¿Quo vadis? – ¿Estado o destino?
¡La decisión más trascendental que tomas en la vida es decidir hacia dónde ir: defínelo y transformarás tu vida y tu mundo!

¿Quo vadis? – ¿Estado o destino?

“¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino.” Ludwig van Beethoven.

 

¿Quo vadis?

 En esta ocasión tomo prestada una sagrada pregunta, pero no en relación con la religión, al Domine, sino al ser humano.

 "Conocer a los demás es sabiduría; conocerse a sí mismo es iluminación." – Lao Tse Tung

 

 ¿Quo vadis homine?

 

¿Adónde vas?

No, no pretendo resumir el concepto del “mito del eterno retorno” descrito por Mircea Eliade, ni tampoco los hechos, o antecedentes históricos de esta pregunta cuando Pedro huía de Roma para salvar su vida entorno al año 63 DC, y mucho menos el libro de Henryk Sienkiewicz, o la película de 1951 basada en su obra.

 

Quo Vadis? Sigue siendo una pregunta de extrema actualidad ya que hace referencia al ¿dónde estamos, de dónde venimos y hacia dónde vamos?

Tanto en hechos, como deseos y necesidades, esta simple pregunta nos puede dar respuesta a tantos problemas y mostrarnos un camino, o soluciones para superar obstáculos, conseguir objetivos, o tan solo aceptar la situación en la que estamos y resignificar nuestro pasado.

Contestarse a sí mismo la pregunta ¿quo vadis? engloba respuestas en tres tiempos, tres estados y tres ejes diferentes: pasado, presente y futuro, deseado, actual y necesario, temporalidad, direccionalidad e intencionalidad.

 

La pregunta nos sirve de referencia para posicionarnos y tomar consciencia de nuestra propia situación vital, pasada, presente y futura, incluyendo nuestros logros, deseos y necesidades.

 

Para mí, esta pregunta representa tanto un mapa, como una brújula y un destino para orientarme en mi día a día. A corto, medio y largo plazo, al igual que en retrospectiva.

 

Siguiendo con mi opinión y experiencia personal, hace 40 años, tras haber finalizado mi bachillerato en Alemania y después de disfrutar de un año “sabático”, trabajando en fábricas, viajando en moto por Europa y disfrutando de la “dolce vita”, me encontré completamente desorientado y desubicado.

 

¡No sabía adónde ir, ni cuando hacerlo!

 

Así que me pregunté:

 

¿Quo vadis, Ber?

 

¿Qué quieres hacer y quien quieres ser?

 

"Conócete a ti mismo y conoce al enemigo, y en cien batallas nunca estarás en peligro." – Sun Tzu

 

Tras un profundo análisis situacional y existencial, respondiendo a si quería dar la vuelta al mundo trabajando como marinero de cubierta en barcos noruegos, dedicar dos años como voluntario para ONGs en África e India, o trabajar como Stewart en cruceros de lujo, aún no estaba preparado ni mucho menos decidido en estudiar una carrera universitaria, me di cuenta de que era “ahora”, o “nunca”, y decidí compaginar mis ganas de viajar, mi espíritu aventurero y mi vocación de servir a la sociedad, alistándome en el servicio militar.

Inquieto como era en aquella época, lo sigo siendo, sin duda alguna, aunque mucho más sereno que antes, recorrí diversas oficinas de reclutamiento, entre ellas la de la Legión Francesa y todas las ramas de las fuerzas armadas de USA y Alemania.

A pesar de haber recibido la oferta de ingresar en Annapolis y West Point (US Navy y US Army) para emprender la carrera de “oficial”, lo rechacé, ya que quería “servir” y aprender a “obedecer”, antes de poder “liderar”.

 

¿Cómo iba yo a liderar a otros si ni siquiera era capaz de liderar mi propia vida?

 

Y no, haber sido “capitán” de un equipo de balonmano en la liga juvenil de Alemania no me convertía en un líder.

Así que decidí alistarme como “soldado raso”, tropa y busqué lo más duro que podía encontrar.

 

Empecé mi “periplo” con la Legión Francesa, ya que me llamaba desde pequeño, aunque tras la entrevista inicial lo descarté porque habría significado perder mi nacionalidad y adoptar la francesa.

En la US Navy me ofrecieron alistarme con un buen bonus de reclutamiento de casi 20.000 dólares con la opción de acceder a BUD/S, la escuela de los Navy SEALS tras una primera instrucción.

