¡Que todos ganemos!
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¡Que todos ganemos!

Hace un par de días, tuve una profunda conversación con mi sobrino de 6 años, se inició porque observé cómo se enojaba ante algunas situaciones, como por ejemplo, no ser el primero al que la profesora nombraba para responder preguntas, leer o generar alguna interacción con el resto del curso. Esto le producía un cierto nivel de frustración y enojo. Atiné a conversar con él y decirle que habían otros niños que también querían responder y que la profesora debía tomarse el tiempo de poder abordarlos a todos, que tenía que tener paciencia, que no era el único y así como también hay otros niñ@s en el curso, hay quienes aprenden diferente, por lo que puede que tengan una velocidad distinta para entender, y la profesora (dentro de lo que puede) intenta poder prestarle atención a todos. Me escuchó en silencio, para luego contarme una anécdota. Esta era que a él le gustaba ser el primero en la fila y que se enojaba cuando no podía estar en ese lugar, por lo cuál le pregunté ¿para qué quieres ser el primero?, su respuesta fue encogerse de hombros, luego le pregunté ¿Qué ganas siendo el primero en la fila?, me respondió "Nada, pero los otros niños me quitan el lugar", esto me hizo pensar que esta era una conducta por repetición donde se les ha acostumbrado (o se nos ha a acostumbrado desde que nacemos prácticamente) a competir por algo, aunque no tenga mayor ganancia.

Por la tarde fuimos a la plaza y mi sobrino se puso a jugar con otro niño en un resbalín doble, el nuevo amiguito gritaba "Yo primero" y mi sobrino con todo el impulso de ganar una competencia inexistente, logró escucharme cuando le dije "esto no es una competencia, están jugando para divertirse". Mi sobrino muy atentamente le repitió al nuevo amiguito lo que yo le había dicho, y el nuevo amiguito cambió el "yo primero" por "los dos ganamos" (algo es algo, supongo pusieron atención).

Mientras los niños de forma inconsciente compiten por ser los primeros sin tener noción del para qué, siendo adultos ¿somos conscientes de que si competimos es por éxito, reconocimiento o aprobación del resto hacia nuestras capacidades? (ya sean laborales, profesionales, cognitivas, deportivas, etc). Entonces me cuestiono, ¿Qué tan importante es el éxito para nosotros? y ¿por qué nos acostumbramos tanto a competir?.

Vemos en redes sociales cómo es que quienes tienen más likes o generan un contenido más deslumbrante, son quienes reciben tanto mayor reconocimiento social, como económico. Esto es con lo que muchos niñ@s y adolescentes están creciendo. Una sociedad donde es más importante el cómo te ve e identifica el resto, que te valora más por tu aspecto físico o cuántas cosas tienes, por sobre quien realmente eres. Siento que como sociedad, hemos sido "condicionados" bajo un comportamiento que te lleva inevitablemente a competir, a ser el mejor, a destacarte por sobre otros, generando que se pierda el sentido de colaboración, empatía, respeto y generosidad.

La visión de muchas organizaciones se relaciona con la colaboración, ¿pero estamos realmente conscientes de qué se trata, o solo estamos esperando la oportunidad de poder ser los mejores a toda costa sin importar lo que le pase a la persona de al lado, manteniendo un círculo vicioso donde buscamos alcanzar la cúspide constantemente perdiendo el propósito del para qué lo queremos?. No digo que sigamos el camino de Siddhartha y dejemos el ego de lado para alcanzar la iluminación (no sé si en la actualidad y bajo el sistema que vivimos podríamos lograrlo), pero sí que tengamos la suficiente madurez de entender que somos parte de un ecosistema, que no estamos solos, que compartir nuestros conocimientos no nos limita o nos hace menos, sino que nos hace crecer y nos hace ser más generosos, el apoyo tanto al crecimiento de nuestros equipos e incluso personas fuera de nuestra organización, nos hace adquirir nuevas experiencias que nos aportan y potencian también nuestro aprendizaje y le entrega un valor mucho mayor a nuestras vidas laborales y personales, ampliándolo a un circulo virtuoso de reciprocidad.

Si queremos crear sociedades más equitativas e inclusivas, debemos trabajar en disminuir la competencia, enseñarles a los niñ@s que deben jugar juntos y divertirse juntos, a que no necesitan ser los primeros para pasarlo bien. Enseñarles que deben ser capaces de ayudar a otros y aprender en conjunto, de la mano, apoyándose cuando lo necesiten. Solo así lograremos que el mundo sea un poco mejor. Y en cuanto a los adultos, es más difícil poder cambiar los paradigmas, pero deberíamos seguir el mismo espíritu de movernos en sincronía para que "TOD@S GANEMOS"

(Esta es una reflexión personal que quise compartir y siento que es importante nos preguntemos ¿para qué? cuando tengamos ese impulso de querer lograr "algo" y podamos aterrizarlo o meditarlo)

Carla Marín Galleguillos

Coach Organizacional | Magister en Psicología

3 años

Javi, no había tenido la oportunidad de leerlo y tienes infinita razón! Me encantó las reflexiones y sobretodo la invitación a vivir de manera más colectiva! Desde la construcciones sociales en las que estamos inmers@s es fundamental realizar este tipo de cuestionamientos (y sobre todo con los más pequeñ@s) Un abrazo gigante!

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