Prohibido prohibir: "Atado y bien atado", o lo que es lo mismo, nos quieren volver al Pasado.
Prohibido prohibir: "Atado y bien atado", o lo que es lo mismo, nos quieren volver al Pasado.
"EN 1977 CREÍAMOS ADELANTAR LOS RELOJES, EN 2016 COMPROBAMOS QUE NOS LOS ESTABAN ATRASANDO. Y PARECE QUE AHORA A NOSOTROS SE NOS HA ESTROPEADO EL DESPERTADOR".
"Desde que echó a andar "La Ley Mordaza" un primero de julio de 2015, se han impuesto a través del articulado de la conocida oficialmente como Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana 765.416 sanciones"(30 jun 2020) (Cuántas hasta hoy no lo sé)
¡¡¡¡PEDROOOOOOOO!!!!
Se suponía que vivimos en una Democracia, en un Estado de Derecho, en donde la Libertad de Expresión es eso, un derecho de todas las personas a expresar sus pensamientos, aunque estos sean de mal gusto. No es verdad. Depende de quién los exprese, y, sobre todo, sobre quién se expresen.
Recomendado por LinkedIn
Sucede exactamente como en tiempos de la Dictadura, esa época que algunos, (muchos, demasiados), niegan que sucedió, pero que los que la sufrimos aún tenemos cicatrices en nuestros cuerpos o nuestras mentes. Aunque, pensándolo bien, hay algunas pequeñas diferencias: Durante el Franquismo todos sabíamos a lo que nos enfrentábamos si expresábamos nuestra opinión; sabíamos cuáles serían las consecuencias si te metías con el Régimen y sus esbirros; sabíamos cómo se las gastaba el Dictador, su Jueces y sus Fuerzas del Orden (¿?); y todo el mundo, desde los políticos hasta los periodistas, los obreros hasta los empresarios, los valientes hasta los cobardes, teníamos miedo a saltarnos las reglas: Que se lo pregunten a los miles de encarcelados, torturados, exiliados, obreros, represaliados, el periódico "Madrid", las revistas "Triunfo", "La Codorniz", "Cuadernos para el Dialogo", o incluso, ya en 1977, a la revista satírica, "El Papús", a la que le pusieron una bomba para callarla.
Entonces sabíamos a lo que nos arriesgábamos, pero también sabíamos contra quien luchábamos. Ahora, en 2022, aún no lo tenemos tan claro: ni sabemos siempre qué decir, a quién criticar, ni mucho menos contra quién luchamos. Hoy nos puede caer un paquete por hacer uso de nuestros derechos constitucionales, dependiendo de contra quién o qué van, mientras a otros que se burlan, humillan o deshonran a las víctimas de aquel Dictador, se les ríe la gracia. Hoy no se puede expresar tu apoyo a que los presos de ETA se les acerque al País Vasco por motivos humanitarios, ni se puede decir que hay presos políticos y políticos exilados. Pero mientras, se apoya hasta con dinero público a Asociaciones que llevan el nombre del Dictador, aquél que como escribe el hispanista Paul Preston: "Franco leía y firmaba las sentencias de muerte de los condenados "mientras comía", "tomando café antes de la siesta" o "viajando en coche". Eran "cosas de trámite", como las calificó el Generalísimo en alguna ocasión ante su cuñadísimo". Y por supuesto, ningún juez o fiscal se atreve a denunciarlo, porque si alguien lo ha hecho se le ha apartado de la jurisprudencia.
De toda esta "Dictablanda" a las que nos han llevado las Leyes del PP, me quedo con las palabras de la nieta del mismo Carrero Blanco, Lucía, que da una lección de reconciliación y sentido democrático.
Lucia Carrero-Blanco: "Lo que me preocupa es que un acto de patente mal gusto y carencia de toda sensibilidad se considere un crimen. Yo no sé de asuntos jurídicos, no sé en base a qué artículos la fiscalía hace semejante petición, y si lo hace será obviamente porque la ley la ampara. Pero, por muy legal que sea, me parece un absoluto disparate. No creo que sea ni proporcionada ni ejemplarizante. Tan solo atemorizadora, y no solo para la acusada, sino para todos los que vivimos en una democracia. Me asusta una sociedad en la que la libertad de expresión, por lamentable que sea, pueda acarrear penas de cárcel. Considero un error peligroso tratar de que la ciudadanía sea respetuosa a base de amenazas y sanciones desmedidas.
El miedo jamás genera respeto, solo rencor. Se supone que se trata de un delito de humillación a las víctimas y de enaltecimiento del terrorismo. Al menos a mí (obviamente solo puedo y pretendo hablar por mí), lo que esta persona ha escrito no me humilla en absoluto. Me apena —y quizá inquieta un poco que se quiera dedicar a la docencia—, pero no tiene en absoluto la capacidad de humillarme. Y creo que, efectivamente, hay un enaltecimiento, pero, como he dicho, del mal gusto y de la falta de sensibilidad. Confío por el bien de todos en que esta petición no prospere, y que aprendamos de una vez a tolerarnos los unos a los otros motivados por el respeto, y no por el miedo".