A propósito del coronavirus: los que ganan, los que pierden y las lecciones aprendidas
COVID-19 Ilustración provista por el US Center for Disease Control and Prevention ©CDC

A propósito del coronavirus: los que ganan, los que pierden y las lecciones aprendidas

Por Diana Chacon y Joyce Murithi

¿Cuál es el impacto económico del virus?

En medio del creciente número de casos confirmados de coronavirus (COVID-19) dentro y fuera de China (101 países al momento de este artículo), la evaluación de riesgo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la enfermedad a nivel mundial como 'Muy Alta' en su 48º Informe de Situación.

Desde el cierre temporal de escuelas, fábricas y la cancelación de eventos en todo el mundo; el virus ha afectado varias esferas de la vida, más allá de la salud de miles de personas y el enfoque de la salud pública de las naciones. Varias industrias continúan siendo afectadas por los riesgos reales o no del COVID-19. Con la reducción de los viajes como resultado de las restricciones de las autoridades o las cuarentenas autoimpuestas, el consumo ha disminuido significativamente. El impacto se ha extendido al turismo, entretenimiento y otros servicios, los mismos que reportan números negativos a corto y largo plazo, representando un perjuicio profundo en el crecimiento de sus ingresos.

 ¿Deberíamos esperar una segunda crisis financiera del 2008?

 China representa un elemento crucial para la economía de la mayoría de los países. Actualmente posicionado como el segundo socio comercial de la Unión Europea (UE), justo detrás de los Estados Unidos, la UE también es el mayor socio comercial de China. Por lo tanto, cuando se trata de la economía global, el impacto de COVID-19 ya se ha hecho presente. Analistas financieros han pronosticado que el impacto del virus podría ser tan severo como el registrado en la crisis financiera de 2008. Por ejemplo, la reciente caída del S&P 500 ha sido la peor desde 2008. Aunque los G7 se han comprometido a trabajar juntos para contrarrestar los efectos del virus, es inevitable que algunas compañías puedan registrar cero ganancias en 2020. Una prueba de liquidez llevada a cabo recientemente por el Banco Central de China, mostró que 17 de 30 bancos locales no cumplirían con el requisito mínimo de capital (capital adequacy ratio por su nombre en inglés) si el crecimiento se desacelerara a 4.15 por ciento.

 El coronavirus también ha probado la resiliencia del sector bancario chino como lo destacó el ex presidente del Banco de China, Lihui Li, en una entrevista reciente donde aborda la importancia de la rentabilidad de la moneda digital. Esto resultó incuestionable cuando el gobierno puso en cuarentena algunas notas de papel antiguas y distribuyó 600 mil millones de yuanes (USD $85.9 mil millones) en dinero nuevo en Huobei, para evitar la propagación del virus.

A pesar de los esfuerzos de China para controlar la propagación de la infección y los intentos de restaurar lo más rápido posible las operaciones de fábricas y negocios actualmente cerrados, la preocupación por el impacto económico global del virus COVID-19 se mantiene.

¿Amenaza para algunos, oportunidades para otros?

Sin desconocer los riesgos intrínsecos e incluso las intenciones subyacentes, el brote de coronavirus ha dado lugar a la creación de oportunidades comerciales y no sorprendentemente, a innovación en variadas industrias. Se espera que la industria farmacéutica se beneficie especialmente para aquellas compañías dedicadas al desarrollo de vacunas y medicamentos como Johnson & Johnson y Novavax.

 También se ha percibido un fortalecimiento de las alianzas público-privadas. El gobierno chino lanzó recientemente en la ciudad de Hangzhou, con la ayuda de Ant Financial (una compañía hermana del gigante del comercio electrónico Alibaba), una aplicación que dicta cuándo una persona puede salir libremente, o aislarse durante una semana o un mes. También ha surgido una diversificación acelerada en productos ya existentes por parte de empresas emprendedoras a través de la innovación y la adopción de tecnología.

 Se han observado nuevos modelos de negocio en los sectores de salud, oficinas remotas y educación, entre otros. DingTalk de AliBaba y WeChat Work de Tencent han aprovechado la práctica del teletrabajo agregando herramientas para organizar clases en línea para estudiantes y empleados. A pesar de las fallas y esporádicas caídas del sistema como resultado del aumento repentino del uso de estas tecnologías, las empresas proveedoras se han beneficiado de la alta demanda ocasionada por la enfermedad.

¿Cómo pueden los proveedores de servicios financieros mantener la salud financiera en su entorno inmediato a pesar de las consecuencias del COVID-19?