Por parte del US Army, la tentación era aún mayor, la recompensa eran 25.000 dólares, entrenamiento básico, escuela de infantería, Ranger School y posterior Special Forces Training para incorporarme en los Green Berets, con opción de traslado a Delta Force.

Sin embargo, la peor oferta fue por parte de los US Marines. Tan sólo 10.000 dólares de prima inicial, entrenamiento básico, escuela de infantería y la opción de realizar las pruebas de acceso para las Fuerzas Especiales de Reconocimiento Anfibio. Ninguna garantía de acceder a la formación, entrenamiento o unidad.

Y si, eso despertó no solo mi curiosidad, sino también me desafió a nivel interno, así que opté por iniciar el proceso de “convertirme” en un “Leatherneck”, the few, the proud, the Marines.

Firmé mi compromiso por 6 años en las ofocinas de reclutamiento en Frankfurt, Alemania y embarqué hacia Nueva York para finalizar lo tramite.

 

En “receiving”, el oficial al mando me indicó que debería elegir entre aceptar el bonus y renunciar a infantería y opción de acceso a las pruebas de “Recon”, ya que, si aceptaba el dinero, me asignarían ellos a Inteligencia Militar o a la Guardia Presidencial.

En fin, para no marearte más, decidí renunciar al bonus y a la seguridad, abrazando la incertidumbre y el riesgo para poder seguir adelante con mi propósito, visión y misión…

 

¿Adónde iba y dónde me había metido?

Cuando me enfrenté a la “cruda realidad” durante mi servicio en los US Marines, específicamente como miembro y luego líder de un equipo de Fuerzas Especiales de Reconocimiento Anfibio, la pregunta "¿Quo vadis?" adquirió un significado completamente nuevo.

En medio de misiones críticas, donde cada decisión podría significar la diferencia entre la vida y la muerte, comprendí que esta no es solo una interrogante filosófica, sino una guía esencial para la acción.

Este periodo de mi vida, en el que serví durante seis años, me enseñó mucho más sobre la importancia de la claridad en los objetivos, la precisión de las decisiones y la valentía de las acciones, que los casi 40 años posteriores. Cada operación era un reflejo de la preparación, no solo física sino también mental y emocional, que cada uno de nosotros llevaba al campo.

“¿Adónde voy?" no era solo una cuestión de destino geográfico, sino de propósito personal y colectivo.

 

Esta experiencia en el servicio militar, donde el liderazgo y la responsabilidad eran fundamentales, me mostró que las respuestas a "¿Quo vadis?" definen no solo la dirección que tomamos, sino también la forma en que nos conducimos y enfrentamos los desafíos.

 

"La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos." – Marco Aurelio

Después de enfrentarme a desafíos extremos, comprendí que la pregunta "¿Quo vadis?" no se limita a contextos de vida o muerte, sino que se extiende a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Este cuestionamiento ha guiado no solo mis decisiones más críticas, sino que también se ha convertido en un principio rector en mi día a día, ayudándome a evaluar constantemente mi posición actual, mis deseos y mis obligaciones.

 

Esta pregunta no es solo una reflexión; es una herramienta poderosa para la autoevaluación continua.


¿Estamos realmente donde queremos estar?

¿Están nuestras acciones alineadas con nuestros valores más profundos?


Estas interrogantes no son exclusivas de aquellos que han servido en situaciones de alto riesgo, sino que resuenan con cualquiera que busque dirección y propósito en su vida.

Así como en el campo de batalla se requiere claridad y convicción, en la vida cotidiana necesitamos una brújula interna que nos guíe a través de decisiones complicadas y desafíos. "¿Quo vadis?" es esa brújula.

 

A continuación, veremos cómo esta sencilla pregunta puede ayudarnos a definir no solo dónde estamos, sino también dónde queremos estar y cómo podemos llegar allí.

 

¿Quo Vadis?

La pregunta y sus respectivas respuestas sirven para orientar, decidir y evaluar nuestras acciones, el rumbo de nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestras propias aspiraciones. Nos puede servir, dejando a un lado por el momento el pasado, para definir nuestro punto de partida actual relacionando tres estados:

 

 ¿Dónde estoy?

¿Estoy donde quiero estar?

 ¿Estoy dónde tengo que estar?

 

En las respuestas a estas preguntas encontraremos todos aquellos “me gustaría”, “desearía”, “querría”, etc., al igual que si somos sinceros con nosotros mismos todos aquellos “tendría”, “debería”, “podría”, etc. y la ecuación más importante:

¿Quiero, debo, puedo… Libertad y responsabilidad?

