POST Nº 5: El placer y la responsabilidad

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El placer y la responsabilidad

A simple vista parece que caminan en veredas diferentes.

Pero el que los encuentra en armonía, reconoce que van de la mano.

Empezando por ella. 

Parece el aguafiestas. El rigor. La voz que te reclama cuando estás perdiendo el tiempo. La que aparece en el momento justo, antes de hacer algo que no se debe. “Que no se debe” según el manual de cada unoElla se pasea, como maestra de escuela, que todo lo ve. 

Luego se encuentra él. El que todos quieren. Es buscado y aclamado. Se forjan conversaciones eternas dedicadas a él. Es tentador. Por momentos te arrastra. En su compañía, uno se deja llevar. Estás como patas para arriba. Flotando.

Ellos dos, tienen como todos, diferentes estadios en su relación. 

Al primero que conocemos es a él: puros mimos, sonrisas, dormir, jugar y comer. A medida que crecemos, ella comienza a aparecer. Con los dos juntos, descubrimos las “recompensas”. Y nuestros primeros pasos con la negociación. Negociar sin perder sentido de pertenencia y afecto. Qué es lo que más valoramos. 

En las recompensas, vienen los dos juntos. Pero cuál pesa más? Si uno no está amigado con su responsabilidad, un pedido con recompensa le traerá enojo, porque no está dispuesto cumplir con la mitad del trato. De lo contrario, si es amigo de su responsabilidad, accederá a pasar un tiempo con ella, y más sabiendo que al final de la tarea podrá echarse a jugar. 

Con varias recompensas en el andar, se comienza a comprender el arte de tomar decisiones. La primera institución a la que pertenecemos nos enseña sobre esto. Nuestros primeros aprendizajes provienen de la familia. Es importante reconocer cuales son los aprendizajes que tuvimos en casa, y cuando salimos de ella, observar si nos abren posibilidades o nos imposibilitan. No todo lo que aprendemos en casa se tiene que quedar así. Podemos aprender. Incluso desaprender. 👀

Volviendo a los protagonistas de este relato, y repasando sus estadios en la relación que mantienen. Podemos señalar alguno de ellos:

  • El placer sin compañía de la responsabilidad. Si el placer decide salir solo, es probable que terminemos con algún daño que remediar. En este punto lo que recibimos como felicidad se balancea con sufrimiento. Es el caso de todo lo tóxico que decidimos incluir en nuestras vidas…🙆
  • Cuando ella sale sola a marchar. Se siente aburrido. Se parece a lo que percibimos como obligación. Una exigencia en sí misma. Propone un hacer de color gris. Al encontrarnos aquí, sentimos un estado de aburrimiento cómodo. Algo que te resulta pero que no te hace del todo feliz. Lo que al final del cuento se convierte en acostumbramiento cargado de enojo, cinismo y sarcasmo. Y esta combinación no nos invita al aprendizaje, inclusive nos aleja de él.

El ingrediente secreto para aprender, es gozar de buen humor. De modo que cuando salgas a marchar, que sea con música. 🎵

  • Finalmente, a donde todos queremos llegar. 

¡El momento donde ellos son compañía! ✌👏

Existe un término que reconoce esta unión. 

Fluir. 

Flow, en inglés. 

Es cuando disfrutas tu responsabilidad. La responsabilidad se puede entender como la habilidad para responder. Así que cuando incluyes creatividad y conciencia a tus respuestas estás destinado a disfrutar...

Tu hacer está cargado de situaciones a las que responder. 

Así que recuerda: si ellos se hacen compañía, te invitan a fluir.

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Conrado Montero

Data Analyst | SQL | Python | R | Data Viz | Advance Analytics

4 años

Lucia, gracias por este artículo! La responsabilidad y el placer deberían considerarse una obligación en la cultura de cualquier civilización . No hay castigo más grande que hacer lo que a uno no le gusta. Tomarse el momento para reflexionar e inclinar el bote a la dirección en la que uno sabe que se sentiría más cómodo puede ser el mejor remedio para la peor enfermedad.

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