Propósitos de un nuevo año
Así como la mayoría de los seres humanos hacemos un balance en diciembre, en donde pensamos cómo nos fue ese año. Qué cosas nos sucedieron, que logramos, en qué fallamos y distintas vicisitudes vividas en esos 12 meses. También muchos de nosotros usamos enero para planificar nuestro año, para marcarnos metas, para diseñar nuevos propósitos.
Debo reconocer que hay años que esa planificación es más vaga, no lleva tanta rigurosidad o no contiene la búsqueda de cambios significativos. Con lo cual es más una intensificación del rumbo del año anterior, con algunos ajustes y no mucho más. Pero hay otros que en su diseño ya esbozan un vértigo importante y en su ejecución prevén la demanda de mucha energía.
Pero bueno el punto es tener nuevos propósitos, no? Sí, objetivos a alcanzar o sea un rumbo o camino a desandar durante el año. Bueno eso es lo que pienso al sentarme a tramar ello pero, es la vida así? una historia que podemos escribir y elucubrar sentados en un escritorio? A mis 37 y por varias experiencias propias puedo afirmar que no, que está llena de sorpresas y que nos propone cosas nuevas todos los días. Que de un día para el otro todo puede estar pata para arriba o completamente en sentido contrario, sin nosotros haber hecho nada.
Pero, entonces qué hago pensando todos los eneros de mi vida, en que quiero lograr o hacia donde quiero ir ese año, si es algo que no puedo controlar. Luego de cientos de horas de introspección he llegado a la conclusión de que no estoy marcando mis objetivos o mis propósitos, sino que es casi una declaración de principios.
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Sí, porque es una enumeración de cosas que quisiera que sucedan y que inevitablemente se convertirá en un listado de acciones a realizar, de cosas por hacer o poner en marcha. Las cuales obviamente no sé si me llevarán hacia donde yo estimé, pero sin dudas me hacen sentir que tomo el toro por las astas.
Me ponen en un lugar de protagonista, de impulsor de los sucesos y ese es el fundamental principio de mi vida. Ser el generador de todo lo que me sucede, por erres o aciertos, pero nunca por inacción.
Por lo tanto, los propósitos de cada enero son simplemente una excusa para poner sobre la mesa mis intenciones, mis valores y mis sueños. Luego, como un plan de comunicación, tendrá que ser ajustado las veces que sea necesario, ya que la vida te va poniendo a prueba cada día, con cosas lindas y cosas feas, ese es su encanto. Pero que me encuentre viviéndola, peleando, trabajando y haciendo lo que deba haber por aquello que creo que le da sentido a mi vida.