Profesional Pobre o Profesional Rico

El Dalai Lama reflexiona acerca de cómo aprendemos en la vida, nos dice que cuando nosotros somos niños aprendemos a usar las cosas para ser felices con las personas, y que cuando somos adultos aprendemos a usar a las personas para ser felices con las cosas.

El proceso de aprendizaje de un profesional está condicionado por el contexto que influye en nuestra forma de pensar, actuar y sentir; al punto de creer que estamos en el camino correcto, para luego concluir que estábamos equivocados, y quizás, habiendo llegado a circunstancias donde nada o muy poco se pueda hacer para revertir nuestra situación.

En esta oportunidad, me gustaría reflexionar acerca de tres errores típicos que los profesionales de toda edad están cometiendo en el transcurso de su crecimiento personal, como consecuencia de una deformación profesional.

1er Error: De la ambición a la motivación personal

¿Cuántas veces hemos escuchado a lo largo de nuestras vidas, que debemos ser ambiciosos y perseguir nuestros sueños? Sin embargo, si nos preguntamos cuántas personas han seguido sus sueños y no han llegado a ninguna parte, la respuesta es: la gran mayoría. La ambición, tal y como nos la enseñan, parecería ser el impulso o la fuerza que nos debería llevar a lo más alto del éxito personal. No obstante, ello no es verdad; las personas que son exitosas son las personas auto motivadas, y es la motivación intrínseca la que nos permite avanzar en la vida. Si nuestros sueños o metas personales no tienen la precisión esperada, la motivación nos hará avanzar, nos levantará más de una vez cuando nos caigamos, y sobretodo, nos acercará a las estrellas cuando no podamos alcanzar el cielo.

2do Error: De la relación profesional a la relación personal

Es frecuente y reiterativo recibir consejos acerca de la importancia que tiene la famosa red de contactos, por lo que aprendemos que en el mundo empresarial la relación profesional es la base del desarrollo ascendente. Sucede que, en algún momento de la vida, perdemos nuestro trabajo, y con ello se esfuman nuestros contactos profesionales; es en ese momento que despertamos y entendemos que nuestra red de contactos se sustentaba en la marca institucional y no en la personal. En el último libro de Ken Blanchard (El Secreto), es vital su conclusión acerca de la necesidad de construir relaciones personales genuinas y de servir a los demás si pretendes ser un gran líder.

3er Error: De la formación profesional al aprendizaje permanente

Probablemente, este es el error más grande que cometemos. Nuestra forma de aprender, en la gran mayoría de las situaciones, es tradicional, inclusive la capacitación blended o digital se vuelve tradicional. Nos enseñan a entender que la educación es por etapas, desde el colegio hasta la maestría, y que estas se van cumpliendo de acuerdo a un requerimiento del mercado laboral, para ser cada vez más competitivos. Peor aún si pensamos que el “cartón” que nos entregan tiene un valor importante en la esperada  “empleabilidad”; ese es un grave error.  El mundo actual, es decir, el de la “transformación digital”, nos exigirá desarrollar una capacidad de aprendizaje permanente; en este no hay “etapas” y los “cartones” son irrelevantes, porque el mundo empresarial del futuro tendrá espacio solo para aquellos que logren aprender que el emprendimiento personal, y el aprendizaje continuo y desestructurado, es lo único que nos mantendrá vigentes en el futuro del trabajo.

"El profesional rico es aquel que conserva su automotivación como el mayor de sus tesoros, es el que valora genuinamente a las personas y es el que aprende a aprender. Por lo tanto,  si quieres convertirte en la mejor versión de ti mismo, empieza por abandonar la pobreza de tu aprendizaje pasado." - Luis La Madrid Cohen.

Elaborado por: Luis La Madrid Cohen.