¿Qué es ser un buen fotógrafo?

Ser fotógrafo siempre ha sido un oficio muy satisfactorio, por lo menos en mi país es oficio puesto que no existe licenciatura en el área, uno va y hace unos cuantos cursos, que todo lo demás lo hace buscarse un trabajo como asistente de lo que sea para un fotógrafo, el ingenio y el empeño, revisar trabajos de famosos, ver buen cine, leer buena literatura y además estudiar una profesión que de seguro tampoco ejercerás pero que te cambiará las herramientas intelectuales para abordar el trabajo autoral y profesional. Al menos ese ha sido mi proceso, primero me hice fotógrafo y luego estudié una carrera universitaria, con tan mal tino económico que me dio por estudiar Lengua y Literatura, de paso ganarme un premio que me otorgaba una beca del 100% para una maestría que escogí en literatura latinoamericana, si ya mi trabajo había mutado con el pregrado, el posgrado lo potenció , pro ya en otras áreas más ligadas al intelecto que a la maestría fotográfica, ya en eso hay 30 años de oficio a cuestas, en cambio en todo lo demás estoy en pañales.

Dicho lo anterior, hay una pregunta que me hacen constantemente, ¿qué considero yo un buen fotógrafo?, es una interrogante que necesita una profunda reflexión, los buenos fotógrafos son especialistas en algo, de hecho, el problema realmente está es en que es muy fácil censurar a un mal fotógrafo y como los hay a montones tampoco es complicado hacer una suerte de estudio comparativo para definir por cuales razones alguien es mal fotógrafo, sin embargo, hasta en esa inmensa multitud de malos fotógrafos , en la mayoría de los casos, esos que son solo “instantáneas” del día a día, en realidad son maravillosos para un grupo reducido de personas para quienes esa muy mala fotografía es en realidad el maravilloso recuerdo de un día de sus vidas, más que suficiente excusa para permitirse la libertad de supeditar la historia por sobre la estética, sin embargo el reducido número de receptores de ese mensaje, tal cual hablantes de un dialecto familiar representan una anomalía en la forma de análisis, las mayorías hacen la norma, en el caso de la crítica que es quien decide por medio de todo un entramado filosófico-técnico deciden los parámetros de una buena fotografía, asunto que tampoco es grave dada la baja densidad de quienes pueden sentirse identificados con esa mala imagen.

Ahora bien, solo hablemos de los profesionales, quienes nos ganamos la vida cámara al ristre y por el solo hecho de cobrar ya debes ser más que suficiente como para demostrar tu profesionalismo entre todos los clientes, que en la mayoría de los casos quieren verse bonitos, simpáticos y felices, si logras eso sin desenfoques pues ya puedes ganarte la vida con ello. El universo fotográfico es una selva feroz, cuya peligrosidad avanza tanto más popular sea el servicio, en verdad puedes cobrar fortunas por una noche de trabajo, un poco más si te dedicabas al trabajo publicitario, el de modas hacía buen dinero con tres clientes a la semana y así, solo por segmentación del mercado cada quien se gana la vida con más o menos éxito económico según las posibilidades, en el caso del fotógrafo de bodas no importa cuántos buenos equipos tengas o que tanta sea tu maestría, si no tienes un local comercial donde el cliente te pueda visitar jamás ganarás la cantidad que cobra algún espécimen (en estos tiempos son raros) de fotógrafo especialista en bodas con local comercial y la suficiente seguridad de que unos novios van a invertir una gran suma y tienen adonde ir a reclamar si el asunto no sale como se espera, igual que en casi todos los nichos.

En todo caso si pones a un fotógrafo de modas a trabajar en una boda lo más factible es que el trabajo salga distorsionado pues la mirada del oficio de un fotógrafo acostumbrado al proceso de la moda se puede sentir desconcertado frente a una boda, he visto bodas espectacularmente iluminadas, con casi todos los requisitos para ser unas fotos exquisitas pero en todas las fotos desde los invitados hasta los novios tienen los pies cortados en el encuadre, un crimen que debería ser penado con cárcel por ese error de curso básico nivel 1, un excelente fotógrafo de modas que quiso hacer una boda sin tener muy claras las formas de un trabajo de esa naturaleza.

