Que la mirada de los otros no condicione nuestra exposición.

Tema difícil. No someterse a la mirada de los otros. Genera incomodidad y puede llegar a condicionarnos. Hay personas que suelen ir recortando su mensaje de acuerdo a la actitud de escucha del receptor.

Ejemplo. Estamos exponiendo en público y entre este vemos personas que parecen hiper-atentas, con la mirada fija en nosotros, pero tal vez ellas estén pensando en otra cosa. Por el contrario, vemos una cara con el mentón apoyado en la mano, con gesto de aburrimiento y sin embargo, como no la conocemos, no sabemos que ese es el tipo de expresión que siempre lleva. Puede haber otro que sonría socarronamente y tal vez no se esté mofando de lo que decimos, sino que quizá esté en otro lado, acordándose de algo particular, que esté distraído.

Y si realmente hay entre el público gestos que denoten coincidencia o no con lo que estamos diciendo, cuál sería el problema...o debemos conformar a todo el mundo?

No tenemos que dejarnos condicionar por las miradas o las expresiones corporales de nuestros interlocutores cuando estas son variadas. Si percibiéramos una coincidencia notoria en la actitud de la mayoría del público, eso podría estar indicándonos que debemos ajustar el ritmo o el contenido de nuestra exposición.

Yo elegiría basarme en los comentarios finales, para recalibrar puntos flojos en la próxima y no por percepciones momentáneas que pueden distraernos y hacernos perder el rumbo trazado.

Preparemos bien nuestro tema, utilicemos las herramientas expresivas que fuimos incorporando y no nos obliguemos a agradar 100 % a todos, ese será nuestro objetivo de máxima, pero es de cumplimiento incierto.