¡RÍE O MUERE!

El estrés mata. Cada día estoy más convencido. Hay un nivel de estrés, que yo llamaría el del "nivel de alerta" que te permite ser ágil tanto en tu quehacer diario como en tareas exigentes. Este nivel de estrés es mantenible por poco tiempo ya que exige de una demanda somática que ninguna persona es capaz de soportar prolongadamente. Creo que todos hemos experimentado esa sensación de que podemos con todo cuando estamos en períodos de gran demanda de nuestra energía, tales como períodos de exámenes, presentación de un proyecto, venta de una idea para que sea apoyada por un inversor, etc. y luego...¡zas! bajón; caemos enfermos o no hay quien nos levante en una semana.

Cuando visitas empresas o das cursos de formación, inmediatamente puedes percibir quienes son esas personas que están "estresadas" o mejor dichos enfermas. ¿Pero qué se puede hacer para combatir esta circunstancia? Sé que decir e insistirles que deberían cuidarse en como predicar en el desierto o como decirle a un fumador empedernido que se está matando. "Sí, lo sé. Pero conozco a un hombre que fumando vivió 99 años", te contestarán.

Yo sólo he encontrado una método que realmente consigue unos efectos inmediatos. La sonrisa. O la risa en su versión más prosaica. Los españoles somos unos maestros en ser capaces de de relativizar las cosas que nos acaecen en la vida por nuestro disparatado sentido del humor. Es nuestra válvulas de escape. Creo que la suerte que mejor manejamos es la del doble sentido frente a las del juego de palabras, equívocos o retruécanos.

Sigmund Freud, en su libro "El chiste y su relación con lo inconsciente" explicaba como éste es capaz de generar un placer de los procesos psíquicos. El chiste nos permite el expresar esa reprensión que tenemos interna y que por convenio social no podemos dejar salir. Consecuentemente el oyente se identifica esa coerción interna o externa (social) y empatiza provocando un efecto contagioso y de cadena liberando y provocando un gran placer.

Como decía Dale Carnegie en su afamado libro "Como ganar amigos e influir en las personas" , los chinos que eran hombres sabios tenían un refrán, "el hombre cuya cara no sonríe no debe abrir una tienda"

Del mismo libro os dejo esta reflexión de acerca del valor de la sonrisa, recordando que además da salud: "NO cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes las dan.  Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no puede enriquecer por sus beneficios....Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes y el mejor antídoto contra las preocupaciones...Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien lo le queda ninguna que dar"