Aunque parezca lógico he conocido fotógrafos que por ganarse la vida jamás se niegan a hacer un trabajo, por tanto, van por la vida dejando clientes insatisfechos, mientras que los muy pocos que coinciden con su área de especialización los aplauden, un contrasentido profesional que no lleva a ninguna parte, las malas noticias prevalecen siempre. En este siglo XXI puedes ganarte la vida hasta con el celular, eso significa que tampoco hay que ser un mago experto en los malabares de la luz para ganarse el pan, el problema está en que esa misma sencillez de manejo de las herramientas de última generación que van desde un teléfono celular hasta una cámara mirrorless, hacen aparentar que ser fotógrafo es fácil y que con el equipo adecuado cualquier encargo se hace.

Un buen fotógrafo es aquel que conoce al dedillo su oficio y cumpliendo todas las normas universales de la estética logra hacer un trabajo perfecto según el área a la que se dedique, ser todero es el peor error de cualquier fotógrafo por muy profesional que sea. Personalmente soy un muy buen fotógrafo documentalista, la ciudad, la gente me llama mucho la atención y en función a mi curiosidad encauzo mi trabajo, debo confesar que es escaso el mercado pero si eres bueno puedes colarte en casi cualquier parte, pero como fotógrafo de eventos y bodas sin ser un desastre soy apenas funcional a menos que haga el trabajo como algo documental en cuyo caso salen bellezas de trabajos pero la verdad esos son los menos, sufro de una cierta fobia social y estar entre muchos desconocidos no es algo que particularmente me agrade, por lo tanto un día decidí que eso no era lo mío y decidí nunca más buscar clientes en esa área.

Un mal profesional de la fotografía es aquel con el conocimiento para ser apenas suficiente en el oficio y por situaciones forzadas se ven obligados a hacer todo tipo de encargos solo para ganarse la vida, eso es ser un mal fotógrafo, aunque hay excepciones en estos tiempos es desaconsejable, para todos hay clientes, el asunto es como encontrarlos. Otro ejemplo claro lo vemos en los concursos de fotografía, aunque debo admitir que los jurados son un fenómeno que se debe discutir en otro artículo, se de muchos fotógrafos con técnicas maravillosas que no han ganado ni un premio municipal, es el caso más grave, luego de los primeros seis rechazos debería sentarse un día y pensar donde está la falla en su trabajo, hablar con otros amigos, incordiar a los críticos hasta averiguar dónde está la falla, solo que su ego no se lo permite, prefiere quejarse, llorar, insultar y hasta darse el lujo de pretenderse rebelde cuando en realidad no es más que un creador de imágenes maravillosamente bien resueltas a nivel técnico pero sin alma ni historia, los ojos son las ventanas del alma y la cámara debe ser el reflejo de lo que su alma percibe, ese duende que pervive en poesis de una imagen y que es el reflejo directo del alma, una fotografía sin alma es una foto carnet de lo que sea retrates.

Cualquier nicho fotográfico que se tome, será, en lo sucesivo su forma de subsistencia, eso va desde quien hace fotos para catálogos en línea hasta los documentalistas, el buen fotógrafo es aquel que conociendo tan bien su nicho puede dar seguimiento a lo que sea se fotografía conociendo de antemano los resultados que el cliente les exige, que cumple con todos los parámetros del oficio y del nicho para poder dar un poco más de lo que el cliente espera, eso es todo el secreto, si invierten en equipo especializado tanto mejor, el equipo no define al fotógrafo pero le otorga más herramientas con las cuales lograr su objetivo, eso va desde pasarse al analógico hasta comprar una Hasselblad modelo 2024.

Prof. José Ramón Briceño Diwan

julio del 2024