Psicoanálisis, Política y Poder.
La enfermedad del Poder
Reflexionar sobre lo que sucede a una persona cuando accede o posee cierto grado de poder no es nada nuevo. Aristóteles señalaba desde hace siglos como los poderosos se transformaban, generalmente para mal, a la sombra del poder adquirido. En la época reciente los ejemplos sobran, muchos personajes se han vuelto tristemente célebres al pasar de un comportamiento aparentemente “normal” a uno de excesos, depravación y soberbia, cuando logran obtener poder económico y/o político. ¿Qué sucede con estos personajes?,¿Es el poder el que los transformó?, o solamente sirvió el poder para despertar lo “patológico” que siempre estuvo ahí. En mi opinión son ambas cosas, el poder pervierte, pero también el poder actúa como una especie de amplificador de los rasgos, características y patologías que ya se cargaban.
Si una persona durante su infancia o desarrollo padeció de privaciones, violencia, frustración, soledad y abandono, y nunca acudió a una atención terapéutica y psicológica, seguramente fue capaz de reprimir y/o ocultar muy bien sus aflicciones, pues logró ser funcional e incluso exitoso en lo social, sin embargo, todos estos padecimientos están ahí y ante cualquier situación extraordinaria, decepción o herida narcisista seguramente re surgirán y lo harán con mucho más fuerza por el tiempo en que fueron reprimidas y ocultas. Además, si la persona en cuestión se encuentra en una posición de poder, se convencerá así mismo que ya no tiene por que ocultar nada de lo que siente, pues aún y con eso logró el poder que buscaba, y por tanto el poder se convertirá en un amplificador de las patologías que ya venía arrastrando.
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En el mismo sentido, el poder en muchas personas provoca un sentimiento de superioridad y grandeza, de estar por encima de otras personas, grupos, e incluso de reglas o leyes. Cientos de ejemplos conocemos desde la antigüedad hasta hoy de gobernantes pregoneros de “la ley soy yo”, “yo soy las instituciones”. De esta forma, el sentimiento de omnipotencia crece de manera exponencial de tal forma que la persona pierde la noción de los límites terrenales y extra terrenales, es decir, siente que nunca podrá ser castigado si comete una falta pues se considera por encima de las instituciones y puede que llegue a sentir también que ninguna regla moral, o culpa, puede aplicarle, como lo hemos visto con varios profetas o predicadores que amparados en su supuesta “divinidad” han cometido las peores tropelías.
Frente a esto, la primera defensa es la auto moderación, que se vuelve prácticamente imposible con estas personalidades, y también los contrapesos los limiten y los castiguen. Por que vivimos en una sociedad y su cultura, entendida como las reglas del juego que nos permiten vivir en comunidad, parte del echo de que nadie puede estar por encima de las partes, nadie puede estar encima de las leyes y las instituciones que creamos precisamente para eso, poder vivir en sociedad.
Fundador de Grupo HM | CEO de Fractal | CEO de HM Desarrolladores | CEO EV Netcomm
1 mesMe parece muy interesante conocer ese análisis.
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1 mes¡Muy útil!