 • Cuando el dinero en efectivo se percibe como un potencial transmisor del COVID-19, los proveedores de servicios financieros podrían aprovechar esta oportunidad para fortalecer y mantener una experiencia de usuario superior en los canales bancarios digitales y alternativos, a la espera de un uso más elevado de los canales electrónicos.

 • Los proveedores de servicios financieros podrían aumentar las medidas de seguridad de datos, especialmente en ubicaciones/ciudades donde se han efectuado cuarentenas, a fin de mitigar los riesgos de protección de datos que pueden resultar del uso cada vez mayor del comercio electrónico con fines de consumo, comerciales e incluso de entretenimiento.

• Los proveedores de servicios financieros también podrían desarrollar perfiles de riesgo para los clientes y revisar productos financieros para eliminar los riesgos de los segmentos de clientes que operan negocios cuyas cadenas de suministro se encuentran en áreas afectadas como turismo, automotriz, manufactura y/o tienen un compromiso significativo con proveedores de China, a fin de mitigar el aumento de préstamos no productivos (non-performing-loans o NPL por sus siglas en inglés).

 • Para proteger las economías locales de la inestabilidad financiera o incluso la recesión, los bancos centrales podrían aumentar el monitoreo y la supervisión de las instituciones reguladas con el fin de identificar posibles problemas de liquidez en el sector financiero como resultado del COVID-19. Adicionalmente, el uso de política monetaria adecuada para mitigar las posibles consecuencias económicas debe ser efectivamente aplicada.

Mirando hacia el futuro

Si bien la tasa de infección y mortalidad del COVID-19 es una fracción de virus similares, la escasez de mascarillas, desinfectantes para manos e incluso suministros de alimentos en diferentes partes del mundo, es un testimonio de la vulnerabilidad que como humanos sentimos frente al problema. Por otro lado, una de las noticias que ha sido un soplo de aire fresco entre todo el caos, es el impacto positivo que la crisis ha representado para el medio ambiente ya que según los informes, China ha reducido sus emisiones de efecto invernadero en un 25 por ciento. Lo preocupante es que en menos de tres meses una crisis de salud redujo las emisiones más rápido que años de negociaciones climáticas entre los gobiernos. E incluso más preocupante es el hecho de que China aun no se ha comprometido formalmente en reducir sus emisiones en el corto plazo.

La llamada de alerta que hemos recibido del COVID-19 es que la obsesión mundial de impulsar el consumo para expandir el PIB, ya no es un indicador sostenible de crecimiento que permite el equilibrio natural de nuestro sistema planetario. Como explica Kate Raworth, el desafío de hoy es satisfacer las necesidades de todos dentro de las necesidades de nuestro planeta, asegurando que se cumplan todos los derechos humanos básicos (alimentación, educación, trabajo, expresión, etc.), sin ejercer una presión extrema sobre el soporte vital del Sistema Terrestre del cual depende nuestra existencia. 

El coronavirus nos ha recordado la interconexión entre el consumo, los ciclos bio-geofísicos globales (por ejemplo el CO2), la salud y la seguridad, y a la vez la dificultad que representa armonizarlos. Además, ha resaltado la responsabilidad colectiva que tenemos por el agotamiento ambiental causado por las cadenas de suministro que hemos creado para "satisfacer nuestras necesidades" (es decir, las fábricas de China que abastecen a los consumidores en Occidente).

Y finalmente, si bien es ingenuo creer que las acciones individuales generarán una diferencia considerable manteniendo los límites planetarios, la acción colectiva sí lo hará. Más allá de lo que los gobiernos hacen o no (en sus negociaciones climáticas en gran medida infructuosas) es crucial que todos asumamos nuestra responsabilidad. Ser conscientes de la repercusión de nuestras acciones en el planeta, difundir el mensaje en nuestras comunidades y dar el ejemplo para que otros la reproduzcan, es un punto de partida. Solo entonces, podríamos eventualmente evolucionar hacia una sociedad consciente y restablecer los niveles ambientales saludables de nuestro planeta.

Ana Marcela Paredes Encalada

Profesora-Investigadora🔹Observadora electoral🔹Especialista en Mecanismos de Democracia Directa🔹Integridad Pública y Gobierno Abierto🔹Resolución de conflictos🔹Organizaciones Políticas🔹Host & Speaker

4 años

Excelente análisis Dianita!!! 

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Diana E. Chacón

Otros usuarios han visto

Ver temas