¿Por qué la estrategia es tan útil en metodologías ágiles?

¿Por qué la estrategia es tan útil en metodologías ágiles?

Las metodologías ágiles, también conocidas por su nombre en inglés, agile, no solo son un conjunto de "herramientas" de moda, sino una forma exitosa de abordar los procesos de transformación en una compañía. Con esta forma de entender la lógica empresarial, el objetivo se centra en afrontar la adaptación en los cambios iterativos, con un aprendizaje continuo en cada fase.

Entendemos agile como un conjunto de fórmulas para tratar procesos de cambio empresariales, habitualmente relacionados con el software. Su eje es el de la adaptabilidad, pero también caben, por supuesto, la estrategia, la planificación y el orden ante lo imprevisible.

 Cambio, transformación, adaptabilidad… y estrategia

No hay texto alternativo para esta imagen

 ¿Estrategia en metodologías ágiles? Esta idea puede sonar contraintuitiva, especialmente cuando esta metodología se basa en adaptarse a nuevas situaciones y ofrecerle al cliente, en cada paso del camino, lo que necesita. Sin embargo, una planificación inicial no está reñida con esta flexibilidad constante y, es más, es un punto esencial en fases de preparación preliminares. En realidad, existen dos motivos de peso por los que la estrategia es muy útil en este contexto.

 En primer lugar, porque al comienzo del proceso nos veremos obligados a mapear su desarrollo y determinar un punto de salida, evaluando los procedimientos y estructuras actuales de la empresa. Para afrontar este primer paso, tendremos que conocer a fondo la propia actividad de la compañía, el sector o industria (en este post os hablaba sobre ello), así como los deseos del cliente.

 En segundo lugar, porque en cada nueva iteración tendremos que extraer conclusiones útiles que nos sirvan para las posterioresAgile es aprender, adaptarse y mejorar, así que al cierre de cada ciclo habremos de obtener las lecturas correctas de la monitorización del proceso, leyendo indicadores claves del desempeño (KPI, por sus siglas en inglés), informes y métricas que determinen, por un lado, el éxito de la actividad actual y, por otro, las metas de los procesos futuros.

 Ventajas de contar con la correcta estrategia ‘agile’

El hecho de prescindir de protocolos rígidos de actuación es compatible con establecer una estrategia clara. En este sentido, recuerda que en las metodologías ágiles debemos primar a las personas, el enfoque, la colaboración y la adaptabilidad. Pese a que esa estrategia se module a medida que avance el proyecto, debemos tener claro el qué, el cómo y el cuándo en cada momento.

 Más allá de centrar el proceso en el factor humano y poner el foco en la cooperación entre las partes, la filosofía agile permite una visión global de la transformación. Con ello logramos que aumente la responsabilidad de cada individuo, a la vez que –con una correcta comunicación- se puede conseguir una mayor autonomía en el trabajo colaborativo.

El hecho de prescindir de protocolos rígidos de actuación es compatible con establecer una estrategia clara.

Conocer la extensión global de un proyecto y aplicarle la correcta estrategia agile nos permitirá dimensionar las tareas en función de la necesidad, y cada revisión hará fluir esa flexibilidad que tanto estamos resaltando. En cada uno de los puntos del proceso podremos priorizar y tomar las decisiones adecuadas siempre y cuando contemos con una dirección adecuada. En definitiva, se trata de lograr eficiencia y optimización.

A través de un procedimiento coordinado mediante formas de organización ágiles, además, la interlocución con el cliente será más sencilla, y mejoraremos su experiencia. Al fin y al cabo, en agile él es una parte más del equipo, y esa implicación hará que su satisfacción aumente.

 ¿Cómo implementar una estrategia ‘agile’?

Pero no nos engañemos, agile es dinamismo, y darle forma a un plan no tiene que consumir excesivamente nuestro tiempo. Además, la idea inicial sufrirá modificaciones, y también se transformará junto con el propio proyecto. Nuevos retos y necesidades surgirán en el camino, y las metodologías ágiles fomentarán la adaptación en un viaje que acabará siendo de descubrimiento.

Como sugieren desde Monday Blog, estas son las fases a seguir para una adecuada estrategia ágil:

  1. Pre-planificación: necesitaremos una hoja de ruta básica para el itinerario que vamos a emprender. Partimos de todos los requisitos para planear la estrategia y, después, poner negro sobre blanco todas las labores que tendremos que acometer.
  2. Planificación en sí misma: es el turno de separar el proyecto en piezas manejables. Y de arriba abajo, es decir, desde los objetivos estratégicos a lo más pequeño. Esto nos permitirá, en fases más tardías, evaluar y planificar en iteraciones nuevas, con la cabeza puesta en la experiencia del cliente y la usabilidad del producto.
  3. Foco en el corto plazo: de nuevo encontramos polos opuestos que no tienen motivo para estar enfrentados. Hablamos de tener las miras puestas siempre en el corto plazo, pero a la vez establecer metas ambiciosas. Obviamente, que sean realistas, pero todo ello impulsará la velocidad del proyecto y en cada una de las repeticiones podremos hacer lecturas sobre cómo evolucionan los equipos y el proceso.
  4. Prioriza tareas dependientes: que cada profesional pueda saber en qué trabajan los demás (transparencia) para que podamos atender primero la tarea de aquellos de los que dependen otros, con el fin de completarlas.
  5. Envía feedback continuo: la retroalimentación es clave en metodologías ágiles. Responsables, gerencia y clientes tienen que estar en la misma página. Comunicación y más comunicación.
  6. Y por último: (aún) más comunicación. ¿Qué tal si hacemos reuniones periódicas cada poco tiempo para consultar el estado de los procesos, ayudar a establecer las siguientes metas y colaborar en objetivos? Recuerda que en agile las personas siempre deben estar en el centro de la estrategia.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas