¿Qué nos dicen los bosques?
Desde muy pequeño me ha fascinado la naturaleza, los lagos, los ríos y los inmensos bosques que visito todos los años desde niño al sur de nuestro país. Desde entonces he visto cómo han ido cambiando los paisajes. Cada vez hay más caminos, más casas, más comunidades, más vida. Al menos eso pensaba. Pero la verdad es otra. Hay menos vida que hace 30 años atrás, donde en los rincones de los bosques nativos se podían hallar huellas de pumas, se podía escuchar el sonido de las aves y se podía disfrutar la pureza del agua que alimenta la vida. Eso ya no es tan fácil de hallar y lamentablemente es una tendencia mundial. Según datos de Greenpeace, el 80% de los bosques del planeta han sido deforestados o irreparablemente dañados, bosques que son hogares de millones de especies, pero que estamos exterminando. El consumo descontrolado de la modernidad, está acabando con los recursos de la vida. Los bosques nativos son reemplazados por árboles económicamente más rentables, por espacios para la industria ganadera o por espacio para vivienda.
Pero hay maneras de revertir el daño que hemos causado. Un interesante estudio de la dra Suzzane Simard, silviculturista y profesora de la Universidad de Columbia, demuestra que los árboles son capaces de comunicarse entre ellos. A través de sus raíces crean una extensa red con la cual pueden beneficiarse. Simard se dio cuenta, además, de que existen “árboles madre” que son los que reparten nutrientes para las especies más indefensas o en crecimiento. Este descubrimiento podría ser de gran ayuda para regular la deforestación y volverla más sustentable, ya que se puede identificar a los árboles que cumplen el rol de matriarcas y dejarlos vivos para que puedan seguir nutriendo el bosque y permitan la recuperación del suelo.
Las perturbaciones masivas que hacemos a los bosques afecta los ciclos hidrológicos, degradan la vida salvaje del hábitat y emiten gases invernadero a la atmósfera. Mientras el clima sigue cambiando, nosotros creamos la tormenta perfecta para eventos extremos como los mega incendios forestales de los que hemos sido testigos o la propagación de enfermedades que pueden ser mortales. Debemos cuidar nuestros bosques y es tan simple como realizar ciertas actividades. Primero, tenemos que visitarlos e involucrarnos con su entorno de manera responsable y entender lo que estamos sacrificando por más “progreso”. Segundo, debemos salvar los árboles maduros, son el banco de genes que necesitaremos en el futuro para reparar el daño que hemos causado. Y tercero, debemos darle a la madre naturaleza lo que le hemos quitado, sus herramientas de regeneración, a través de la diversidad de especies.
Los bosques nos quieren decir algo y si les ponemos atención, nos daremos cuenta que nos están pidiendo ayuda.