¿Qué quiere México?
La concentración en el Zócalo fue una expresión de la pluralidad y la diversidad de la sociedad mexicana.

¿Qué quiere México?

Si hacemos caso de lo que dicen las encuestas electorales publicadas hasta ahora, la mayoría de los mexicanos estamos conformes con la situación que vivimos. De acuerdo a las encuestas, de manera simplista interpretamos que la mayoría de los mexicanos quieren que Claudia Sheinbaum gane la elección presidencial. Y en los estados en los que habrá elección, las encuestas nos dicen que la mayoría quiere que Morena siga gobernando en la Ciudad de México, Chiapas, Puebla, Tabasco y Veracruz; y que comience o siga gobernando también en Morelos, donde hasta hoy dice gobernar el futbolista Cuauhtémoc Blanco, que fue elegido por los morelenses bajo las siglas del desaparecido Partido Encuentro Social. Que el PAN siga gobernando en Guanajuato y Yucatán, y que Movimiento Ciudadano continúe su gobierno en Jalisco.

Las elecciones suelen clasificarse como “de cambio” o “de continuidad”, según la calificación que da la sociedad a su actual gobierno. Con un presidente que cuenta con el 65% de aprobación y unas encuestas muy favorables hacia su partido, todo parece indicar que esta es una clara elección de continuidad. Sin embargo, hay algunas señales de que esta lectura no es tan acertada, y quiero referirme a una en especial: el pasado domingo 18 de febrero, más de un millón de personas en toda la República salieron a manifestar su descontento con lo que pasa en nuestro país. En la Ciudad de México se realizó una concentración que llenó el Zócalo, fue convocada por la organización Sociedad Civil México, bajo el lema "Marcha por la Democracia”. La asistencia a la concentración fue motivo de controversia, pues mientras los organizadores afirmaron que hubo alrededor de 700 mil personas, las autoridades de la Ciudad de México estimaron una concurrencia de 90 mil.

La concentración se desarrolló de manera pacífica y sin incidentes, y contó con la participación de líderes de partidos políticos, organizaciones civiles, académicos, artistas y ciudadanos. Ana Lucía Medina fue la encargada de leer el pliego petitorio de los asistentes a la marcha. Según la activista, los ahí reunidos exigen Voto Libre, es decir, una elección en la que los ciudadanos puedan tomar su decisión y ejercer su voto sin coacción de ningún tipo por parte del gobierno, autoridad o agente externo. Una idea difícil de contradecir, todo ciudadano en democracia debe defender ese derecho. Dentro de las peticiones, está que el presidente no se meta en la elección, que ni los gobernadores ni ningún funcionario desvíen recursos públicos hacia ninguna campaña, que no se usen ni se condicionen los programas sociales para beneficiar a ningún candidato, que el INE y el Tribunal Electoral puedan hacer su trabajo con autonomía e independencia; que no entre dinero del narcotráfico a financiar campañas políticas; que los medios cubran parejo a todos los candidatos, que los medios públicos no se usen de manera tendenciosa para favorecer a una candidata y atacar a la otra, a la Suprema Corte y a los organismos autónomos; que no se difundan encuestas falsas y se promueva el voto informado; que los mexicanos acudamos en masa a votar el próximo 2 de junio; que todos seamos conscientes y nos informemos sobre la importancia de los votos por diputados y senadores, así como de autoridades locales. Todas ideas justas y democráticas.

El único orador de la marcha fue Lorenzo Córdova, académico y expresidente del INE. En su discurso, Córdova aseguró que es muy importante defender la democracia y las libertades y derechos frente a los intentos del gobierno federal de intervenir en el proceso electoral y de desmantelar las instituciones que nos protegen frente a los abusos del poder. Señaló que la democracia en México es el resultado de muchas luchas ciudadanas que costaron esfuerzo, dedicación y en algunas ocasiones hasta sangre, y que por eso toca a la sociedad defenderlas. El discurso también destacó que son tres los logros democráticos que están en riesgo: el voto libre, la división de poderes y el respeto a la Constitución. Hizo un llamado a la ciudadanía a participar como funcionarios electorales, a salir a votar masivamente, y a presionar a los partidos políticos para que no negocien a espaldas de la ciudadanía ni amenacen nuestra democracia.

La concentración en el Zócalo fue una expresión de la pluralidad y la diversidad de la sociedad mexicana, que busca defender sus derechos políticos y su participación en la vida pública. También evidenció el descontento que existe en una parte de la población, que percibe al gobierno federal como autoritario, intervencionista y antidemocrático.

Esta movilización, a unos días del inicio de las campañas, manda un mensaje a la clase política, y principalmente a la mayoría gobernante, de que la elección no está decidida, como muchos podríamos pensar. De que esta elección sí puede transformarse en un referéndum con el que la ciudadanía respalde la continuidad o exija un cambio. Es importante que la sociedad siga manifestándose y participe de forma activa en la campaña, a pesar del hartazgo que pueda significar escuchar lo mismo de los políticos de siempre.

Es campaña también para los ciudadanos, para expresar sus demandas, intereses y preferencias, que pueden y deben complementar y mejorar el proceso representativo tradicional, al generar mayor legitimidad, rendición de cuentas y control social sobre las autoridades. Sin embargo, la participación social no es suficiente para garantizar una democracia plena y efectiva, si no se acompaña de una transformación de las condiciones socioeconómicas que generan desigualdad, exclusión y pobreza, y que limitan las capacidades y oportunidades de los ciudadanos para involucrarse en los asuntos públicos. Esta transformación requiere nuestra participación directa, como funcionarios de casilla y observadores electorales, nuestra defensa constante de los derechos, libertades y de las instituciones, alzando la voz ante cada candidato que toque nuestra puerta o pretenda lanzarnos un discurso. Esta transformación nos exige que salgamos a votar masivamente, de manera informada y reflexionada, y nos adueñemos ciudadanamente de la jornada electoral.

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