere un alto nivel de consciencia propia y precauciones claras para no abusar de ella. (Lectura recomendada: Intuición gerencial)

Distanciamiento físico

Los seres humanos, como primates, somos una especie social. Uno de los grandes impactos sicológicos de la crisis actual ha sido la necesidad del distanciamiento físico. Por temas culturales, y quizás también instintivos y de temperamento, la proximidad física la asimilamos a sintonía emocional para efectos, por ejemplo, de compartir y conversar. Esta sensación de cercanía y confianza, para leer mejor en los demás el lenguaje no verbal y su estado emocional, así como para construir empatía y llegar a convergencias, se ve empobrecida por la distancia física y puede tener un costo para los procesos de tomar decisiones mientras nos acostumbramos a un nuevo modelo de relacionamiento. (Lectura recomendada: Virtualidad circunstancial).

Soledad

El distanciamiento físico también puede llevarnos a sentir soledad, y a sucumbir a la tentación de adoptarla como el nuevo modelo para tomar decisiones, lo cual es un error. Tienden a ser mejores las decisiones colectivas que las individuales, y por ello el distanciamiento físico no debería convertirse en distanciamiento social ya que, si bien este último pareciera facilitar el proceso de decidir al limitar la necesidad de discusión, amenaza con deteriorar la calidad de las decisiones que tomamos.

Cansancio

El cerebro es una de las estructuras más sofisticadas e impresionantes que ha conocido la humanidad. Como parte de nuestro ser físico, también está expuesto al cansancio. En momentos de crisis, nuestra capacidad de pensamiento, consciente e inconsciente, está sobrecargada por preocupaciones sobre el futuro incierto, así como por decisiones por tomar, todo ello en medio de una avalancha emocional. Por ejemplo, nuestro sueño, que es para el cerebro como el agua para la vida, puede disminuir en calidad o tiempo, mientras que nuestros espacios de esparcimiento desaparecen o ven reducida su capacidad para disipar temporalmente nuestras inquietudes, lo cual en condiciones normales significaba descanso para nuestro proceso de pensamiento consciente o intencional. En tiempos de crisis necesitamos cuidarnos de caer en el cansancio ya que necesitamos, además de decidir, asegurar que las decisiones que tomamos se conviertan en acciones para que logren su objetivo. Decidir no siempre significa ejecutar. (Lectura recomendada: ¿Cómo acelerar la ejecución de las decisiones en medio de una crisis?)

Todas las causas expuestas, que nos afectan en mayor o menor grado, nos ayudan a hacer consciencia, es decir, a entender y a aceptar, que tomar decisiones en medio de una crisis es más difícil. A partir de esa consciencia podemos abordar mejor este proceso, ser más compasivos con los demás y con nosotros mismos, y adoptar una actitud mejor alineada con las necesidades de los tiempos actuales. Actitud es la forma como nos paramos frente a una situación. Ante una crisis, podemos postrarnos para observar el devenir y esperar desde nuestra quietud, renunciando por anticipado a nuestra responsabilidad de seguir construyendo el futuro; o bien podemos asumirla con actitud de curiosidad y tolerancia para procurar convertirla, en medio del dolor e incomodidad que genera, en una oportunidad.

En las crisis hay cosas que no podemos cambiar, pero hay otras que sí, y es en estas últimas donde tenemos la posibilidad de intervenir para lo cual es fundamental seguir tomando decisiones. Al asumir tal reto conscientemente nos damos la posibilidad de aprender, de conocernos mejor y de fortalecer para el futuro nuestra capacidad de pensamiento estratégico. (Lecturas recomendadas: Aprendizaje estratégico, Aprender y vivir para siempre, Reinvención profesional, Pensamiento estratégico para profesionales independientes).

Fernando Castro

Gerente de cuentas en Jefo | Medico Veterinario Zootecnista | Especialista Avicultura y Produccion Aviar | Gerencia Comercial | Industria Monogastricos |

4 años

Carlos felicitaciones por este excelente documento que me parece enriquecedor, retador, oportuno, concreto y sanador. Mil gracias por compartir.

Mauricio Ruiz González

Mentor🔹Impulso el crecimiento de pymes estancadas🔹Cofundador QUIXA GROUP🔹Economista Empresarial🔹Acompañamiento estratégico para transformar resultados y obtener ventaja competitiva🔹Junta Asesora

4 años

Gracias Carlos por compartir esta importante visión. Estamos viendo gerentes acosados por muchos temas y agobiados por otros. Esta estructura ordenada nos ayuda a entender el proceso. Gracias de nuevo.

Luis Guillermo Buitrago Castro

EXMA Speaker, Orador, Ponente. Conferencista en Liderazgo y Motivación de Equipos, Consultor Comunicación Estratégica

4 años

Mi estimado Carlos, excelente artículo!!! Muy pertinente en estos momentos de incertidumbre; ubicándonos de una manera muy práctica, frente a la gran mayoría de esos momentos que se están afrontando.

Juan Sebastian Barrientos

Vicepresidente Jurídico y Asuntos Corporativos at POSTOBON S.A.

4 años

Muy acertados todos los puntos. Muchas gracias por compartir Carlos. Hace no mucho tiempo empezamos a oír que tendríamos que acostumbrarnos a vivir y a tomar decisiones en los tiempos de VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity) No cabe la menor duda que con esta pandemia se aceleraron esos tiempos.

Juliana Restrepo Heron

Tax & Legal Advisor / LLM in taxation Abogada master en Tributacion Planeación patrimonial y sucesorial Legal Wealth Planning

4 años

Excelente! Mil gracias

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