Que tan difícil es no dejarse llevar por alguien mas dominante
Qué difícil puede llegar a ser gestionar las presiones y las imposiciones de alguien que sepa utilizar muy bien su fuerza para convencer.
En teoría dicen que nunca nos dejamos convencer, que siempre somos nosotros mismos los que encontramos argumentos a favor de ceder ante la propuesta del otro. Por eso en ventas se recomienda ayudar al cliente a encontrar sus propios argumentos para tomar la decisión final. Tienen que ser argumentos y motivos válidos para esa persona para tomar esa decisión de compra.
Volvamos al tema. Hoy acabo de recibir un fuerte aviso en el ámbito personal de cuan difícil puede llegar a ser lidiar con comportamientos dominantes de otras personas. La otra persona, llamémosle Teddy, quiere algo. Cuando Teddy pide algo lo hace con buena intención. La misma intención que tu y yo cuando queremos algo de alguien. Solo que Teddy domina el arte de la persuasión mas dura. Sabe pillar al otro en el momento preciso y se lo presenta de manera que en ese instante se le haga difícil encontrar cualquier argumento relevante contrario. Es probable que utilice la fuerza de la presión del momento. Esto pilla de imprevisto y sin defensas por que no se tiene un recurso verbal listo en esas circunstancias.
El caso que cuento es particularmente difícil para los individuos con una personalidad anticonflictiva. Ellos tienden a decir que sí a cosas sin pensarlas. Teniendo este hábito las personas dominantes le tienen en su bolsillo. Al menos por el momento, sólo por unos instantes, hasta que se haya dado cuenta que realmente no quería aceptar la propuesta.
Quien sea de personalidad mas sumisa probablemente ni siquiera haya pedido nada a cambio. Esto descompensa la relación y provoca el descubrimiento de lo que es la ira pasiva, que va brotando de manera desproporcional cuando menos conviene y con intensidad muy exagerada porque surge a partir de la emoción del resentimiento.
Ante esta dificultad de decir que no ante las presiones, se nos invita a aprender a negociar mejor.
Ante esta dificultad de decir que no ante las presiones, no importa si vienen empaquetados en forma de regalo o de amenaza, se nos invita siempre a aprender a negociar mejor. Con algo más de conocimiento y práctica podemos salir de ese comportamiento esclavo que viene a ser un impulso que nos dirige la acción, ¡y ni siquiera se siente que se tuvo opción a actuar de otra manera!