 Esta simple pregunta cuestiona nuestras propias libertades, necesidades y responsabilidades en cuanto a nuestros valores, pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.

 

¿Quo Vadis?

Dos pequeñas palabras que en parte me describen, y a la vez me definen, como ser humano, de dónde vengo, dónde estoy y hacia dónde voy.

 

Todos sabemos de “dónde” y “cuándo” venimos, al menos en su mayoría.

 Algunos de nosotros sabemos “dónde” y “cuándo” estamos en la vida, en su minoría, y aún menos realmente comprenden hacia “dónde” y “cuándo” se dirigen.

 

¿Son estas preguntas tan difíciles de hacer?

 ¡NO!

 ¿Las respuestas a estas preguntas nos darían más claridad sobre nosotros mismos y nuestras vidas?

  ¡SÍ!

 

“Quien tiene un porqué para vivir puede enfrentar casi cualquier cómo.” – Friedrich Nietzsche

 

La respuesta a la pregunta “¿Quo Vadis?” es un proceso maravilloso y que dura toda la vida. Para empezar, nunca es demasiado tarde. En muchas ocasiones no somo capaces de conocernos por falta de claridad, consciencia, atención, disciplina, perseverancia, entrenamiento, evaluación y comunicación adecuada. Todos siendo factores dentro de nuestra propia responsabilidad y campo de acción.

 

¿Listo para decidir “adónde ir”?

A través del conocimiento, el estudio, el pensamiento crítico, la reflexión, el abandono de la parcialización del conocimiento, el reduccionismo enfermizo, y tantas otras medidas más al alcance de casi cualquier persona hoy en día.

Solo hacen falta consciencia, atención, entrenamiento, evaluación y comunicación adecuada. Todos siendo factores dentro de nuestra propia responsabilidad y campo de acción.

Tus resultados son consecuencia directa de tus acciones y estas, a su vez, tienen su origen en tus decisiones, las cuales están no solo condicionadas, si no determinadas por tu perspectiva que no es más que el reflejo de aquello que eres consciente.

 

Para profundizar en este tema y explorar cómo puedes aplicar estos principios en tu vida, te invito a pinchar e ir directo al grano.

 

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También te animo a estar pendiente del siguiente artículo, “Sociedad en la Sombra”

 

"Responder a '¿Quo vadis?' es descubrir nuestros deseos y responsabilidades. Somos la suma de nuestras acciones y decisiones, tanto conscientes como inconscientes." – Bernhard Schieber

 

¡La decisión más trascendental que tomas en la vida es decidir hacia dónde ir: defínelo y transformarás tu vida y tu mundo!

 

Un fuerte abrazo, feliz sábado y nos vemos “dentro”.

 

Semper vigilio, fortis, paratus et fidelis,

 

Bernhard

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*** Será un placer y un honor acompañarte a liberar y desplegar todo tu potencial para que puedas experimentar una mayor claridad, confianza, propósito, sentido, éxito y alegría en tu camino hacia el máximo rendimiento y tu futuro deseado, bien sea en mis encuentros grupales semanales de lunes a viernes, o en mis programas individuales, a medida, 1 a 1 y “face to face”.

 

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Enrique Peña

Autónomo en Amarrevirtual

8 meses

He leído con interés, Bernhard, tu trayectoria vital, teniendo como bandera de salida ¿Que vadis ? en cada tramo de carrera. Pregunta, que por otra parte, todo el mundo se habrá hecho en determinadas épocas de su vida, para tomar e iniciar diferentes trayectorias con mayor o menor fortuna y todas sujetas a múltiples condicionantes y obstáculos. La tuya es rica en vivencias, pero la "pongo en valor" por ponerla al servicio de los demás con el fin de ayudar con las experiencias y conocimientos adquiridos y siempre con un toque de humildad y delicadeza apreciables. Por estos motivos, mi admiración y reconocimiento. Un fuerte abrazo

Javier Sánchez Guerrero

Esperando, lo mejor siempre está por llegar. Ser positivo me ayuda a vivir y ayudar al prójimo.Dependiente venta hidrocarburos.

8 meses

No sé exactamente donde voy, sé dónde quiero ir y como quiero estar y en ello van todas las ganas y energías. Un fuerte abrazo de vuelta para ti, estimado Bernhard Schieber

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