¿Por qué todo siempre tiene que ir más rápido?
El 27 de abril 2014, la empresa sueca ume.net publicó el vídeo “living with lag” (“lag” se refiere a los típicos retrasos que se producen cuando estamos mirando un vídeo online y éste se queda colgado) para promocionar la rapidez de su fibra óptica. Para el vídeo, que se hizo viral directamente y que ya cuenta con más de 5 millones de reproducciones, 4 voluntarios llevaron cascos que reprodujeron todas las situaciones diarias con un retraso de 3 segundos.
Aunque el vídeo es meramente un reclamo publicitario, demuestra que cada vez estamos menos dispuestos a aceptar retrasos en nuestro día a día. Para los responsables de SEO, esta noticia ya no es nueva, ya que durante años han ido optimizando el tiempo de carga de una página web, porque si no, los visitantes se cansan y ya no entran en la web.
Cada vez estamos menos dispuestos a aceptar retrasos en nuestro día a día.
Últimamente, esta adicción a la velocidad se ha extendido a los demás campos de nuestra vida diaria, donde también esperamos que todo se mueva a la velocidad de la luz. Podemos contestar a nuestros mails o comentar en una foto en Facebook en cualquier lugar y directamente desde el móvil, sin necesidad de estar en casa delante de un ordenador. En el aeropuerto existen los fast lane para las personas que no quieren hacer cola, y con aplicaciones como Tinder podemos buscar pareja directamente desde nuestro smartphone, sin necesidad de quedar para hablar primero, o hacer una cita a ciegas. La tecnología ha hecho nuestra vida más sencilla, pero sobre todo más rápida. Ya no estamos dispuestos a esperar mucho, y exigimos que nos contesten al instante a nuestros mails, mensajes en WhatsApp o llamadas.
La tecnología ha hecho nuestra vida más sencilla, pero sobre todo más rápida.
¿Rápido siempre es mejor?
Históricamente hablando, cada nueva revolución tecnológica ha llegado con la promesa de hacer nuestro trabajo más rápido e eficaz, para que podamos tener más tiempo libre. Y aunque una mayor velocidad en principio ofrece la recompensa de poder disfrutar de más tiempo de ocio, para muchos de nosotros esta adicción a la velocidad se ha extendido también a nuestra vida privada, donde también queremos hacer cuantas más cosas en un día, y terminarlas cuanto antes.
Sin embargo, esta adicción a la velocidad no nos hace sentir más felices. Sentimos más presión cuando intentamos quedar con amigos y vemos que nuestras agendas personales están tan llenas de citas y tareas. Los niños hoy en día cada vez tienen menos tiempo para el juego, entre otras cosas, porque en demasiadas ocasiones está supeditado a actividades extraescolares.
En 2004, el escritor canadiense Carl Honoré publicó el muy recomendable best seller “In Praise of Slow”, aquí en España también conocido como “Elogio de la lentitud” donde habla sobre nuestra relación cada vez más dependiente del tiempo, y las consecuencias y la dificultad de vivir en esta cultura acelerada que hemos creado. Según comenta Honoré en su libro:
- Las personas rápidas no son felices, porque siempre están pensando en su lista de tareas pendientes de terminar.
- Las personas muy ocupadas también están muy cansadas, porque duermen menos y tienen mucha presión y preocupación por el trabajo y conseguir sus plazos.
El Movimiento Slow
Ahora bien, tampoco hay que ser catastrofista o pensar que la tecnología en general es mala y que las cosas antes eran mejor, porque para eso ya tenemos a nuestros padres y abuelos, ¿verdad :-)?, pero sí es cierto que el tiempo cada vez más es un bien escaso. De hecho, investigaciones de la generación del milenio ya demuestran que los jóvenes nacidos entre el 1980 y 1995 prefieren ganar menos dinero si esto significa que pueden disponer de más tiempo libre.
En su libro, Carl Honoré habla sobre grupos de personas que intentan encontrar un nuevo equilibrio entre las ventajas de la rapidez de la tecnología, y una mejor calidad de vida desacelerada, denominado el Movimiento Slow. Este movimiento, que no está organizado ni controlado por una organización como tal, se caracteriza por ser la mayor comunidad de personas individuales que promuevan el desarrollo de las personas, utilizando la tecnología orientada al ahorro del tiempo para poder disfrutar más de actividades como dar un paseo o compartir una comida con otras personas.
Alrededor del mundo, ya existen 120 Slow Cities oficiales que han decidido poner la calidad de vida por delante de la expansión. El movimiento Slow Food promueve el disfrute de productos regionales y las comidas tradicionales, y el Slow Travel da prioridad a la cultura de los diferentes regiones, la vida local y entrar en contacto con los autóctonos de una zona. Y en el mundo 2.0, parece ser que el Slow Internet está por llegar, con nuevas start-ups y aplicaciones para ayudarnos a vivir con la enorme densidad informativa que nos llega allí cada día.
La “revolución lenta” está llegando también a algunos lugares y puestos de trabajo; así por ejemplo Google anima a su personal a dedicar el 20 por ciento de su tiempo a proyectos personales en el horario de trabajo.
La “revolución lenta” está llegando también a algunos lugares y puestos de trabajo
Con esta decisión, no pretenden que sus empleados jueguen World of Warcraft o actualicen su página de Facebook, sino que utilicen el tiempo para pensar en proyectos creativos sin la presión de conseguir los objetivos, los plazos u otras distracciones.
¿Y tú, también te apuntas al Movimiento Slow?
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Michiel Das es el responsable de SEO & SEM del departamento de Marketing Digital de una multinacional del sector automovilístico, trabajo que compagina con la puesta en marcha de startups y la docencia de estrategias de branding en varias Business Schools. Puedes descubrir más sobre él en su blog El Viaje de mi Tarjeta.
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Recursos Humanos
8 añosEnhorabuena por tu artículo, me ha encantado!
Acompaño a personas y organizaciones a crear futuros+humanos · Escribo #ElpaísdeAlicia · CoFounder 𝗠𝗼𝗻𝗱𝗮𝘆 𝗛𝗮𝗽𝗽𝘆 𝗠𝗼𝗻𝗱𝗮𝘆 · Pedagoga · Profesora Universitat de Barcelona · Diversidad cultural • Comunicadora
8 añosGracias Michiel por explicarnos tan bien el #MovimientoSlow. Fantástico encontrar ese equilibrio entre la rapidez de la tecnología y una calidad de vida "desacelerada" como bien dices. Un abrazo!