¿Por qué es tan útil manejar hipótesis en los negocios? Inspiración del libro Piensa como un científico espacial

¿Por qué es tan útil manejar hipótesis en los negocios? Inspiración del libro Piensa como un científico espacial

La ciencia espacial y el mundo de los negocios pueden parecer ámbitos muy alejados, pero según Ozan Varol en su libro Piensa como un científico espacial, ambos campos comparten una característica esencial: la capacidad de formular y probar hipótesis. La ciencia avanza con preguntas y experimentos, y los negocios no son tan diferentes. Al manejar correctamente las hipótesis en procesos empresariales, podemos acercarnos a la toma de decisiones con mayor precisión, enfrentar la incertidumbre con más confianza y generar resultados más sólidos.

La importancia de las hipótesis en los negocios

Una hipótesis es una suposición que hacemos con base en información limitada, y que necesitamos poner a prueba para validar. En los negocios, este concepto es crucial porque la mayoría de las decisiones se toman bajo incertidumbre. Ya sea lanzar un nuevo producto, cambiar una estrategia de marketing o ajustar el precio de un servicio, las hipótesis nos ayudan a estructurar nuestras ideas y a comprobar si los resultados esperados se alinean con la realidad.

Tal como menciona Varol, la clave no está solo en formular una hipótesis, sino en aceptar que esta es solo una propuesta de verdad que debe ser testeada y ajustada a medida que obtenemos más información. Aquí radica la fuerza de las hipótesis: nos permiten navegar la incertidumbre y hacer correcciones antes de que un error sea demasiado costoso.


El riesgo de no utilizar hipótesis

A menudo, los emprendedores o ejecutivos toman decisiones basadas en la intuición o en su experiencia previa, lo cual puede ser efectivo hasta cierto punto. Sin embargo, cuando las condiciones del mercado cambian (como lo hemos visto en los últimos años), operar sin una metodología clara de validación de ideas puede llevar a grandes pérdidas. En lugar de confiar solo en la intuición, la formulación de hipótesis y su posterior prueba nos permite obtener datos concretos que guían las decisiones.

Un error común en los negocios es asumir que las estrategias que funcionaron en el pasado serán igual de exitosas en el futuro. Las hipótesis nos obligan a cuestionar esas suposiciones y a abrir espacio para nuevas soluciones o enfoques más creativos, algo que Varol destaca como uno de los grandes beneficios de pensar como un científico.


Un framework para manejar hipótesis de manera efectiva

Para llevar el pensamiento basado en hipótesis a la práctica en el contexto empresarial, aquí te comparto un framework sencillo, inspirado en la metodología científica y adaptado al mundo de los negocios. Este proceso se puede aplicar en áreas como marketing, ventas, desarrollo de producto o cualquier decisión estratégica que enfrente un alto nivel de incertidumbre:

1. Definir el problema o desafío

Antes de plantear cualquier hipótesis, es fundamental tener clara la situación que queremos mejorar o resolver. Pregúntate: ¿qué es lo que queremos cambiar? ¿Cuál es la meta específica?

Por ejemplo, si tu empresa está lanzando un nuevo producto y no está generando tantas ventas como esperabas, el problema puede ser: "Las conversiones en nuestro e-commerce están por debajo de la meta proyectada."

2. Plantear la hipótesis

Una vez definido el problema, es hora de formular una hipótesis clara y específica. La estructura típica de una hipótesis en negocios sigue el siguiente formato:

“Si hacemos [acción específica], entonces observaremos [resultado esperado] en [período de tiempo].”
Por ejemplo: “Si mejoramos el proceso de checkout en nuestro sitio web, entonces incrementaremos las conversiones en un 15% en los próximos tres meses.”        

Es importante que esta hipótesis sea verificable y específica. No vale con decir: “Mejoraremos las ventas.” Tienes que establecer qué acción exacta vas a tomar y qué esperas lograr.

3. Establecer métricas de éxito

Las hipótesis deben ser medibles. Por eso, necesitas definir claramente cómo vas a evaluar si tu hipótesis se cumple o no. Las métricas clave pueden ser desde un aumento en ventas, una mayor interacción en redes sociales, o una reducción en la tasa de abandono de clientes.

Siguiendo con el ejemplo anterior, las métricas podrían ser:

  • Tasa de conversión: el porcentaje de visitantes que completan una compra.
  • Tiempo promedio en el proceso de checkout: cuánto tarda un cliente en finalizar su compra.

4. Realizar experimentos controlados

Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Para validar tu hipótesis, es fundamental realizar experimentos que te permitan obtener datos concretos. Esto puede implicar, por ejemplo, implementar A/B tests en tu sitio web o realizar pequeños cambios en campañas de marketing y medir su impacto.

Los experimentos deben ser lo suficientemente controlados como para que puedas atribuir los resultados directamente a la acción que implementaste, y no a factores externos. En otras palabras, asegúrate de que el experimento esté aislado de otras variables que puedan interferir con los resultados.

5. Analizar los resultados

Una vez finalizado el experimento, debes revisar los datos para ver si la hipótesis fue correcta o no. Si los resultados coinciden con lo esperado, ¡genial! Tienes una valiosa validación que te puede llevar a escalar ese cambio a toda la empresa.

Sin embargo, si los resultados no coinciden con la hipótesis, no lo veas como un fracaso, sino como una oportunidad de aprendizaje. Esto es algo que Varol enfatiza: los errores y los resultados inesperados son una parte fundamental del proceso de descubrimiento.

6. Iterar o ajustar

Si la hipótesis resultó incorrecta, el siguiente paso es ajustar el enfoque. Tal vez la acción que tomaste no fue la correcta, o las métricas elegidas no eran las más indicadas. El proceso iterativo es clave: una hipótesis que falla nos da información valiosa sobre lo que no está funcionando, lo que nos permite ajustar y volver a intentarlo.

Este ciclo de formular, probar y ajustar es lo que permite a los científicos espaciales, y a las empresas, alcanzar grandes logros. En lugar de buscar una solución definitiva a la primera, es mejor ver cada prueba como una oportunidad de mejorar y acercarse cada vez más a los resultados deseados.

7. Escalar los éxitos

Si la hipótesis se valida, es hora de llevar esa acción a toda la empresa. Aquí, debes asegurarte de que los equipos relevantes conozcan los resultados del experimento y que estén alineados para implementar los cambios a mayor escala.


El manejo adecuado de hipótesis puede marcar la diferencia entre un negocio que avanza con seguridad y uno que toma decisiones al azar. Al aplicar un enfoque científico a las decisiones empresariales, como sugiere Varol en Piensa como un científico espacial, podemos reducir la incertidumbre, aprender más rápido y lograr resultados mucho más predecibles.
Recuerda que la clave no está en tener siempre la razón, sino en crear un ciclo continuo de aprendizaje. Al igual que los científicos espaciales, cuanto más testeemos nuestras suposiciones y estemos abiertos a ajustar el rumbo, mayores serán nuestras probabilidades de éxito.        

Utiliza este framework para empezar a formular y probar tus propias hipótesis en el negocio, y verás cómo las decisiones basadas en datos pueden transformar tus resultados.


¡Es momento de generar tus propias hipótesis a tus desafíos!!

Que tengas una buena semana ..


Referencias: Piensa como un científico espacial - Ozan Varol

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